9 Secretos [terminada]

Una triste historia de amor: parte 2

–No, tranquilo. La paciente se encuentra delicada, pero estable. El doctor me envió a avisarle que  si bien aun se encuentra bajo los efectos de la anestesia, puede pasar a verla un momento.– soltó un suspiro cargado de alivio y sonrió.

–Gracias, verdaderamente necesito verla.–

–Muy bien, venga conmigo.– Luego de ponerse la vestimenta apropiada, ingresa al lugar. Ella esta tendida sobre la cama conectada a varios monitores, inerte y pálida. Se acerca a paso tranquilo, se sienta a su lado y las palabras comienzan a fluir desde lo más profundo de su alma.

–Sabes Ali, nunca pensé que se pudiera amar a alguien con tanta intensidad, hasta que la conocí. No imaginas cuantas veces desee no haberte amado tanto, porque fue esto que siento por ti lo nos destruyo a ambos.– Acaricia sus largo cabello oscuro con delicadeza. –Estar contigo era como vivir en una tormenta a punto de estallar desde antes del primer beso...–

Las lagrimas caen pesadamente por sus mejillas de Alai, lo mira con bronca, con odio y al mismo tiempo con dolor. 

–¡Espera!–  Ordena mientras la sujeta con fuerza del brazo, impidiéndole que huya. Necesita terminar con este juego de una vez, los esta lastimando a ambos.

Suéltame... Alexander.– Es la primera vez que la ve llorar, y cada lágrima que derrama se siente como una puñalada enterrándoseen lo mas profundo de su corazón. –¿Por qué te tenías que meter con ella? ¿Que querías probar? ¿Que puedes tener a la chica que quieras? Lo conseguiste, te metiste con mí amiga, probaste tu punto. La lealtad no existe. Ella era la primera en criticarte, en decir que cambiabas de mujer como de remera, que para vos todas eran desechables, pero también fue la primera en meterse en tu cama apenas tuvo oportunidad.–

No la metí a mi cama... bueno, casi...– Sonríe de lado, aumentando la cólera en Ali.

Eres un idiota...– Se suelta de su agarre bruscamente, pero el la empuja acorralandola contra la pared.

–Yo soy un idiota, pero tu eres una niña histérica. Si quieres estar conmigo, te la juegas y que te valga mierda lo que dicen de mí. ¿Tienes miedo a que te lastime? ¡Yo también tengo miedo! nunca antes había sentido lo que siento por ti. No puedo sacarte de mí cabeza. No se como lo conseguiste, pero te metiste bajo mí piel y ni siquiera he conseguido besarte.– Confiesa frustrado logrando que las lagrimas cesen y la incertidumbre se apodere de la chica. –Deja de fingir que no pasa nada y no me vengas con que son ideas mías... si fuera así no estarías llorando, no te dolería que bese a Mila. Se sincera una vez contigo y conmigo, y dime lo que sientes. Si no quieres intentarlo,  termina con este juego y solo apártate de mí camino. Déjame volver con ella, déjame sacarte de mí al menos por un rato, porque me estas enloqueciendo.–

Besame...– Murmura Alai dejandolo aturdido.

¿Que?–

Besame y terminemos con toda esta mierda...– Dice con la voz entrecortada. –No quiero jugar más. ¿No me ibas a besar cuando te lo pidiera? Lo estoy haciendo, besame y manda todos mis miedos al demonio. Has que me olvidé hasta de mí nombre y tal vez lo intente.– Alexander la toma por la cintura, y apegandola a su cuerpo, devora sus labios como si no existiera un mañana. El mundo parece dejar de girar, pierden noción del tiempo y del espacio. Solo ellos dos, dejándose llevar por el deseo. La sujeta con mas fuerza, casi causándole dolor, como si temiera que fuera a desvanecerse en sus brazos, como si temiera despertar y que aquello sea solo una mala pasada de su cabeza. Alai tenía el control de su voluntad, se había apoderado completamente de su cordura, se había convertido en una terrible obsesión, en su mundo entero. Ahora que había probado sus labios, lejos de saciar su sed, necesita más. Cuando se separa de ella, la chica respira pesadamente, sus mejillas están sonrojadas. Alex apoya su cabeza sobre su frente, y para cuando sus ojos se abren, la mirada gris del chico la atraviesa.

¿Y ahora que? ¿Fue suficiente para que te quedes conmigo?– pregunta intentando recuperar la compostura. Ella solo sonríe en respuesta y vuelve a besarle con vehemencia, robandole el aliento con un beso que es todo menos romántico, en el que le mostraba con el cuerpo que jamás la dejaría ir.

–Te prometí que estaría contigo siempre, y creo que fue la única promesa que no rompí, porque vos me dejaste primero... Sin embargo, por mas que pusiste distancia entre nosotros, siempre estuviste aquí...– Lleva su mano a su corazón. –Junto con todas las aventuras que vivimos juntos...–

¡Más rápido Ali! ¡Se nos hace tarde!–Sofía la arrastra del brazo mientras corren frenéticamente a la entrada del colegio. 

No puedo respirar Sofia.–

¡Respiras cuando lleguemos! ¡No tengo más faltas y mís padres van a matarme si me quedo libre!– Se les hizo terriblemente tarde, y la directora (Que es básicamente Tronchatoro con pelo rubio platinado) no tiene contemplación con nadie. Son las últimas en llegar, y eso solo significa una cosa, problemas asegurados.

¡Muñeca!– Su inconfundible voz masculina de Alex atrae su atención.

–Espera.– le ordena a Sofía y se detiene en seco.

No... ¡No podemos! ¡La bruja va a matarnos! No se tu, pero yo no tengo ganas de perder mi teléfono y estar encerrada en mi habitación por dos semanas.– Suelta un suspiro cargado de frustración. –Si quieres irte con él, ve... pero en esta no te sigo.–

Esta bien...– Dice Ali, mientras comienza a caminar casi hipnotizada en dirección a su chico malo, que se encuentra apoyado en su deportivo negro.

Alai, tenemos exámenes... Vas a meterte en lios...– dice Sofía en un último intento de convencerla, mientras mira en todas direcciones nerviosamente.

Me quedo con él.– La chica niega con la cabeza y se aleja no sin antes dedicarle una mirada cagada de odio a Alex. Lejos de tener calma, el chico la sujeta por la cintura y la besa con vehemencia, arrancándole varios suspiros.




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