–¿Que es lo que quieres con mí novia?– Pregunta Romano sin rodeos. Alexander me mira desafiante y sonríe altivo, pero no dice nada, lo que solo aumenta el enojo en su primo. –¡Contéstame! ¿Que esta pasando entre Alai y tu?–
–¿De verdad quieres saberlo?– Roma asiente, y Alex solo deja salir la verdad muy a su forma, directa y arrolladora. –Amo a tu novia como nunca imaginé que se podía amar a alguien...–
–¿Y lo dices de esa forma?–
–¿Como se supone que lo diga? ¿Que mas quieres escuchar? La quiero a mí lado en cada aventura, hasta que mí corazón dejé de latir... Quiero que se duerma cada noche entre mis brazos, despertar y que sea lo primero que vea cada mañana. Quiero besarla hasta que me sangren los labios, mientras la llevo al paraíso conmigo tantas veces como sea posible, porque se que jamás me cansaría de ella.–
–¡Basta Alex! No necesito escuchar más. Tu nivel de cinismo es impresionante...– Se rasca la cabeza en evidente señal de frustración.
–No es cinismo, creo que jamás fui más sincera que ahora. Estoy enamorado de Alai desde la primera vez que la ví.– Termina por confesar para sorpresa de Romano. –Y se qué pasaron muchas cosas entre nosotros, pero eso no quita que eres prácticamente un hermano para mí, y aun te tengo el suficiente respeto como para decirte la verdad cara a cara.–
–Sos un bastardo. No queres a Ali. ¡No queres a nadie! Esto es solo otra de tus estúpidas competencias. Pero esta vez perdiste antes de que la partida comience. Alai es mía, me ama tanto como yo a ella, y jamás se metería contigo.– Alex pierde su semblante apático y soberbio tan característico, y su mirada se vuelve oscura mientras los recuerdos lo arrastran hacia el pasado que nunca pudo enterrar del todo.
–No era precisamente yo quien apostaba a las mujeres. ¿Tan rápido te olvidaste de lo que paso con Sora? Porque yo no me olvidé primo.–
–Cierra la maldita boca.– Dice Romano entre dientes.
–Sora estaba conmigo, y sabías que iba enserio con ella. Pero a vos no te importo, apostaste a que era igual que todas. Utilizaste todas las palabras bonitas de tu repertorio, todos los trucos existentes, incluso le dijiste que era yo quien estaba jugando con ella, y lograste meterla en tu cama.– Los ojos de Roma se vuelven tristes, llenos de culpa, pero Alex no se detiene. Lo lastima y se lastima a si mismo revolvieron el pasado, pero no le importa porque sabe que a su primo le duele más. –¿Recuerdas como viniste orgullo por tu estúpida cerveza sin que te importe nada ni nadie? Nos destruiste a los tres, pero ganaste tu jodida apuesta Ivanov. No sé como tienes el descaro de venir a decirme lo que puedo o no puedo hacer, y encima te atreves a llamarme cínico.–
–¡Cambie Alex! Lo que paso con Sora me hizo ver las cosas de otra manera, ¡me impulso a ser mejor! Estoy realmente arrepentido de todo lo que hice, pero Alai no tiene nada que ver con esto y no voy a dejarte hacerle daño. No vas a utilizarla para vengarte de mí.–
–No te creo. Nosotros no cambiamos Romano ¿Como dice tu madre? venimos jodidos desde la cuna.– Dice sin quitarle su penetrante mirada gris de encima. –Pero no te preocupes, ya lo superé hace mucho hermano. Esto no es una venganza, ¡de verdad amo a esa chica! Además, jamás fuimos parecidos en ese sentido... Yo siempre fui de frente con mis intenciones, no juego con las personas ni finjo ser alguien que no soy.–
–¡Dime de una maldita vez que esta pasando entre ustedes!– Romano lo sujeta por la campera de forma amenazante, sin embargo, ante aquel exabrupto Alex solo sonríe sabiendo que ya ganó. Logró herirlo, hacerlo dudar de todo, crear la primera grieta a partir de la cual va a destruir ese vínculo que nunca debió existir.
– Eso no te lo voy a responder yo. Pero preguntaselo a ella, a ver que te dice...– y de un brusco movimiento lo aparta.
–¡No quiero volver a verte cerca de ella!– Murmura amenazante. –Si te atreves siquiera a mirarla, voy a olvidar que eres la única familia que me queda Alex. ¡NO VUELVAS A APARECER EN ESTE LUGAR!–
–No me das ordenes Ivanov. Voy a venir a verla cuantas veces quiera... Es mas... va a ser ella quien va a pedir por mí.–
Sofía aparece al corredor con una botella de agua en la mano y al ver a los chicos al borde de los golpes nuevamente, corre en dirección a ellos y los separa.
–¡Pueden calmarse de una vez! Dejen de comportarse como animales en celo, estamos en un hospital.– Ambos continúan mirándose de forma desafiante. –¿Que es lo que están buscando? ¿Quieren que nos saquen a todos?–
–Tranquila, no seas exagerada.– Dice Alex. –Mi primo y yo estábamos teniendo un intercambio de opiniones solamente, recordando viejos tiempos...–
–No me tomes por estúpida Alexander. Te acaban de curar por segunda vez, ¿que es lo que quieres? ¿quedarte internado en este lugar?–
–No sería mala idea... Podría estar cerca de Ali.– Suelta como un pensamiento en voz alta, que la chica no se toma para nada bien.
–Definitivamente eres idiota...– Dice exasperada
–Y tu una enana histérica y mal humorada.– La mano de la chica esta por estrellarse contra el rostro de Alex, cuando Romano la detiene.
–Vamos a preguntar si saben algo de Ali.– Ella lo mira molesta, pero suelta un suspiro y asiente.
–Alai esta bien, dentro de lo que se puede para alguien que tuvo un accidente por supuesto...– Interrumpe Alex. –Acabo de estar con ella. Incluso hablamos un poco, pero seguía bajo los efectos de la anestesia.–
–¿Que? No se le permiten visitas.– Dice Sofía sorprendida.
–Cuando de verdad te interesa alguien, mueves cielo y tierra para estar a su lado, no te conformas con un "no"como respuesta.– Romano lo mira cargado de ira, y aprieta los puños con fuerza lleno de impotencia.
–¡Para de una vez Alexander! ¿No crees que hiciste demasiado por un día? Alai y Emiliano casi mueren por tu culpa, termine mi relación con Marco, ¿que carajos es lo que quieres?– Logra articular con la voz rota, vencida por las emociones, cansada de pelear.