Romano Ivanov:
Mí cabeza es un jodido torbellino, solo quiero dejar de pensar en ella y en lo que me dijo por un minuto. Me ha llamado por teléfono tantas veces que me obligo a apagarlo.
-Esto es una jodida mierda- Vociferó molesto golpeando el volante del auto con tanta fuerza que mis manos se ponen rojas en un inútil intento de descargar un poco de toda esta frustración que siento. No puedo enojarme con ella por su mentira, yo nunca fui completamente sincero con ella... Lo que me pone en este estado es saber que solo me llama para que no le cobre a Alex todas las que me debe, todo lo que le hizo. Se que por ella soy capaz de hacer cualquier cosa, perdonarlo todo, pero jamás podría compartir su corazón con otro. La amo tanto que solo hace unos minutos que no estoy con ella y ya me estoy muriendo por dentro, pero al mismo tiempo no puedo conformarme con tenerla a medias.
Cuando llego a casa me encuentro con las luces prendidas y un delicioso olor a comida emana desde la puerta. Olvide completamente que le había ofrecido a Lucía pasar la noche aquí después de que confeso que en realidad no había sido asaltada, sino golpeada por su ex novio. En la mañana, voy a acompañarla a cambiar las cerraduras de su casa para que vuelva a vivir allí sin correr ningún tipo de peligros. No vi ningún problema en eso porque el departamento tiene una habitación extra que siempre esta lista, además, planeaba pasar la noche con Ali, pero no contemplaba que todo se iría al demonio.
Cuando abro la puerta, Lucía suelta un grito cargado de sorpresa y miedo.
-Tranquila Lucía, solo soy yo...- Veo que su cuerpo tiembla ligeramente, pero se obliga a sí misma a fingir que todo está bien. Definitivamente, esta chica ha pasado por demasiadas cosas, se nota que más allá de sus heridas físicas, tiene lastimada el alma.
-Lo... Lo lamento... yo... No te esperaba, dijiste que no volverías hasta mañana...- Logra decir con la voz rota y luego suelta un suspiro cargado de alivio. -Soy una tonta...-
-No te disculpes. Tal vez tendría que haberte avisado que volvía.-
-Como me vas a avisar, ¡es tu casa!- Sonríe con calidez, pero la expresión en su rostro cambia cuando me mira de arriba a abajo. Es tan obvio que todo conmigo esta para la mierda, que aunque apenas y nos conocemos puede leerme como a un libro. -¿Puedo preguntarte que paso? No te ves muy bien...-
-discutí con mí novia, solo eso.- Respondo cortante sin querer entrar en detalles.
-¿Fue por mí culpa? Te dije que esto no era buena idea... puede que sea muy buena y comprensiva, pero a ninguna mujer le agrada que su novio tenga a otra en chica en su casa... mucho menos cuando es una completa extraña.- Dice con evidente tristeza. -Es mejor que me marche ahora, que vuelva a mí casa. No creo que mí ex aparezca, seguramente esta ahogándose en alcohol en algún bar en este momento.-
-tranquila, no es necesario, esto no tiene nada que ver contigo. Fue Alai quien lo arruino todo.- termino por confesar.
-Parece que la pelea entre ustedes fue grabe...-
-Bastante...- murmuro abatido. -Pero no quiero hablar de eso...-
-¿Comiste algo? ¿quieres acompañarme?- Dice con una sonrisa dibujada en los labios. -Hay suficiente para ambos.-
-No... Pero no tengo hambre, solo necesito dormir...-
-Por favor, no puedes irte a dormir sin comer nada. Acompáñame a cenar, me deprime demasiado comer sola.- Sus ojos brillantes como dos piedras preciosas suplican como quede con ella.
-Esta bien...- Termino por aceptar. -Pero dame medía hora, necesito una ducha.-
-Muy bien, es mas o menos el tiempo que falta para que este terminada la comida.-
Me meto en mi habitación, mi ropa desaparece, y paso un rato largo bajo el agua intentando sacarla de mis pensamiento. Es inútil, Alai esta bajo mi piel, en mi cabeza, en mi corazón. Nunca pensé que se pudiera meter tan adentro de mí, convertirse en el aire que necesito para respirar. Pero... ¿Como seguimos después de esto? ¿Como vuelvo a confiar? ¿Como me saco de los labios este amargo sabor a traición?
Al salir, Lucía me espera con la mesa perfectamente acomodada y la comida servida. Tomo asiento frente a ella y no puedo evitar preguntarme como hace para sonreír a pesar de todo. Su rostro esta lastimado, su cuerpo entero esta hecho girones, esta a punto de perder al único familiar que tiene y aun así, sigue manteniendo una cálida sonrisa en los labios.
-¿Ocurre algo?- Pregunta al ver que no estoy disfrutando de la comida. -¿Acaso no te gusta? Se que no tiene la mejor presentación, pero es comestible...-
-No es nada de eso...- Respondo probando lo que ha cocinado para ambos. -Esta delicioso... Solo me preguntaba como haces para mantenerte entera con todas las cosas que te pasan, ¿Como haces para seguir sonriendo a pesar de todo y no darte por vencida?- Reflexiona un momento en silencio y por un momento, temo que mi comentario la haya ofendido de alguna forma. Estoy a punto de disculparme cuando retoma la palabra.
-Supongo que es porque darse por vencida es la salida fácil, y no me gustan las salidas fáciles.- Responde con una sombra de melancolía en la voz. -La vida es demasiado corta como para centrarnos solo en las cosas malas Romano... La vida nos da y nos quita, y soy de las que prefieren centrarse en las cosas que nos da en lugar de las cosas que nos arrebata. Te doy un ejemplo, mi padre esta muriendo pero eso hizo que te conociera a ti, la persona más buena y generosa que puede haber en la faz de la tierra.-
-Vamos, no exageres...- suelto algo apenado por su comentario.
-¡no lo hago!- Exclama divertida. -dime ¿quien en este momento le abre las puertas de su casa a una completa desconocida? La gente ya no es generosa, ya no confía... Eres la primera persona que me extiende la mano sin pedir nada a cambio.- De cierta forma tiene razón, cada vez nos volvemos mas individualistas. Las personas cerraron sus ojos y decidieron dejar de mirar a su alrededor.