8. Beso

Audrey

7 de diciembre.

Lucía y yo nos mantuvimos en silencio durante 15 minutos, no está bien escuchar conversaciones ajenas pero sin nada que ver en televisión, tareas pendientes o libros nuevos para leerle a la niña, lo mejor que teníamos era la pelea entre la pareja que cada vez se hacía más frecuente y divertida.

Lu insistía en cuidar que su hermano no fuera golpeado por su novia y por eso nos sentábamos a escuchar sus peleas. Si alguna vez fuera descubierta se que no podría decir eso así que tenía que ser sumamente cuidadosa para que la sargenta no me encontrará ahí

–¡¿Y sólo viniste para decirme eso?! –grito Zach, Lucía se metió un puño de palomitas a la boca.

No me veas así, si íbamos a volver la pelea de Zachary con su ex novia una función al menos íbamos a tener que comer y que mejor que palomitas de maíz.

–¡Si!, yo si tuve los ovarios para decírtelo en la cara –le bajo un poco el tono a su voz –¡Terminamos Zach!

–¡Gracias a Dios!, ya no te soportaba –se escucho un golpe, por supuesto que no fue el hermano de Lucía pegándole a la neurótica o ella pegándole a él, fue el estruendo de algo cayendo contra el piso y rompiéndose en algunos pedazo. Se lo explique a Lucía en un susurro para que no me pidiera ir e intervenir

Uno no sabe, tal vez hasta me lanzarían algo a mi por interrumpir la pelea

–¡Eres un patán! ¡Un imbécil! ¡Te odio! –la voz de ella estaba cargada de enojo

–¡Yo te odio más! –la de el sonaba a “me da igual ya lárgate”

–¡Púdrete! –quise reírme cuando Lucía susurro “Tu también púdrete”

–¡Lárgate de mi casa ya!

–¡Imbécil! –otra cosa cayó en el piso, otro objeto roto que me tocaría tratar de reparar antes de que su madre se enterará de que la ex novia de su hijo vino a hacer un show

Lucía y yo nos levantamos de las escaleras cuando escuchamos la puerta abrirse, corrimos hasta abajo para luego subir como si acabáramos de llegar, justo cuando íbamos en la primera escalera Rebel venía bajando las escaleras con un montón de lágrimas en los ojos, nos pasó de largo, ni siquiera me hizo un comentario grosero cuando me vio.

Realmente estaba dolida en ese momento.

La puerta de la casa fue azotada, permanecimos en silencio unos minutos.

–¿Crees que Zach esté bien? –me pregunto Lucía, baje la mirada para poder verla y me encogí de hombros

–No se, pero iré a levantar lo que ella rompió y trataré de hablar con el, ¿Si?

–Y podemos preparar un flan para el si no se siente bien –asentí, le di unos golpecitos en la cabeza

–Ve a pedirle a Agatha que te ponga los ingredientes en la mesa, yo iré a ver cómo está tu hermano –le señale las escaleras, Lucía asintió y salió corriendo hacia la cocina.

Ir a la habitación de Zach no me gustaba mucho, las pocas veces que había entrado estos días siempre teníamos encuentros que pasaban más allá de los límites del hermano de la niña que cuido y la niñera.

No volvimos a tener relaciones después de hacerlo en la bodega de la cocina, relájate, solo nos frotábamos, tocábamos y solo una vez el me beso, fue un beso fugas y corto pero me puso los pelos de punta.

No me gustaba ir a su habitación no porque me sintiera acorralada u obligada a hacer algo, era más bien que me daban ganas de hacerlo sin pensar en las consecuencias que tendría después.

Entre a la habitación de Zach sin pedir permiso, el estaba sentado en su cama, ambas manos cubrían su rostro, sus codos estaban recargados sobre sus rodillas, en el piso había muchos vidrios, cuadros regados por todos lados, plumas, colores y hojas.

La habitación era un desastre igual que Zach en ese momento.

–¿Estas bien? –cerré la puerta, Zach bajo las manos, soltó un suspiro

–¿Mi hermana lo escucho todo? –asentí, Zach maldijo –No quiero darle estos recuerdos de mi –al menos ya se preocupaba por la niña

–No te preocupes por ella, nunca te ve como el malo –me recargue en la puerta, el me sonrió –Por otro lado yo creo que terminar a alguien por mensaje no está bien –me cruce de brazos, la sonrisa en su rostro se desvaneció.

–Ya no quería verla, justo por esto, hace un drama por todo –dejo ambas manos a sus costados. Tal vez Rebel si hacía drama por todo, pero aquel día a la que vi llorando fue a ella no a él.

En ese momento sentí compasión por ella y la entendí.

Le rompió el corazón y el no se dio cuenta de eso.

–De acuerdo, iré por una escoba y limpiare esto, trata de no moverte de dónde estás –le pedí, el no dijo ni una sola palabra, ni siquiera asintió.

Fui por una escoba, el recogedor y un bote para meter los vidrios, cuando llegue a la habitación Zach ya tenía la mayoría en un montoncito, lo único que hice fue levantar esos y barrer para que los vidrios más pequeños no fueran a lastimarlo.

–Gracias A –estaba de espaldas a Zach pero había un espejo frente a mí, por el supe que se estaba acercando a mi. Sentí las manos de Zach sobre mi cintura, me enderece

–De nada, debo volver abajo –me separé de el, ese día no tenía ganas de que Zach me tocará o yo tocarlo a él, solo quería pasar una tarde normal con su hermana menor como solíamos hacerlo antes de que el llegara

–¿Las puedo acompañar a lo que sea que vayan a hacer? –pregunto, voltee a verlo y ladee un poco la cabeza

–A Lu le hará feliz saber que quieres pasar tiempo con ella –sonreí –Espero sepas hacer flanes –Zach negó pero no retrocedió a su ofrecimiento para convivir con Lucía.

Por desgracia no tuve la oportunidad de estar con ellos desde que comenzaron a preparar el flan, me tocó limpiar la habitación del chico mientras ellos cocinaban, doblar la ropa de Lu, acomodar el librero y regar los dos jardines. Cuando termine ellos ya estaban limpiando la mesa, Lu miraba a Zach con una sonrisa mientras el la cargaba para bajarla de la mesa.

–Ve a lavarte las manos para que comamos –le pidió, Lu asintió, di un paso atrás, me oculte detrás de un mueble y vi a la pequeña ir corriendo al baño mientras su hermano terminaba de limpiar.