A nuestro final

Un triste amanecer

“Bien hecho señores, viviremos un día más- exclamó el obispo Roe mientras limpiaba el sudor de su frente con un trapo que luego usó para quitar la sangre de su maza. -ahora si no les importa volveré a mis aposentos”

 

“¡Señor!, la Cabo Rita ha ordenado iniciar el proceso de purificación de los cuerpos, se le requiere en las piras para realizar el ritual” le interrumpió un soldado.

 

“Maldita seas Rita- susurró Roe mientras miraba al soldado- Bien, dile a los hombres que preparen las piras fúnebres y que apilen en ellas a todos los muertos, mientras tanto estaré durmiendo en la barraca sur, enfatiza el que no se me moleste durante el proceso, si no tengo energías el ritual de purificación no será exitoso, despiertame al cuarto de campana para el zenit”

 

“Si señor”

 

Roe caminó entre los hombres hasta llegar a las barracas sur,  ahí buscó una cama de las muchas que habían y se postró ante ella.

 

“Oh señor, por favor concédenos el poder de cumplir tu voluntad y limpiar estas tierras malditas…” oró por un momento antes de acostarse.

 

El sueño fue corto y poco satisfactorio, pero la hora acordada llegó y con ella un soldado llegó para despertar a Roe.

 

“Señor, las piras fúnebres están listas y los cuerpos se encuentran apilados, estamos listos y a la espera de su presencia”  dijo el soldado respetuosamente.

 

“Ah… entiendo, entiendo, diles que voy en camino” respondió Roe mientras se ponía de pie y se dirigía a lavarse la cara con una cubeta de agua traída por el soldado.


 

Al salir de la barraca sur el sol se encontraba en su zenit, se veía a varias tropas haciendo ejercicios de entrenamiento básico, dirigidos por la Cabo Rita, mientras observaban con desespero a los que hacían la fila para recibir el almuerzo, saben bien que aun no es su turno pero la imagen de ver a otros comer incentiva fuertemente el apetito en sus estómagos. Hay varias torres de vigía hechas en madera a lo lejos, por la hora ya deberían estar haciendo cambio de guardia, un par de metros detrás de las torres se puede ver otros soldados trabajando en la muralla de piedra, con 4 metros de altura no destaca mucho en comparación con la torre que tiene enfrente, pero será robusta, muy útil para detener cualquier avance, y una vez terminada la muralla de madera que 50 metros delante será solo una defensa secundaria. 

 

<Sangre, sudor y lágrimas. es curioso cómo las grandes cosas se consiguen con estos tres líquidos> Pensó Roe mientras se dirigía a las piras fúnebres acompañado de dos soldados escolta que le siguieron apenas salió de las barracas. 

 

En el camino se encontraron con una figura conocida, un hombre notoriamente tonificado, sus músculos tensaban la túnica con la que vestía, cualquier espectador creería que es un hombre en la flor de su juventud basado solo en su cuerpo, pero su rostro reflejaba la realidad, era un anciano, con la cara arrugada cubierta por una prominente barba gris que finaliza en sus orejas pues ya no hay cabello en la parte superior de su cabeza. 

 

“Obispo Roe, que los dioses Shur y Nahr bendigan este afortunado encuentro, seguramente guiado por sus benevolentes manos, ¿puedo aprovechar esta oportunidad para iluminar nuestro conocimiento sobre los mandatos divinos en esta lucha?” mencionó alegremente el hombre.

 

“Sumo sacerdote Clark,- respondió Roe-  bendito el espacio que nos permite reunirnos e iluminar nuestras mentes con el conocimiento de los dioses, por desgracia me temo que ese espacio deberá esperar a los caprichos del dios Shur, pues ahora mismo he de ir a realizar el ritual de paso a las almas que se dirigen a las tierras del Mulcltn para recibir su juicio y posterior recompensa por la gran Nuclt”

 

“Oh, entiendo, por supuesto nunca osaria interrumpir el sagrado paso de los valientes del combate nocturno, orare por su buena fortuna en los juicios del Mulcltn” respondió el sacerdote Clark

 

“Agradezco su plegarias por tan valerosas almas, que los dioses nos permitan un reencuentro”

 

y con estas palabras ambos continuaron su camino.

 

<Que hombre tan molesto de lidiar, siempre cuestionando la palabra divina, menos mal que no buscó una excusa para continuar hablando o para intentar unirse al ritual y asi hablar después> pensó Roe mientras se alejaba del sacerdote, teniendo cada vez más cerca las piras fúnebres con los cuerpos apilados.

 

“Hey, ¿no son demasiados cuerpos?- comentó Roe al ver las piras- ¿no corremos riesgo de perder este fuerte por falta de mano?”

 

“No se preocupe, mi señor- respondió el soldado a su izquierda- en el combate de anoche solo perdimos 53 tropas, los demás cuerpos son los cuerpos enemigos subyugados”

 

“Increíble, en mi zona solo hubo un centenar de esqueletos bastante frágiles, no esperaba que fuesen tantos, y por la condición de los cuerpos veo que  también había reanimados y profanadores entre los enemigos”

 

“Tengo entendido que entre las tropas del capitán Maurice,al sur y las del el sumo sacerdote Clark en el centro tuvieron la mayor carga del asalto, teniendo que enfrentar una desventaja de 4 a uno, hay rumores que indican que la Cabo Rita y el sargento Jack lucharon juntos contra un devorador, mientras sus tropas luchaban contra múltiples reanimados” 

 

“He de admitir que los dioses nos protegieron durante la noche al otorgarnos una carga suave en comparación con los demás, supongo que esta noche habrá que hacer una celebración, dile al Capitan Maurice que necesito hablar con él”

 

“Señor... el capitán Maurice murió durante el asalto de anoche, su pira fúnebre es la primera al centro del evento “

 

“Oh… Ma-Maurice…-Por un momento el mundo entero se detuvo a los ojos de Roe, hasta que finalmente pudo recuperar su compostura unos segundos despues- entiendo, yo... procederé con el ritual, llama a las tropas para que enciendan las piras a la orden”



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En el texto hay: zombis, dioses, guerra

Editado: 11.08.2024

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