El ritual de paso a los muertos se estaba realizando con buen ritmo, o por lo menos eso pensaba el sumo sacerdote Clark, mientras que Roe se dirigía a dar la despedida a los muertos Clark debía encargarse de mantener a los vivos. Los heridos del combate nocturno no fueron pocos.
“¿Cómo están los heridos?” preguntó a un soldado voluntario en el pabellón médico.
“¡Señor!, la mayoría de ellos se encuentran en óptimas condiciones y estarán dispuestos al combate en dos semanas siempre que sigan sus órdenes de cuidado” respondió entusiasta el voluntario.
“Baja la voz, lo último que necesitan estas personas es a un escandaloso gritando sobre más lucha.- lo reprendió Clark- ¿Cómo estamos de personal? ¿afecta la mano de obra?”
“No señor, hemos reorganizado los horarios para que ahora sean de 6 campanadas en lugar ded de 4, con este cambio pudimos suplir la ausencia de personal” respondió inmediatamente.
Clark pensó por un momento, puede que el fuerte no corriera riesgo de quedarse sin personal debido a los muertos, pero sí podría verse seriamente afectado debido a los heridos, había un total de 738 personas al atardecer del día anterior, al amanecer habían muerto 53 y aun habían 182 heridos leves, 31 con heridas moderadas que dificultan la vida cotidiana a futuro y 12 con heridas graves que posiblemente nunca más puedan combatir. dejando solo 472 tropas para atender el fuerte por los próximos días
“entiendo, busca en la bodega, toma tres porciones de cebo graso, 2 de frutos de enebro, 2 de trigo y 1 de ranúnculo acuático, mezclalas bien con el mortero y luego disuelve la pasta en sopa y dale un tazón a cada uno, sabrá terrible y los tendrá en la cama quejándose por un tercio del día pero ayudará a sanar las heridas más leves”
“si señor”
“a los heridos moderados les prepararé unos ungüentos y pociones con lo que pueda para el atardecer, mientras tanto hierve un poco de mandrágora y dales de beber con vino, eso debería ayudar con los dolores que tengan. Ten sumo cuidado de las porciones,hay una nota junta a la caja que te dirá cuánto debes usar dependiendo del peso, si no la ves preguntale a alguno de los demás voluntarios dónde está, solo si no la encuentran vienes a mí y haré una nueva que espero no la pierdan de nuevo”
“Señor, ¿y a los heridos de gravedad?” preguntó el voluntario
⅔ del personal. Durante el tiempo en que el sacerdote logre tratar los heridos, en las condiciones del fuerte sería más efectivo dejar morir a quienes tienen heridas graves y priorizar a los que pueden recuperarse rápidamente para si tener el la máxima capacidad funcional lo más pronto posible pero...
“...a ellos voy a atenderlos inmediatamente, escucharás muchos gritos de dolor, ignoralos a toda costa y si algún paciente te pregunta le dices que nos quedamos sin anestésicos y lo poco que teníamos se lo estamos dando a él o ella”.
Pero el mero pensamiento de abandonar a los heridos graves estaba totalmente prohibido por la iglesia del amanecer, iglesia en la cual se instruyò Clark, como sacerdote y mensajero de los dioses Shur, Nahr y sobre todo el Dios Vültii, no podia permitirse dejar morir por las heridas a otros si él puede hacer algo al respecto.
“¿señor?”
“tu solo… procura hacer lo que te digo, y ruega a los dioses nunca tener que estar en su situación” respondió Clark
Por ese motivo el día del sacerdote clark estuvo sumamente ajetreado en la atención médica, la elaboración de cataplasmas y tónicos usando múltiples plantas y órganos animales, instruyendo a voluntarios sobre cómo aplicarlos y finalmente la parte más dolorosa de todas, la sanación de heridas graves mediante la intervención divina.
Durante este proceso se escucharon gritos intensos de dolor por todo el pabellón médico, los que sabían a qué se debía no querían hablar de ello y los que preguntaban eran informados con la mentira elaborada que ya tenían lista.