❄️IVAN❄️
Sentía como mi cara se iba poniendo roja a medida de que vi como la chica salía. Intenté atajarla para disculparme, pero fue imposible. Corrió lo más lejos de nuestro grupo.
Mierda.
—Eso, fuiste todo un galán —Asher masculló a mi lado y el bochorno no era algo a lo que yo estuviera acostumbrado. Rara vez pasaba verguenza, pero siempre había una primera vez para todo, pensé con amargura—. La chica solo estaba pasando un buen rato, pero viniste a cagarla.
—Ya basta —lancé.
—Nada, fuiste un idiota. Y deberías disculparte con ella —realmente debería hacerlo, las tres veces que nos hemos visto he sido un total idiota en su presencia. Y eso era algo a lo que no era para nada perdonable. Dios sabe que si un hombre le hablara así a mi hermana, lo despedazaría por entero.
—¿Cómo la contacto? —pregunté a Mason.
—Ni idea, cuando la vi no le pedí el número de teléfono —era obvio, el tipo era un santo y pedir su número podía ser malinterpretado por cualquiera—. Pero acabas de joderla. La chica regresó a Pensilvania y la trataste como mierda. ¿Acaso así te crió tu madre?
Me sentía cada vez peor. Mi agua con lima se sentía como ácido en mi estómago. —Es que fue demasiado raro.
—Tú eres raro y aún así te aguantamos. —contestó Zeke. Ninguno me iba a dar tregua esta noche. La había cagado y tendría que soportarlo por siempre.
—La primera vez que la vi me echó un café encima —Mason no le pasó desapercibido eso ya que fui a su casa ese día y me vio en esas fachas—. La segunda me chocó en la arena. Creanme cuando les digo que es extraño. Eso no es normal. Siempre hay alguien queriendo una foto o una cosa de mí.
—Sí, la chica no parece una loca de esas. Yo las he tratado y creeme, no lucen tan hermosa, ni tan segura como ella —Ashton no se calló tampoco y ahora solo quería quedarme sordo por las próximas horas—. Eres un idiota.
El resto de la noche fue escuchar sus burlas y yo sin poder escaparme por nada del mundo. Y ni siquiera el alcohol podía hacer uso, por lo que solo me quedé ahí soportando a mis amigos y rogando llegar a casa.
*****
Mason estaba achispado con una sonrisa en su rostro. El tipo nunca se excedía, pero podía verlo más feliz con las seis cervezas que había bebido porque tomarse una barrica no era una opción.
—¿Te quedarás?
—Solo si prometen no ponerse con cochinadas tú y Katerina. Aún no tolero que tú y mi hermana estén haciendo esas cosas.
—Al menos tú conexión de gemelos no ha llegado tan lejos.
Al recordar eso. —Doy gracias al cielo por los pequeños milagros.
Solo se rio mientras se bajaba del carro, Zeke iba detrás. Su hermana y él también pasarían la noche aquí. Porque desde que Gina pasaba tiempo con Katerina por ser una de sus entrenadoras. Todos eran una gran familia, lo que hacía feliz a Mason ya que después de la muerte de su madre él la pasó bastante mal.
Así que cada vez que podían, hacían parrilladas y comidas entre los compañeros del equipo y de patinaje. Me gustaba esta parte de mi hermana, que estaba rodeándose de personas que la apreciaban y que ya no quedaba de esa chica que solo se encerraba y mataba a entrenar sin dejar entrar gente a su vida.
Bajamos los tres de mi camioneta y Mason abrió la puerta con cuidado. Zeke si estaba tambaleándose, pero sin llegar a ser insoportable. Me era increible aún que yo hubiese cambiado, porque yo llegaba al punto de ser inaguantable cuando estaba bebido.
—Me gusta salir de fiesta con mis hermanos —dijo Zeke abrazándonos—. Los amo, chicos.
—Qué gay sonó eso —respondió Mason.
—Como somos nosotros tres —dijo Zeke—. Tú un patinador y yo el bromance del año con Ivan.
A veces no sabía cómo lo aguantaba.
Pero no podía estar más agradecido, cuando sucedió lo de Claire, fue quién más me orientó en todo. Me ayudó a saber qué hacer con el biberón, como cambiarla y basicamente ser un padre normal en menos de veinticuatro horas. No en vano era uno de sus padrinos junto con Mason y Kate.
Entramos a la casa y Katerina nos vio. Ella puso los ojos en blanco, no enojada, pero si indagando si vamos a dar algún tipo de problema.
Mason fue hacia ella y no tardó en darle un beso, uno que tuve que quitar la mirada puesto que se sentía demasiado íntimo y como que uno sobraba.
—Ajá, mucho —dije yo al punto del colapso.
—No te voy a robar a tu hombre —devolvió Katerina ruborizada—. Hola, Zeke—saludó—. Gina está en el cuarto de invitados de siempre. El sofá es tuyo si lo deseas. Ivan, Claire está noqueada en su cuarto.
—Ese sofá suena como el cielo en este punto —respondió Zeke.
Cuando todo mundo se acomodó, Katerina se acercó. —Claire se portó bien como siempre. Es un ángel, creo que nunca nosotros fuimos así.
—Éramos un desastre. No sé cómo mamá nos soportó.
Solté una carcajada. —Creo que Mason era el mediador.
—Sí, siempre muy maduro para mi gusto.
—Salvo contigo, gato negro —apareció detrás de ella y la atrajo hacia él—. Están hablando mucho. Ven a dormir.