Amarte es lo único que me importa

Capítulo # 1

Capítulo # 1

Alessia mira desde lejos a Claudio y sonrió tiernamente, hace casi tres años que está enamorada de él, sabe que es un hombre muy mayor para ella; nunca le ha importado la edad, con cuidado preparó el café favorito de él y le llevo un pedazo de pastel de fresa. 

—Buenos días, señor Bianco —dijo ella entregándole su pedido.

Claudio le sonrió tiernamente a la jovencita y mira que trae una cola alta y no su popular peinado que es una trenza de lado. 

—¿Cambio de estilo?

—Creo que sí, es que hoy me levante muy tarde —confiesa mirándolo y observando que se acerca la hija de él— creo que debo irme.

Claudio mira y ve como su hija de quince años lo abraza cariñosamente.

—Hola, mi niña —dijo, al verla como se sienta en la silla y le sonríe—. ¿Cómo te fue?

—Horrible, odio el balé —confiesa con fastidio y le hizo seña a Alessia que viniera, ella lo hizo— Aless, me podrías traer lo de siempre.

—Claro que sí —respondió con una sonrisa.

—Alessia —llego un joven de cabello rubio y hermosos ojos azules—Llegue tarde. —dice entregándole unos documentos— papá dice; que los leas y que después le des su opinión.

—Claro, dile a papá que no me esperé, tengo guardia hoy —le comunica, al quitarle las llaves del auto— dile a mamá, que me disculpe por no ir a cenar.

—Está bien, sabemos que te esfuerzas mucho —dijo dándole un beso en la mejilla y mira a padre e hija— hola pequeña.

Zia se sonrojó y ese gesto hizo reír a su padre.

—¿Eres modelo? —le preguntó él.

—No —respondió ella con timidez.

—Adolfo ve, después me regañan.

—Demasiado tarde —habló su jefa Ada— hola, Adolfo. —extendiéndole la mano y sonríe alegremente— muy poco, te vemos por aquí.

—Desde que abrir mi propia empresa de modelaje, casi no tengo tiempo y mucho trabajo —expresa con emoción— mi hermana Alessia es la única que me entiende.

—¿Y en dónde dejas a Camilo? —le pregunta divertida.

—Camilo solo vive y respira para la clínica —expresa sin ninguna emoción— en cambio, Aless es especial.

—Ya veo, tienes preferencias —dijo divertida.

Padre e hija miran la escena con mucha curiosidad.

—Adiós —dijo Adolfo despidiéndose de ellos.

—Adiós.

—¿Y hoy tienes guardia en la clínica? —preguntó Ada a Alessia, sorprendiendo a padre e hija, Alessia asintió con la cabeza— avísame, para darte una hora libre, sé que tienes que arreglarte.

—Gracias, no creo que hoy tengamos tanto movimiento —dice al mirar que hay pocos clientes.

—Sí, tú lo dices —dijo dándole una palmada en el hombro y sonrió a Zia—. ¿Y cómo está la bruja de tu madre?

Zia soltó una carcajada.

—Muy bien, dice que debo de cuidar a papá —expresa divertida y mirando cómo se aleja Alessia de ellos— aunque estoy por casarlo.

Claudio sonríe divertido.

—Ya llevo cinco divorcios a mis treinta cinco años —le recuerda a su hija mayor— así que no estés de casamentera.

—Me voy —anuncia Ada, al mirar cómo se acerca su esposo Andrew— antes de que me regañe.

Ada se fue y Zia mira a su padre.

—Andrew es mayor que Ada, ¿verdad?

—Sí, creo que le lleva diez años —respondió su padre tomando un sorbo de café.

—Sabes, si Alessia no fuera tan joven. Me gustaría que salieras con ella. —le dijo sonriendo.

Claudio casi se ahoga con el pastel, desde que la conoció le gustó mucho, pero al saber que solo tenía diecisiete años, eso lo desencantó, ahora que tiene veinte años, le sigue pareciendo una niña.

—Es demasiado joven para mí —aclara con una leve sonrisa.

—Primero fue mamá, después Anna, Beatrice, Miriam y la última es esa odiosa de Rafaela —dijo con molestia.

—Tu madre, fue un caso especial —le recuerda sonriendo con ternura y su hija lo mira con tristeza— Zia, no me importa que no seas mi hija biológica.

—Es duro no serlo —dijo abatida.

Claudio se casó con Zoe cuando solo tenía diecinueve años al quedar embarazada de su hermano Luca, el cual murió un mes antes de saber que su prometida estaba embarazada, ambos sufrieron mucho y prefirieron casarse para que la pequeña llevara el apellido Bianco, su matrimonio no funciono, solo pudieron estar cinco años de casados y se casó creyendo amar a Anna, ella solo lo quería su dinero, Beatrice, Miriam y Rafaela, demasiadas caprichosas, para seguir un matrimonio con ellas, tiene cinco años solo y esperar estar por mucho tiempo más. 

—Soy tu sobrina —dijo ella con ganas de llorar, sintió la mano de su padre acariciándole el cabello.

—Eres mi hija.

—Aquí tu pedido Zia —habló Alessia llegando, en eso recibió un mensaje y lo leyó— ese idiota —murmura con seriedad.

—Un enamorado —habló Zia sacándola de sus pensamientos.

—Sí, es un pesado —explicó alegremente— hoy le daré una lesión.

La joven arquea una ceja en símbolo de curiosidad.

—Alessia. ¿Tienes novio?

—No.

—¿Y qué gustan los hombres mayores? —le pregunta con una sonrisa en los labios.

—Me encantan —respondió y a los pocos segundos se tuvo que ir, porque un cliente le hizo seña.

Claudio la ve con asombro, no creía que esa jovencita pudiera gustarle un hombre tan mayor.

—Papá, creo que tienes una oportunidad —dijo dándole una palmadita en el hombro.

—Estás loquita —dándole un golpecito en la cabeza— come rápido, necesito irme al hotel.

—Está bien.

.

.

En el hotel Bianco.

Erika mirando a su ex nuera.

—Cómo es posible que Claudio, no tenga otro hijo.

Zoe la mira con seriedad.

—Usted, sabe perfectamente que Zia es hija de Luca —le recuerda tomándose un poco de café.

—Para el mundo, ella es su hija —afirma Erika y con pesar— ninguna de esas mujeres, logró darle un hijo a mi pequeño.

—Sí, todas ellas fueron unas interesadas, en especial Anna —dice Zoe con seriedad y continúa— ojalá que conozca a una buena mujer.




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