Amor en penumbas

Capítulo 2: Josh

—¿Josh, estás durmiendo?

Abro los ojos de repente.

—No, descansaba la vista.

Mi padre ríe.

—No tienes que mentirme a mí. ¿No dormiste bien anoche?

—Me quedé con Triana hasta tarde hablando por teléfono.

Todavía no me mudé y hablamos hasta que ella se quedó dormida. Eso no le digo a mi padre porque prometí guardar su secreto.  

—¿Cómo se encuentra? Sus padres están preocupados por ella porque dice que está bien, pero sienten que no es así. No quieren presionarla.

—Está bien. Un poco consternada porque no atraparon al tipo.

—Te preocupas mucho por ella.

—Me preocupo por la familia.

Refriego mis ojos y me pongo en pie.

—Aun así, con Triana es diferente. No es que yo me haya dado cuenta. Tu madre lo dijo.

—He sido más cercana a ella que a mis otros primos, es verdad, porque ella se quedó en Perth cuando los demás se fueron. Oriana se quedó, pero ella siempre fue bastante antisocial y no me seguía en mis tonterías como ella.

—Lo sé… ¿Estás seguro de que es buena idea que te mudes con ella?

—¿Por qué lo dices así?

—Eres bastante… especial para la convivencia y no quiero que la amistad entre ustedes se arruine cuando ella lo descubra.

Entrecierro los ojos, observándolo.

—¿Con especial te refieres a desordenado? Ya lo sé, papá. Te recuerdo que mamá sugirió que viviera en la casa de huéspedes para tener mi propio espacio y en realidad era su forma elegante de decirme que me fuera con el desorden a otra parte.

—No, ella…—enarco una ceja—. Bueno, está bien, es cierto. Sigue fingiendo que no te das cuenta. Aunque yo pensaba que era para que tuviéramos sexo libremente por la casa. Tu mamá es muy caliente…

—¡Papá! —me tapo los oídos—. No me cuentes esas cosas o tendré pesadillas. Ya suficiente con una vez verlos a través de la ventana…—bajo las manos—. No es que haya visto el acto porque cerré las cortinas, pero vi el preámbulo.

Papá ríe.

—Mis hermanos y yo vimos a tus abuelos teniendo sexo en la cocina.

—¿La abuela Sophia y el abuelo Truman?

—Sí. Ahí apenas estaban saliendo. Le daba como cajón que no cierra. Fue algo traumatizante. Drago y Aiton se lo tomaron mejor que yo. Me disculpo, no más detalles.

Suelto una carcajada sin poder imaginarme a los abuelos en esa situación. Están viejos.

—Gracias.

Cierro la maleta y me siento en la cama.

—Bueno, solo vine a ver como ibas con el programa porque hay que presentárselo al cliente en una semana.

—Estará listo. Confía en mí.

—Lo hago. Tú sabes más que yo. Yo tengo una licenciatura en informática y administración. Tú eres el ingeniero y programador de sistemas—se levanta de mi cama—. Iré a ordenar la cena. ¿Cenaras con nosotros?

Niego con la cabeza.

—No, iré con Triana. Ya llevaré mis cosas y disfrutaré de su deliciosa comida.

—Ya veo el interés en mudarte con ella en vez de hacerlo solo—ríe—. Es bueno tener un hijo inteligente—camina a la puerta y se detiene, mira sobre el hombro—. En otra vida, Triana y tú habrían hecho una buena pareja. A tu madre le hubiera encantado una nuera como ella.

Otro más. ¿Por qué salen con eso?

Hablando de mi madre, ella asoma en la habitación.

—¿Qué hacen?

—Hablando de padre a hijo—responde papá—. ¿Qué necesitas, terrón de azúcar?

Mamá rueda los ojos porque odia los apodos, pero pedirle a papá que no los use es perdida de saliva.

—Dijiste que ibas a ordenar tu oficina y sigue llena de papeles. La mucama no quiere entrar a limpiar porque tiene miedo de que se pierda algo.

—Ahora mismo lo hago, amorcito.

Mamá se arrima, me toma el rostro con las manos y deja un beso en mi frente.

—No sigas los pasos de tu padre, al menos no en ese sentido.

Se da la vuelta y sale de la habitación. Papá palmea mi espalda.

—No le hagas caso a tu madre, la menopausia la tiene así

—¿No la pasó?

Se queda pensativo.

—No… Ahora me hiciste dudar. Bueno, no importa. Voy a hacer lo que me pidió o esta noche me hará dormir en la habitación de Bonnie. Aquí estoy para cualquier cosa que necesites.

—¡Izan!

Papá rueda los ojos.

—¡Voy, amorcito, no tienes que gritar! —me señala—. Con la edad se ponen más odiosas. Tenlo en cuenta cuando conozcas a la mujer de tu vida y te cases con ella… No le digas que dije eso. Comentario de padre a hijo. —me guiña un ojo.

Me deja solo en la habitación y exhalo un suspiro. Después me preguntan por qué soy como soy. Solo deben conocer a mis padres para comprender todo.



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En el texto hay: humor, acosador, romance

Editado: 31.07.2024

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