Amor Inesperado (en Edicion)

Capitulo 1

Los Angeles, California.

Isul Johnsson

Hoy me desperté extraordinariamente temprano, ansiosa por dar inicio a un día que será memorable. Junto a mis dos inseparables amigas, esas que con el tiempo se convierten en verdaderas hermanas, nos embarcamos en una aventura de vacaciones bien merecidas.

Después de cinco intensos años dedicándome por completo a destacar como la mejor de mi clase, finalmente puedo respirar tranquila. Durante este tiempo, me privé de muchas cosas, desde salidas nocturnas y paseos hasta el romanticismo de tener novios; sin embargo, siento que cada sacrificio ha valido la pena. Ahora, con orgullo, puedo decir que soy oficialmente Ingeniera en Administración de Empresas y Negocios Internacionales.

Hace un mes, comenzamos a planificar estas merecidas vacaciones. La elección del destino no fue fácil para nosotras, pero mediante una aplicación de sorteo que nos ayudó a decidir, ¡el destino ganador fue MÓNACO!

Cada una de nosotras tuvo la tarea de elegir aspectos como el hotel, los vuelos y la lista de actividades. Y hoy es el gran día, el día en que partimos hacia nuestro destino soñado.

Como mencioné, me levanté extremadamente temprano, quizás a las 5, tal vez a las 5:30. La verdad es que no recuerdo con certeza la hora exacta; lo único que sé es que la anticipación no me dejó dormir. Tal vez eran nervios, o quizás una pizca de ansiedad, pero lo cierto es que me sumergí en la tarea de preparar mis cosas y organizar mi maleta. Por cierto, no llevamos mucho equipaje; acordamos llevar un bulto grande y otro pequeño para nuestras pertenencias personales, ya que tenemos planeado hacer algunas compras durante el viaje.

Después de un reconfortante desayuno y asegurándome de no olvidar nada, me di un revitalizante baño con agua helada para relajar mis músculos. Últimamente he estado lidiando con migrañas, probablemente causadas por mis hábitos de trasnochada viendo series hasta altas horas de la madrugada. Afortunadamente, ya pasaron casi dos semanas desde mi último periodo, lo cual alivia mis preocupaciones de que pueda llegar durante estas tan merecidas vacaciones.

Una vez lista y de nuevo verificando mis cosas escucho que ya están las chicas en mi casa.

— Apúrate, chiqui, ya se nos hace tarde. Tenemos el vuelo en una hora y ya deberíamos estar en el aeropuerto.

— Cariño, te están esperando tus amigas. Baja o perderán el vuelo. —habla mi madre llegando a mi habitación.

— Sí, mamá, ya terminé aquí. Diles a las chicas que ya bajo.

— Ya, cariño, pero apúrate. Les diré a las chicas que ya bajas. ¿Guardaste todo?

— Sí, mamá. —se retira de la habitación.

Así mismo, me retiro de la habitación y recojo todo mientras voy pensando en lo que me depara este lugar. Agradezco a Dios el hecho de hablar el idioma perfectamente. Mi expectación por este destino es palpable.

Gracias a Dios, domino el idioma a la perfección. Soy una apasionada de las lenguas: hablo inglés, mi lengua materna; español, heredado de mi padre; italiano, francés y coreano. No soy de quedarme quieta, y si alguna vez existieron excusas para no salir, aprender idiomas no es una de ellas. No me arrepiento en absoluto.

— ¿Hola, chicas? Ya estoy lista, ¿nos vamos? —Bajando las escaleras, caminé hasta llegar frente a mis dos amigas que se encontraban en la sala.

— ¡Siguiente parada, Mónaco! —grita Genesis.

— Ya saben, se portan bien, niñas. Y por favor, cuiden a mi niña. —dice mamá.

— Claro que sí, está en buenas manos. No se preocupe. – habla Julissa.

— Llegó el Uber, vamos. —giro hacia mi mamá y me acerco a darle un abrazo y un beso en su frente.

— La bendición, mamá. —me persigna y me besa la frente.

— Me llamas una vez estés allá, ¿sí?

— Sí, mamá, chao.

— Chao, señora. —dicen al unísono Gene y Juli.

Después de treinta minutos de viaje, llegamos al aeropuerto y con suerte pudimos hacer el check-in en la aerolínea Air France. Mientras corríamos para entrar al avión porque unos minutos más y cerraban la puerta, todo salió bien. Ahora nos esperan casi 15 horas de vuelo.

[•••]

Montecarlo, Mónaco

Después de un intenso vuelo, finalmente estamos en tierras europeas, en nuestro anhelado destino. Todo ha transcurrido de maravilla; hemos guardado nuestras pertenencias en la habitación del majestuoso Hotel Paris Monte-Carlo. Cuando realicé la reserva, quedé completamente enamorada de este lugar; su belleza es simplemente deslumbrante, a pesar de que su precio sea un tanto elevado. Sin embargo, esto no nos importó, ya que habíamos reservado una buena cantidad de dinero para nuestro viaje.

Dado que dormimos bastante durante el vuelo y son las 11 a.m. Aquí, planeamos dar un paseo para explorar y disfrutar de un almuerzo en algún restaurante local.

— Listo, ya estoy lista.

— Vamos por nuestros dioses europeos. —Juli habla con una sonrisa burlona en la cara.

— Yupi, vamos. —Genesis aplaude sonriendo.

— Bueno, no busco nada, ya saben. Así que vamos, vamos.

— ¡Aburrida! —gritan ambas.

La ventaja de conocer varios idiomas, en este caso el francés, es que te permite comprender todo sin experimentar frustración. La experiencia se vuelve relajada y enriquecedora. En este país, indudablemente, se encuentran numerosos millonarios y multimillonarios. La opulencia se refleja por doquier: autos de lujo, tiendas exclusivas, y todo lo imaginable en el ámbito de la elegancia.

A pesar de pertenecer también a la clase media-alta, aquí estamos en la cima. Después de disfrutar de una exquisita comida en un restaurante sumamente lujoso y encantador, nos aventuramos por las tiendas, adquiriendo algunas cosas. Para esta noche, planeamos asistir a un club para el cual hicimos reserva con antelación; es un lugar de extremada exclusividad.




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