Amor no correspondido

CAPÍTULO 8

CAPÍTULO 8

Respiro hondo, sintiendo la calidez del té en mis manos, que contrasta con la frialdad de mis pensamientos. Alessandro me observa en silencio, su expresión seria pero no agresiva. Sabe que lo que estoy a punto de decir podría cambiarlo todo.

— Mis condiciones son simples, Alessandro: yo acepto este matrimonio, pero solo por el bien de mis hijos —comienzo, intentando mantener mi voz firme—. Quiero que quede claro que mi prioridad absoluta son ellos. Todo lo que hago, todo lo que acepto, es para protegerlos y asegurar su bienestar.

Alessandro asiente lentamente, sin apartar sus ojos de los míos. La tensión en el aire es palpable, pero hay una comprensión silenciosa entre nosotros.

— Sabes que en mi familia los divorcios no existen, y si llegara a suceder, yo me quedaría con la custodia completa de los niños —dice con una firmeza que no deja espacio para malentendidos.

Su declaración es un recordatorio de las reglas que rigen su mundo, un mundo en el que las tradiciones y el poder lo son todo. Siento un escalofrío recorrer mi espalda, pero mantengo mi expresión serena, consciente de la importancia de no mostrar debilidad en este momento.

— Entiendo lo que dices, Alessandro —respondo, midiendo cuidadosamente mis palabras—, pero como tú sabrás, mi familia es tan influyente como la tuya. Si en algún momento sucede algo que atente contra mí o mis hijos, no dudaré en utilizar todos los recursos a mi disposición para protegernos.

Mis palabras son una advertencia sutil pero clara. Sé que Alessandro respeta la fuerza y la influencia, y necesito que comprenda que no estoy dispuesta a ser dominada sin resistencia. El poder que tiene su familia es indudable, pero el mío también lo es, y quiero que quede claro que no seré una víctima pasiva en esta relación.

Alessandro entrecierra los ojos, evaluando la seriedad de mi declaración. La tensión entre nosotros se intensifica, pero también hay un entendimiento mutuo. Ambos somos conscientes de los juegos de poder en los que estamos involucrados, y ninguno de los dos está dispuesto a ceder sin luchar.

— No tengo intención de atentar contra ti o nuestros hijos, Rouse, y lamento si te hice entender eso —responde finalmente, con una calma que es casi inquietante—. Pero también debes entender que en mi familia, la lealtad es primordial. Si aceptas este matrimonio, quiero que seas plenamente consciente de lo que eso implica. No es solo una unión entre nosotros; es un pacto entre nuestras familias. Esto no es un juego, Rouse. No quiero que, cuando te canses de "jugar a la familia," te arrepientas y quieras salir de esto.

Las palabras de Alessandro me dejan en silencio, reverberando en mi mente. No puedo evitar sentir una punzada de dolor al darme cuenta de que él aún duda de mí, que me ve como alguien que podría rendirse y marcharse cuando las cosas se pongan difíciles. Sin embargo, entiendo de dónde viene su preocupación. Este matrimonio no es solo una cuestión de amor o conveniencia; es una responsabilidad que ambos debemos asumir con seriedad.

Respiro hondo, tratando de calmar las emociones que amenazan con desbordarse antes de hablar.

— Sandro —comienzo, usando el diminutivo que alguna vez usé con cariño, esperando que pueda captar la sinceridad en mis palabras—, quiero ser completamente honesta contigo. Sé que sabes lo que siento por ti, y créeme, en otras circunstancias, este matrimonio sería el mayor regalo que podría recibir. Pero ahora, lo único en lo que puedo pensar es en cómo proteger a mis hijos.

Me detengo un momento, buscando sus ojos, deseando que entienda la gravedad de lo que estoy diciendo.

— Mis prioridades han cambiado, Sandro. No soy la misma persona que solía ser, y sé que tú tampoco. Entiendo que no confías en mí, y la verdad, yo tampoco confío plenamente en ti después de todo lo que ha sucedido entre nosotros. No quiero que veas esto como un simple capricho o un impulso, porque no lo es. Estoy aquí porque quiero que este matrimonio no se convierta en un infierno para ambos.

Agarro sus manos, sintiendo el calor de su piel contra la mía, buscando algún tipo de conexión, por pequeña que sea.

— Me has dejado en claro muchas veces que no compartes los mismos sentimientos por mí, y eso es algo que no puedo ignorar. Es por eso que te pido que, una vez que nazcan nuestros hijos, me des el divorcio. Sé que mis prioridades han cambiado, y aunque ahora mi enfoque principal son ellos, también debo cuidar de mi propia cordura. Y la verdad, Sandro, no creo que pueda encontrar esa paz a tu lado.

Mi voz se quiebra al final, pero mantengo la mirada fija en la suya, sin desviar los ojos. Las palabras han salido con más fuerza de lo que esperaba, pero son honestas, y espero que él pueda entender que esto no es un ataque, sino una súplica. No estoy pidiendo una salida fácil, sino una oportunidad para protegerme y proteger a nuestros hijos del daño que podría venir si seguimos fingiendo que esto puede funcionar sin una base sólida.

Alessandro D'angelo

Después del incidente en casa de Rouse, la traje a mi departamento, buscando un lugar donde pudiéramos hablar a solas, sin interrupciones ni los malos tratos por parte de esa mujer. Necesitábamos un espacio neutral, donde ambos pudiéramos ser honestos sin la presión de las miradas ajenas.

Cuando comenzamos a hablar, fue directo al grano. Me dejó en claro que ahora su principal preocupación era el bienestar de los bebés. Lo dijo con una determinación que no había visto antes en ella. No había duda en sus palabras, y me di cuenta de que estaba hablando en serio. También aproveché ese momento para dejarle claro mi punto de vista: que este matrimonio no era un capricho para mí y que, si tenía dudas, todavía tenía la opción de retractarse antes de que nos casáramos.

Pero lo que realmente me sorprendió fue lo que vino después. Cuando Rouse mencionó la posibilidad del divorcio, no pude evitar sentir un nudo en el estómago. No porque temiera perderla, sino porque sus palabras revelaban una verdad incómoda: ella no veía un futuro a mi lado. Me habló de su necesidad de tranquilidad, de cómo, a pesar de sus esfuerzos por priorizar el bienestar de nuestros hijos, no creía que pudiera encontrar paz estando conmigo.



#6389 en Novela romántica
#1593 en Chick lit

En el texto hay: embarazo, celos drama, dolor amor

Editado: 02.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.