CAP 4 EN BUSCA DE RESPUESTAS
Andrea, de inmediato salió corriendo de la compañía, sin importarle su novio. Incluso, dejo a Ingrid abandonada, solo quería llegar a casa, tengo que preguntarles si lo sabían era lo único que tenía metido en la cabeza, no podía razonar con claridad del miedo sorpresa y desespero por lo sucedido en esa sala.
Andrea corrió por los pasillos de la empresa desconcertada ahora que había terminado la junta, había recordado lo más importante. Al ingresar al ascensor solo trataba de recordar el rostro del hombre con quien se había casado, han pasado 6 largos años desde la última vez que nos vimos, se decía a si misma tratando de calmar los nervios que la invadían ¿cómo es posible que esto me esté pasando a mí?, ¿porque dios es están injusto?, ¿porque tenía que poner mi vida y destino en manos de ese hombre?
El pecado que Andrea cargaba con Luis era demasiado grande como para que ella, tomara las cosas con calma sabía que no tendría oportunidad si el decidía vengarse.
En el pasado aun, cuando convivieron por unas cuantas semanas en la misma casa, nunca se miraron a la cara, nunca lo escucho, nunca le intereso saber de él, mucho menos de su vida y familia, cosa que le estaba pasando factura. Si, si tan solo lo hubiera escuchado, era lo que se repetía y se la mentaba ahora mismo, porque sabía, que él, trato de entablar una conversación con ella con el fin, de llevarse bien en la convivencia que les esperaría y lo único que consiguió fue desprecio e ignorancia por su parte.
Después de salir del edificio, se dirigió corriendo al auto sin importarle con quien o cuantos tropezara de camino, solo escuchando los reclamos de quienes la reprendían por su comportamiento: ¡Oye ten cuidado por donde caminas! dijo una mujer que estaba por ingresar a la compañía y por poco es arrollada por ella al salir.
¡Ten más cuidado por donde pasas! dijo un adulto mayor que caminaba por la calle y se detuvo abruptamente al ver la prisa que traía con el fin de no chocar con ella.
En fin eso eran cosa que en estos momentos no le preocupaban su mayor motivación era subiera su auto. Una vez en su interior; ¿cómo es posible que sea él? se preg ¿Acaso el abuelo lo sabía!, siguió cuestionándose “no” negó con la cabeza, si lo supiera me lo hubiera dicho, “o no” se cuestionó; una vez más estaba tan confundida que no podía pensar con claridad; pero, lo más extraño para ella, es que el hombre en ningún momento, halla dirigido su mirada hacia mí.
Perdida en sus pensamientos, no se percató que no había ordenado al chófer arrancar el auto, que aún seguía de tenido en frente de la compañía siendo mirados por todos los transeúntes y empleados que entraban y salían, cuando de repente un pequeño ronquido la trajo a la realidad; seguido, ¿adónde se dirige señora? Mientras era observada por el retrovisor.
Al escucharlo, no pudo contener sus nervios, miedos y la ansiedad que la consumía por buscar respuestas. Miro a Rodrigo acercándose desde el puesto trasero, apoyándose en el puesto del copiloto, le dio una mirada suplicando en busca de la verdad. ¡Rodrigo!, ¿Haz servido a mi familia durante décadas, no solo eres el chófer; también, eras el confidente del abuelo? Por eso, te suplico que me respondas con la verdad a la siguiente preg, es muy importante para mí saberlo.
Si esta en mis manos la resp que tanto busca, para clamar su inquietud créame que se la daré contada la honestidad posible.
Con su resp, un alivio recorrió el cuerpo de Andrea por estar cada vez más cerca a las resp que quería en ese momento ¿Tú, tu sabías quién era el hombre que mi abuelo eligió como mí marido desde antes del matrimonio? Pregunto con vacilación y ojos abiertos en espera de la respuesta del hombre.
El hombre como todo un profesional, con la vasta experiencia que había adquirido con el pasar de los años, mantuvo una cara seria, miro por el retrovisor a la mujer ¡no sé a qué se refiere señora! ¡Es cierto, que he trabajado para su familia durante años; pero, nunca me entrometí en los asuntos del señor Jorge! Contesto.
Rodrigo era leal a Jorge aun cuando lo siguió a todos lados, nunca cuestiono ninguna de sus órdenes o decisiones, solo se limitaba a obedecer sin reproches.
Al no obtener una respuesta favorable, volvió a recostarse al asiento, cruzo sus piernas y con indiferencia, ¡vamos a casa!
A los pocos minutos de haber arrancado su celular comenzó a sonar, ¡hola! ¿Qué diablos paso allá Andrea? ¿Cómo fue posible que salieras de esa manera y nos dejaras atrás? reclamo Ingrid enojada por dejarla, fue en ese entonces que fue consiente que haberlo visto de nuevo después de tanto tiempo la había afectado más de la cuenta. Perdóname Ingrid, es que tengo cosas que solucionar, hablaremos mañana en la oficina, colgando el teléfono sin dar más explicaciones.
Al escuchar que la llamada había sido cortada, Ingrid volvió la mirada a un lado para ver al hombre furioso; ¡Santiago, no sé qué fue lo que pasó! ¡Pero, parece que la noticia le afecto más de lo esperado! Tendré que esperar a llegar a casa.
En la empresa, Carlos, después de salir de la sala de junta, se dirigió de manera rápida a la oficina de Luis, sin esperar hacer anunciado empujo la puerta con fuerza, entrando furioso, ¿en qué diablos estas pensado? Preg enojado
¡Acaso te has vuelto loco! no te pedimos que volvieras para que hicieras esto. Lanzando la puerta con fuerza causando un estruendo desagradable que hizo que la secretaria saltara del susto soltando un grito de miedo. Mirando hacia tras Carlos cero los ojos para seguir ¿Porque no, nos avisaste?, maldita sea Luis, sabes el problema en que nos has metido, ahora nuestros padres están preocupados estamos tratando de contener la noticia……….
Los dos hombres siguieron una discusión sin control por un buen rato, en donde cada uno de ellos daba su punto de vista según era sus deseos.
Después de un viaje eterno, por fin llegaron a casa. Andrea pasó por la puerta sin saludar a nadie; camino a la sala, miro a su padre sentado al lado de su madre, ¿ustedes sabían quién era el hombre con quien mi abuelo me obligo a casarme? Preg sin dejar espacio para saludos o cordialidades quería una resp rápida. De inmediato, su madre frunció el ceño, ¡qué importa quién es ese infeliz! Lo importante es que ha desaparecido de tu vida y ahora puedes, hacer tu vida con un verdadero hombre que si vale la pena dijo en modo de desprecio. O, ¡Acaso sientes remordimiento!, ¿quieres encontrarlo? Preg en un grito de rabia temiendo lo peor, se levantó y avanzo hasta estar frente a ella, no lo permitiré declaro con firmeza. No permitiré que a ruines tu vida por ese donnadie.
Janet, no comprendía, el desespero de su hija, en lo único que pensaba era, en el que dirán, el estatus y su entorno; en conseguir más prestigió y dinero.
Frente a ella, la señalo con su dedo en modo de reprimiendo “amenazo sin piedad”; ¡te lo advierto Andrea! no voy a permitir que eches tu vida a perder con ese donnadie, ahora estas con Santiago, solo concéntrate en él y en casarte.
Todas esas palabras, Janet, las decía, desconociendo que Andrea, aún no estaba divorciada.