Asfixia

Especial de Navidad.

¡SORPRESAAAA! Rosalie y Allen💕


27 de diciembre, 2019.

Rosalie Hale.

— Eso estuvo... —empecé a decir sin aliento, y luego abracé a Halsey.

— Sin palabras, lo sé. Teníamos tiempo sin hacer esto. —completa por mi.

Haciéndome recordar al mal nacido de Braden ¡Siempre que lo recuerdo quiero partirle la cara! Aunque no me lo dice, se que Halsey, todavía no puede vivir tranquila. Temiendo que la escoria un día la vuelva a atormentar.

Y sé que se siente muy mal por haberme alejado tantos años por culpa del imbécil de Braden. Por eso pocas veces se niega, cuando la invitó a salir.

Hoy no fue la excepción. Y puede que piensen que soy una mala amiga por prácticamente obligarla. Pero sé qué si sé queda sola en casa, lo único que hará es llorar.

— No voltees pero vienen hacia nosotras, dos chicos del grupo que estaba al fondo. Y están más buenos que comer con los dedos. —susurró en su oído, cambiando totalmente la conversación. Mientras todavía seguimos abrazadas.

— Hola chicas, soy Allen, y este pelinegro a mi lado es Darell. ¡Tengo que decirlo chicas. Ese baile estuvo fantástico! —es verdad se acercaban a nosotras dos chicos súper guapos.

¡Tengo que admitirlo, a esté tengo rato comiendomelo con la mirada!

Con esos ojos color negro, ese pelo rubio, que quiero desordenar. Y esos labios de color carmín, que me llaman a besarlo.

¿Cómo evitar hacerlo? Emana una seguridad en sí mismo envidiable, él está como quiere, y lo sabe.

¡Y ni hablar de su sonrisa moja bragas!

¡Diosito perdóname, soy toda una pecadora. Mándame al infierno eso si, con este bombón como acompañante!

— Gracias lo sabemos. —le guiño un ojo coqueta—. Nosotras somos Rosalie, y mi precioso amorcito es Halsey. —digo cuándo me doy cuenta que Allen y Darell estaban esperando que dijéramos nuestros nombres.

— ¿Y están solas... o vienen con alguien más? —el chico rubio, entabla una conversación conmigo al darnos cuenta que Hal, está hipnotizada con el amigo de Allen, y no le quita la mirada de encima. Sin embargo éste, también hace lo mismo.

El guapo a mi lado ríe divertido por la escena y yo sin poder evitarlo también lo hago. Nos alejamos de nuestros amigos para darles espacio.

— La verdad sólo somos nosotras dos contra el mundo. —digo, después de habernos acercado a la barra— ¿Y ustedes?

— También somos nosotros dos contra el mundo. —repite, y pide una ronda de vodka— Saludamos a las personas que conocemos y luego nos gusta andar juntos. Ha sido así desde que nos conoceremos.

Luego de unas copas de más, seguimos hablando de temas sin relevancia y nos conocimos un poco más.

Él propone— Bailarina, creo que nadie nos hecha de menos, por aquí. —susurra Allen en mi oído—. ¿Por qué no vamos a un lugar más privado, que te parece? —propone con voz seductora.

— No lo sé. Quizás podrías ser un psicópata, o peor aún. Un asesino. —digo burlona — ¿Cómo puedo irme así?

Sin embargo mis tacones resonando por el lugar dirigiéndose a la salida, y la mano en mi espalda baja de Allen, dice todo lo contrario.

Echó un vistazo rápido a Hal, y al amigo de Allen. Y pienso en enviarle un mensaje para que no me espere. Aunque no me gustaria dejarla solo así, sé que ella no es ninguna tonta.

En un abrir y cerrar de ojos, estamos en su auto. Mientras estoy a horcajadas en su regazo, con un Allen bajando el cierre de mi vestido.

Su boca está contra la mia, y él pasa su lengua por mi labio inferior, enseguida captó lo que esta tratando de hacer y entreabro mis labios para que su lengua conozca a la mía, mientras nos besamos lento, con pasión. Es un beso que promete muchísimo, y sin duda Allen es un buen besador.

Quitó mis manos de su cabello rubio, y tocó su cuerpo hacia abajo mientras intentó sacar su camisa. Con cada movimiento que hago puedo notar como su amiguito se frota con mi entrada, ésta emocionado por darme la bienvenida.

Sin embargo, está noche no termina como pensé.

—¡Espera, espera! —trató de regular mi respiración, pero con Allen besando mi clavícula no es nada sencillo.

Este hombre me está volviendo loca fácilmente, y me prende de una manera.

—¿Qué? —dice peligrosamente cerca de mi oído.

— ¿Tienes condones? —digo sin olvidar la protección.

Sin gorrito, no hay fiesta, señores.

Allen, deja de hacer lo que sea que le estaba haciendo a mi cuerpo, específicamente a mis senos y retira sus manos que estaban cerca de mi entrepierna. Por mi parte estaba apunto de protestar. Cuando caí en cuenta sobre algo, esperaba estar equivocada. El chico moja bragas estaba buscando algo como loco.

Cruzó los dedos y pienso. ¡Que tenga condón, que tenga!



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En el texto hay: asfixia

Editado: 02.01.2020

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