El alma de un libro

Creo en el destino como un hilo fuerte pero imperceptible que te conecta con otra persona.

Creo que ese hilo se enreda con facilidad y por eso cometemos errores.

Creo también que existen personas que cortan su hilo y otras que tiran de él deseosas de encontrarse ya con la persona correcta, la indicada, para compartir su vida. Unos lloran porque no consiguen deshacer el nudo y otras disfrutan de ese suceso.

Soy una buscadora de historias.

Soy una alma hambrienta de encontrarme con una persona, de llegar a su vida (sin que lo sepa) y observarla por un tiempo.

Después de vagar sin rumbo buscando la persona indicada, la he encontrado.

Desde la distancia en la que me encuentro, casi rozando las nubes, me he sentido atraída por querer esta vez dedicar mi tiempo a vivir la historia en un lugar cerca del mar. Sin más miramientos, me desplazo en picado hacia el inmenso océano. Casi al segundo, me encuentro esquivando olas e incluso barcos. La playa está repleta de gente pero tengo claro mi objetivo por lo que dejo atrás el mar y me dispongo a volar sobre las calles y edificios de aquel pueblo.

Al instante me detengo sobre una casa no muy grande. Tengo la sensación de que allí se encuentra una persona con la que me resultaría interesante acompañar e impregnarme de sus experiencias por un tiempo.

No lo dudo más y atravieso la pared.

Él no me ve, no lo hará nunca, tan solo soy un alma hambrienta de historias.

Entonces, al instante tengo la sensación de que la persona con la que está conectado su hilo está cerca de él. Puede que a kilómetros, pero sé que esta vez no será solo una historia.

El alma de un libro.