Bailando Hacia Ti (colección: Cde #1)

Capítulo XIX

Todo marchaba muy bien en la visita, la abuela le mostraba fotos a Cristian de mí, cada una peor que la anterior. Un sentimiento agridulce se instaló en mi pecho, porque me hubiese gustado que mamá y papá lo trataran así también.

Pero de repente…

──Vaya, tienes el descaro de aparecer. ──Escucho la voz de Michael.

Me tenso de inmediato, porque si él está aquí…

──Rebeca. ──susurra mamá, y entro en pánico cuando veo a papá detrás de ella.

Cristian se levanta, claramente alerta a lo que puede pasar.

──Dejen que se vayan ──pide la abuela──. No aceptaré un escándalo aquí, agradezcan que alguien cuide de ella y eso es todo. Si no hablarán tranquilamente, entonces no es el momento.

Aprieto los labios, veo a mi abuela con algo de tristeza, no quiero meterla en problemas.

──¿Por qué la defiende, señora? ──comienza a preguntar papá──. ¿No ve que se fue con el primer hombre que se consiguió?

Pero bueno.

¿No se supone que yo soy una cualquiera a diestra y siniestra? ¿Por qué ahora mágicamente es la primera vez que estoy con un hombre? Me confunden cambiando el papel que ya había aceptado.

Tengo que poner todo de mí para no escupir esas palabras y empeorar la situación.

──Erwin ──gruñe la abuela──. Ambos se están pasando. Les he dicho muchas veces que estaban exagerando con los regaños hacia Rebeca, les dije que eso terminaría por separarlos, pero no me hicieron caso.

──Mamá… ──habla mi mamá.

──July, ¿qué es lo que te pasa? ──Mamá baja la mirada──. ¿Qué te cuesta escucharla?

──Mamá, tranquila. ──le susurro a la abuela, quien resopla en respuesta.

Veo cómo papá me mira con una emoción que no logro descifrar. Diría que está preocupado, pero la molestia es dominante.

──Señor… ──comienza a decir Cristian.

Es increíble como la voz de Cristian lo puede alterar tanto.

──Tú no te metas ──escupe papá──. Seguro estás feliz por haberte aprovechado de mi hija.

──¡Erwin! ──Jadea mamá.

Golpeo mi rostro con ambas manos ante esa imagen mental.

Pero Cristian no pierde la calma, no sé cómo lo hace.

Porque Cristian entra en crisis cuando se trata de relacionarse, pero en momentos tensos ni titubea. Parece estar acostumbrado a este tipo de ambiente.

──Por mucho que le cueste creerlo, no le he puesto ni un dedo encima ──dice con firmeza.

Y eso es cierto.

Solo me abraza cada vez que puede y durante toda la noche, besa más mi frente que mis labios.

Hay momentos donde los nervios nos ganan a ambos, cuando yo salía del baño recién bañada o viceversa, encontrarnos en ese pequeño espacio nos hacía entrar en pánico y actuar como los más torpes del planeta.

──Como si fuera a creerte. ──Papá frunce el ceño──. Ni siquiera sé a dónde te la llevaste, ni siquiera si estaba en buenas manos.

──Señor, estamos en un apartamento.

──¿Y por qué no nos escribió? ──sigue sin escucharle──. Desde que apareciste ella ha comenzado a ser una falta de respeto. ──Se cruza de brazos──. Un claro ejemplo es como la apartas de nosotros.

──¿Cree que es normal juzgarme de esa manera sin conocerme? Sé que suelo ser callado, pero…

──Sí, he conocido a muchos que son callados. Terminan mostrando su verdadera cara cuando obtienen lo que quieren.

Parece que la discusión puede seguir por la eternidad, y no quiero que sea así. Me obligo a reaccionar para detenerla.

──Por favor, basta ──suplico en voz baja.

Eso fuerza a Cristian a relajarse, quien me mira con seriedad y asiente.

Me armo de valor y le tomo de la mano e intento avanzar con él para no traerle más preocupaciones a la abuela, cuando me topo de frente con Michael. Aunque su rostro está completamente serio, en sus ojos puedo ver la clara burla que siempre tiene en estos momentos.

La misma burla que siempre muestra cuando la que está en problemas soy yo.

Comienzo a sudar, si ya mi relación con papá está jodida, entonces ya nada me puede detener a decir la verdad. Tomo con fuerza la mano de Cristian y me enderezo.

Lo siento, abuela.

Volteo para encarar a papá. Y sin importar que todos estuvieran escuchándome, le escupo las palabras.

──¿Sabías que tu hijo se metía conmigo cuando tú te ibas de casa? ──pregunto sin pensarlo dos veces, sintiendo el chillido frenético en mis oídos.

Tiemblo por completo del miedo, la idea de decirlo siempre me causaba una ansiedad tan enorme que me dejaba atrapada. Pero me rehúso a seguir soportando como él es el hijo perfecto. Quiero que por una vez mi papá me defienda a mí, que me ponga primero a mí. Que entienda un poquito mi forma de ser y pueda hablar conmigo de forma sincera.

El silencio que se arma entre nosotros por mis palabras, deja dar a notar la tensión en la habitación. La primera en reaccionar fue mamá.




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