Volteo llena de pánico hacia Cristian, quien me mira totalmente sorprendido y quieto. Parece no creerse del todo lo que acaba de pasar.
──Yo… ella… ──Señalo a la puerta, intentando procesando todo.
Cristian se acerca a mí a paso lento.
──Ballerina…
──¿Por qué tuve que hacer eso? ──pregunto de lo más avergonzada, sosteniendo mi cabeza en un intento de entenderme.
Nunca he peleado, nunca he insultado a nadie de esta manera. Estoy tan inquieta que salto del susto al sentir como Cristian toma mis manos con suavidad. Es allí donde noto que estoy temblando entera.
──No te preocupes por eso ──pide Cristian, como si hablara con un niño pequeño.
──Claro que sí me preocupo, eso fue de mala educación. Fui una grosera ──me quejo.
──¿Tú? ──cuestiona incrédulo──. No, Ballerina. Ella estaba siendo grosera, lamento todo eso. Lamento que hayas tenido que escuchar todo eso, de ti y de mí, yo debí…
──¿Ella siempre es así? ──Suspira y asiente──. ¿Está bien de la cabeza? ¿Cómo puede decir mentiras con tanto descaro?
──¿Sabes que fue una mentira?
──Pues claro, Cristian. ¿Cómo crees que voy a desconfiar de ti?
Sus ojos se ven totalmente conmovidos.
──Ay, Ballerina. ──Besa mi frente──. No sé qué hice para merecerte. ──Me muerdo el labio con cierta vergüenza──. Perdóname por no haberte hablado de ella antes, pero no quería hablar de algo tan… desagradable. Lamento haberte puesto en esta situación.
En todo caso, la culpable soy yo. Yo le pedí que la dejara pasar.
Miro de reojo la puerta, sintiéndome nuevamente avergonzada.
──Debiste detenerme ──digo.
──¿Detenerte? ──Entorna los ojos, sorprendido──. Debiste ver tu cara, creí que si me interponía también me hubieses echado al pasillo.
Tapo mi rostro con ambas manos.
──Lo lamento ──vuelvo a decir con vergüenza.
Cristian retira las manos de mi rostro.
──Rebeca, yo soy quien debería disculparse. ──Me lleva al sofá. Ambos nos sentamos para seguir hablando──. Soy demasiado educado. Procuro nunca buscar una pelea, no me gusta insultar y mucho menos golpear a alguien. May y Mario siempre me lo recriminan.
──¿Por qué lo hacen?
──Dicen que debo defenderme ──comenta──. Entiendo el punto de ellos, en verdad. Pero te diré lo que siempre digo, soy una persona, no un animal salvaje como para perder el control.
──¿Y eso no es bueno? El que seas así.
──No siempre, fui bastante manipulable por un tiempo. ──Sonríe con tristeza──. Y eso me llevo a romper mi propia regla de ser educado en el pasado.
Le veo con atención.
──¿Qué quieres decir?
Toma mi mano y la guía a su boca, besándola repetidas veces.
──Mario y yo tenemos un historial particular, él mucho más que yo. Lo acompañé en momentos muy oscuros e hice muchas tonterías para ayudarlo a salir donde se metió. ──Observa mis nudillos, acariciando las leves marcas que quedaron de aquel día en el baño──. Quisiera en verdad contarte todo, pero esto…
──No tienes que hacerlo. Lo entiendo. ──interrumpo y él siente más tranquilo──. Pero… ¿puedo preguntar qué sucedió con Lisa?
Desvía la mirada, parece avergonzado.
──Lisa. ──Suspira con pesar──. Ella… le sacó bastante provecho a mi versión manipulable. Es que…
Pero se detiene tenso, como si no quisiera decirlo. Lo veo tan dolido que tomo su mano, queriendo distraerlo un poco.
──¿Te engañó? ──intento adivinar para ayudarlo. Él asiente.
──El punto es que… ──vuelve a hablar──, no supe cómo manejar la situación, no quería echarla de mala manera, no quería elevar la voz, me congelé y ella te hizo perder los estribos. Si no lo hubieses perdido, probablemente seguiría aquí.
Apoyo mi frente sobre su hombro.
──Yo tampoco sé qué me sucedió, simplemente perdí la paciencia y…
──Explotaste ──murmura, preocupado.
──Sí ──admito.
Se queda en silencio unos segundos.
──Estás reprimiendo muchos sentimientos negativos dentro de ti, Rebeca. Si no buscas como drenarlos antes de una forma que no te haga sentir mal, a la próxima que te provoquen hasta el punto de no retorno, volverás a reaccionar de esa manera.
Recuerdo a mi familia.
──Estoy loca.
Él levanta mi rostro, sosteniéndome de la barbilla.
──¿De dónde sacas que estás loca?
──Todo lo que dijiste…
──Oye, yo no dije que estás loca ──dice, ofendido.
Bueno, quizá tú no…
──Es que… ──Pero guardo silencio, no sabiendo muy bien si decirlo o no──. No es nada.
Cristian niega con la cabeza.