Bailando Hacia Ti (colección: Cde #1)

Capítulo XXXIII

Casi dos semanas después, llega el fatídico día. Se acerca la hora y yo estoy buscando qué diablos ponerme, no me decido por nada.

──Ballerina, tus padres conocen toda tu ropa, ¿por qué estás tan inquieta por eso?

Me muerdo el labio al escucharlo.

Mamá suele ser algo… exigente con lo que me pongo.

Yo siempre opto por usar ropa casual, como camisetas, suéteres con un pantalón sencillo. Algo que a ella no le gusta mucho porque lo ve poco femenino, siempre terminaba por cambiarme repetidas veces antes de que a ella le gustara un conjunto.

Estoy intentando encontrar un equilibrio de lo que nos gusta a las dos, para poder sentirme cómoda y que ella no mire de forma extraña mi vestimenta.

──Solo quiero verme bien ──miento.

──Te ves perfecta, Ballerina.

──Para ti es fácil decirlo, todo hombre se ve bien con una camisa de mangas largas y ya está. Nunca he entendido cómo hay mujeres tan creativas como para usar tantos accesorios ──gruño──. Me volvería loca.

──Todos los hombres, ¿eh?

Rio algo nerviosa.

──¿De verdad es lo único que escuchaste? ──le cuestiono.

──Sip. ──Ruedo los ojos ante su respuesta.

──Sabes a lo que me refiero.

──Mmm, no lo creo, ¿a qué te refieres?

Me quito por quinta vez la blusa que tenía puesta, doblándola para probarme otra cosa.

──A que te ves increíblemente irresistible con esa camisa. ¿Contento?

Ahora él ríe a carcajadas al escucharme.

Siento sus pasos acercándose a mí, abrazándome desde atrás.

Solo que recuerdo las palabras de mamá. No sé si es porque voy a verla, pero sus comentarios sobre mis pechos me hacen sentir avergonzada e insuficiente, por lo que me cubro sin pensarlo.

──¿Qué sucede? ──él pregunta al darse cuenta.

Bajo la mirada, indecisa.

──Nada.

──Sí sucede algo. ──Me gira y levanta mi mirada tomando mi barbilla──. ¿Hice algo malo?

──No, no…

──¿Entonces?

Me muerdo el labio, con fuerza. Esta inseguridad me está matando, por lo que decido sacarla de una vez antes de que me consuma.

Cristian escucha atentamente cada una de mis palabras. Su expresión permaneció igual, no dijo nada, solo esperó con paciencia a que terminara de explicarle el porqué estaba así.

Entonces cuando guardo silencio, chasquea la lengua.

Sus manos que estaban en mis caderas, suben hasta llegar a mi espalda, justo donde estaba el broche del brasier.

──¿Puedo? ──Asiento y aparto mis brazos para que pueda quitarlo. Una vez sin eso de por medio, los mira con detenimiento. Enrojezco al tener tanta atención en esa zona──. ¿Te preocupa esto? ──pregunta tocando la caída. Vuelvo a asentir, incapaz de hablar──. ¿Y si te digo que es normal que lo tengas así?

¿Es normal?

──Pero…

──Si no la tienes… ──comienza a explicarme──, es porque estás operada.

──¿Operada? ──pregunto sin entender.

──Sí. ──responde acariciando mis pechos, sin ningún rastro de lujuria. Solo cariño y ternura. Aquello me conmueve──. Es una caída normal, Ballerina. No debes preocuparte por eso. Además, ¿he sido muy rudo contigo?

Enrojezco.

──No.

──No tienes de qué preocuparte. ──Sus manos suben a mi rostro, sus pulgares comienzan a limpiar lágrimas que no había notado──. Eres hermosa, casi celestial, cada parte de tu cuerpo es perfecto y créeme que quiero cuidarlo.

──Bueno, ya. ──Hago una mueca al recibir tantos cumplidos.

──¿Por eso te incomoda la ropa?

Pienso en hablarle de mamá, pero no quiero abrumarlo con todos mis traumas en este momento.

──Sí, era eso. ──Suspiro.

──Ballerina, con cada prenda que te probaste, te veías increíblemente irresistible. Todas y cada una de ellas me hacían sentir como el hombre más afortunado al tener a alguien tan hermosa como tú. Por favor, usa con lo que te sientas más cómoda, porque con cualquier cosa te verás perfecta.

Miro la primera blusa que me había puesto pero que me había quitado al ser muy sencilla.

Cristian lo nota y me la pasa.

──Pero tú te ves tan elegante y yo…

──El que se tiene que lucir esta noche con tus padres, soy yo. ──Besa mi cabeza antes de separarse──. Si es la que quieres usar, póntela.

Me coloco de nuevo el brasier y me pongo la blusa sin más, soltando un suspiro al sentirme cómoda de nuevo.

──Mucho mejor. ──confieso, cerrando los ojos.

Aunque no lo vea, sé que está sonriendo.

Llegamos a casa de mis padres y Cristian está besando mis manos mientras esperamos a que abran la puerta. Esta es la primera vez que él va a entrar y yo siento que me está dando un infarto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.