No sé en que momento comenzó todo, tal vez en los bailes de medianoche cuando los nervios se apoderaban de mi al verlo, o cuando me emocionaba la idea de ir a un aburrido partido de fútbol sólo porque él estaría. Tal vez comenzó ahí, o el día que su mano rozó la mía y mi piel se erizaba mientras mi corazón latía a mil.
Mi nombre es Amelia Frost y está es la historia de cómo un día me enamoré del ser menos inesperado y sobre todo: prohibido.