Fingiendo
Mi madre le avisó a Cam que saldré con él, ella me informo que el estaba realmente feliz de poder salir conmigo; como en los viejos tiempos. Según me contó mi madre le dijo que hará todo lo posible porque yo empiece a recordar.
Ya me encontraba arreglándome para salir con él. Dijo que pasaría a las 3pm y que fuera lo más cómoda posible. No sabía exactamente que ponerme, así que decidí ponerme unos shorts un poco cortos para no tener que sufrir con mi pierna y una franela ancha con el cabello suelto. Maquille un poco mi rostro para no verme tan desaliñada y ya estaba lista.
El doctor me recomendó no hacer mucho esfuerzo con la pierna, no dijo nada sobre quedarme encerrada en casa por un mes entero. Solo espero que me quiten esto rápido porque me da mucha comezón.
— ¡Cam ya llegó!—Avisa mi madre.
Me miro por el espejo y me preparo para empezar a fingir, para ganarme su confianza y hacer que me cuente lo que vio en el accidente.
Al llegar a la sala principal de la casa mi madre me mira con una cálida sonrisa, la cual me hace dudar de la conversación que he escuchado en la cocina, ¿Mi mente me estará jugando una broma? ¿Estaré confundiendo todo?
Observo a Cam, quien lleva unos jeans, una franela roja y junto a esta una chaqueta de jean con unas botas negras. Se veía que hacia algo de ejercicio, quizá practicaba algún deporte. Pero por más que lo observo no logro recordarlo.
—Cariño, creo que deberías usar las muletas.—Dice mi madre luego de un buen rato de silencio, en el cual me perdí en mis pensamientos.
—Puedo caminar así, no es necesario llevarlas.—Le digo con una sonrisa tratando de convencerla.
—Vic, creo que deberías hacerle caso a tu madre. El doctor dijo que si las usabas no harías tanto esfuerzo y te podrás recuperar antes.—Interviene Cam.
Pongo los ojos en blanco.
—Bien.—Acepto luego de soltar un gran suspiro.
Con las muletas ayudándome a caminar sin tanto dolor llego al auto de Cam, es de color blanco, no se mucho de autos y ni me interesa, solo sé que es blanco y se ve que lo cuida mucho. Mamá dijo que no me preocupara en volver temprano ya que sabía que estaba en buenas manos. Me gustaría creer lo mismo.
—Estas hermosa.—Me susurra Cam al oído cuando me ayuda a entrar al auto. Yo solo le sonrío y entro al auto.
El para mi sigue siendo un completo extraño.
Íbamos en la carretera camino a no sé dónde. Encendió la radio y empezó a sonar una canción la cual no reconocí, pero su letra era un poco melancólica. Me quede observando por la ventanilla teniendo la esperanza de que fuera la carretera del accidente, pero no. Él conducía hacia el centro del pueblo y no fuera de él. Lo que me hizo recordar entonces que sea quien sea que nos haya permitido hacer una fiesta en su casa no es del pueblo, así que pierdo toda esperanza de poder verle de casualidad.
— ¿Hacía donde vamos?—Le pregunto cuando veo que vamos por un campo. No logro reconocer el lugar.
Sonríe con la vista en el camino.
—Ya verás.—La verdad es que me siento inquieta. Tal vez todas esas dudad que salieron fueron del gran golpe al chocar. Tal vez solo he estado imaginando las cosas y todo lo que he pensado es irreal. Quizás no quiero aceptar el que mi hermano haya muerto, quizás es el dolor de haberlo visto morir y querer culpar a alguien más por eso. Creo que debería concentrarme en superar todo y seguir adelante tratar de recuperar mi vida.
Pero como dije, tal vez, porque no lo haré. Mi corazón me dice que siga con lo que he iniciado y que no pare hasta encontrar el final de esto.
—Ven.—Me pide una vez que ha estacionado el auto. Nos dirigimos hacia un hermoso lugar lleno de arboles y flores por todo el alrededor, se encuentran varias sillas para al menos unas cuatro personas. También hay mariposas y algunas aves volando alrededor. Me ayuda a caminar a pesar de que tengo las molestas muletas. Me siento con él a mi lado.
—Que hermoso lugar.—Le digo con sinceridad.
— ¿Lo recuerdas?—Niego con la cabeza.—Aquí fue donde te pedí ser mi novia.—Me dice mirando al frente.—Y donde nos dimos nuestro primer beso.—Gira su cabeza hacia mí y sonríe.—Todos en el pueblo lo llamamos “Bosque del amor”. Es donde vienen los chicos en verano u otoño a declarar su amor hacía alguna chica. Así como yo lo hice contigo.—Finaliza.
—Yo de verdad…—Pienso nuevamente antes de hablar.—No recuerdo nada, no recuerdo absolutamente nada de esto.—Señalo el lugar con mis manos.—Todo lo que recuerdo es el dolor de…—Hago una pausa recordando que me encontraron fue en el auto y no fuera.—El dolor de cuando desperté en aquella habitación y me dijeron que mi hermano había fallecido.—Lo observo para ver su reacción.
—Pequeña, lamento no haber estado en ese momento. Juro que estuve desde que ingresaste hacía el hospital. Cuando recibí esa llamada. Pero el momento en que despertaste estaba en casa.—Me abraza y frunzo el ceño separándome del abrazo.
— ¿No habías dicho que me ayudaste en el accidente?—Le cuestiono recordando lo que me había dicho en el hospital cuando lo vi por primera vez.
—No.—Responde seguro.