Llegué del instituto, hoy por fin era ese día tan esperado por muchos, el último día del año, por tanto me dirigí con alegres pasos rápidos hacía casa y justo en la entrada mi madre me recibía con una enorme sonrisa.
—Hola mamá, ¿Me he perdido algo ¿Desde cuando me esperas en la entrada?—exclamé extrañada.
—Hola cariño, te tengo una gran noticia— Respondió mi madre con una extraña alegría.
Y yo como buena hija... me temí lo peor, siempre que a mi madre se le ocurría alguna idea algo fatidico ocurría.
—Ojala sea buena—Pensé.
Crucé los dedos y recé interiormente.
—Y... ¿que noticia es?—Me animé a preguntar sin mucho entusiasmo.
—Te vas de campamento— Dijo mi madre feliz mientras avanzaba con pasos danzarines hacía el salón.
¿Enserio? ¿No podia mi madre llevarme con ella a los Ángeles de vacaciones? Mamá tenía por costumbre dejarme sola en verano al cuidado de mi tia Margareth, pero supongo que esté año se sintió culpable por dejarme como cada año encerrada aquí sola, por tanto no había tenido mejor idea que llevarme a un estúpido campamento (ironía):
1. No tengo espíritu 'scout'. Soy una persona muy patosa, además de muy 'urbanita'.
2. Me dan miedo cualquier clase de bichos, especialmente los mosquitos, mejor no pregunten.
3. JAMÁS he estado en un campamento ni nada que pueda considerarse 'campo', aunque una vez estando en una granjaescuela en preescolar pero no lo tomo en cuenta porque era tan pequeña que no lo recuerdo.
—¿Y cuando me voy?— Dije retorciendo las manos inquietamente.
—Mañana — Replicó mi madre con una sonrisa.
—¿¡Mañana!? ¡¡Estás loca mama deberías haber avisado por lo menos hace dos semanas no tengo ropa adecuada para ir a un campamento, ni si quiera tengo una maleta!! — Exclamé exasperada.
—Tranquila cariño, ahora mismo iremos al centro comercial a comprar todo lo que necesites y de paso vamos a la peluquería a que te arreglen ese pelo—Decretó mi madre yéndose a arreglar.
Mi madre era así, siempre estaba preocupada por la apariencia, a pesar de que fuera a correr o a una montaña, ella y su querida hija es decir yo, debíamos ir perfectas, a mi en realidad me daba igual como me viera, lo importante es el interior, pero bueno si le hago feliz arreglándome un poco no le voy a quitar su felicidad.
Esperé a mi madre, viendo Bob esponja, realmente amo cualquier serie o dibujo infantil. Al cabo de dos episodios de Bob esponja al fin mi madre se dignó a aparecer.
—Vamos hija o se nos hará tarde— Dijo mi madre, y añadió—No entiendo como no te cansas de esos dibujos te pasas la vida viéndolos.
Preferí callarme y no decir nada, me adentré al coche y dicho esto nos dirigimos al gran centro comercial que se encontraba en el centro de Madrid, el trayecto duró media hora por culpa del horrible tráfico, pero al menos me entretuve escuchando música y hablando con mis amigos a través de WhatsApp.
Lleguemos y fuimos a la planta de arriba donde se encontraba todo lo relacionado con el deporte, me compre chandals, sudaderas, mayas camisetas, zapatillas de montaña, etc... Luego fuimos a comprar una maleta lo suficientemente grande para que me dure para todo el verano y me decanté por una de color fucsia, llena de dibujos de animales de diferentes colores, era extraña y por eso mismo me gustaba.
— De verdad hija no entiendo a quien has sacado el gusto— Masculló mi madre— A mi desde luego que no.
Después de elegir la maleta entremos a una tienda de ropa juvenil y cogí un par de jeans y camisetas mas normales, despues de eso nos fuimos a la peluquería a que nos arreglaran el pelo, capricho de mi madre, me cortaron un poco las puntas para sanearlas y me hicieron un tratamiento para evitar que en el campamento se me estropeará el pelo.
Volvimos a casa y empece a armar la maleta, pero habia un gran problema, no cogía todo por lo que tuve que ir otra vez al gran centro comercial, pero decidí ir de una manera más divertidas en patines, me fascinaba patinar ya sea en linea, de hielo o de 4 ruedas, se podría decir que era el único deporte que se me daba bien. Esta vez decidí cogerme una bolsa de mano. Esta era de color azul con unas líneas laterales blancas, lo bastante grande para coger ropa para una semana.
Volví hacia casa y por el camino choqué con alguien y nos caímos y no fue como en las películas cuando el se vuelve caballeroso y te acompaña a casa para aprovechar y ligar contigo, no, el fue un verdadero capullo.
—Hey mira por donde vas idiota—Me ladró parándose.
¿¡Pero quien se creía!? Era él, el que iba distraído miranda a la estúpida pantalla del móvil.
—¡Pero si fuiste tu!—Grité cabreada—Deberías empezar a mirar y no estar tan pendiente del móvil, te podrían atropellar y no sería una simple chica en patines.
Tras esa pequeña discusión, llegué a casa y terminé de armar la maleta, después de eso cene un bol de cereales con leche y me fui a dormir con miles de ideas en la cabeza sobre como será el campamento y la gente que se encuentra en él.
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Hola, he decidido crear una nueva historia, espero que si os a gustado darle me gusta y seguidme para más información.
Un saludo.
Cris.