-Camil entiende que es por tu pro..
-¿Por mi propio bien?-dije indignada.-Por favor no te mientas a ti misma madre.
Y sin decir más salí de la habitación, sentía la rabia de toda esta injusticia, me habían obligado a dejar todo lo que queria y arrebatado cualquier contacto con este.
Subí al taxi y no mire atrás.
El camino fue largo y asqueroso, maldecía internamente todo esta situación.
Hasta que llegue.
-Lindo.-dije sarcásticamente.
Salí del auto, bajé mis maletas con ayuda del conductor.
Y este fue.
Me encontraba frente a un enorme,viejo y presuntuoso atrio.
¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?...
¿Qué demonios se supone que haga ahora?
¿Solo entrar y?
¿Y luego que?
¿Solo fingir que quiero esto?
¿Qué es lo mejor para mi?
¿ Iniciar desde 0?
¿Cerrar ciclos?
¡Maldita sea!
Esto es todo lo que podía hacer.
Y es patético.
-Oh!.
Y de pronto aquel portón se abrió de par en par, frente a mi dos mujeres, la más joven comenzó a hablar.
-Señorita Camil es un gusto tenerla en nuestra…
La mujer solo hablo y hablo de lo increíble que era la escuela, las alcobas, los horarios, las comidas y la historia de este prestigioso colegio en el cual estaba condenada a estar por los siguientes 2 años.
La segunda fue digamos…
Más directa.
Solo se acerco dijo un cálido - Hola señorita Camil sígueme. Tomo lo que pudo de mis maletas y dijo.-Gracias Marian yo le mostraré lo que falta.
Caminamos hacia la puerta principal del internado, hecha de pesada, pulida y acaramelada madera, con gardenias talladas a lo largo y ancho, simplemente era hermosa.
Al entrar vi en el techo un domo de vidrio opaco con los mismos grabados en la puerta, era como si las gardenias fueran llevadas por el viento y estos grabados dejaban entrever pequeños y delicados arcoiris por todo el lugar.
Seguí caminando sin dejar de ver hacia arriba, sin darme cuenta choque con la señora …
En vez de disculparse pregunte por su nombre y ella respondió .- No necesitas chocarme para que te lo diga, con una media sonrisa, intentó parecer amable aunque era evidente que estaba detestado mi existencia.
-Mi nombre es Gabriela y soy tu perfecta Camil.dijo con un patético aire de grandeza.
Me decepcione un poco ya que hacía unos momentos parecía alguien agradable, pero era una fachada como la de mi queridisimo padrastro.
El simple hecho de recordarlo me daba rabia y unas ganas de llorar sobre aquella impotencia, pero poco podía hacer.
Gabriela simplemente comenzó a caminar, mientras decía.-A tu mano derecha está la biblioteca, mano izquierda las oficinas de la escuela.
No me dio tiempo a ver ya nada y para colmo tuve que seguir su paso, mientras decía “ de este lado bla, bla, bla. de otro bla, bla , bla” me di cuenta de que era una pérdida de tiempo escucharla, así que volví a perderme en mis pensamientos.
-Llegamos. Dijo.
Me hizo entrar a un diminuto cuarto, dejo mis cosas en la entrada para después darme un sobre. -Leelo, son las reglas de la escuela. Y sin decir más dio media vuelta y se fue.
- ¿Gracias?. dije sarcásticamente, jale mis maletas y un portazo a la puerta.
Examine el cuarto y en pocas palabras no era mi estilo, pero era lindo y sobre todo tenía privacidad.
Recordé que hacía unos días los había escuchado hablar entre susurros, mi padrastro haría revisar mis cosas para que estuvieran seguros de “recuperar a su niña”.
Me daba rabia, era verdad, pero no era el momento.
Abrí una bolsa de mano enorme y de entre el edredón y sábanas saque una mochila de gamuza negra y pines, era agridulce tenerla entre mis manos,ya que tome lo que pude y fingí que me habían asaltado, solo logre salvar unas fotos, mi libro favorito y teléfono,de entre el resto de maletas meti a la mochila una navaja suiza que mi abuelo me había regalado hacía años, una lámpara y dinero.
Editado: 21.02.2021