Ciudad Apolo

Ciuadad apolo

Ciudad Apolo.

-Ya han pasado 6 años, desde aquella catástrofe. El día, en el cual el 70% de la raza humana se “extinguió”. No literalmente, solo estaban dormidos o mejor dicho en coma. La razón un virus, que hasta ahora, no tiene cura. Es sorprendente, como el virus CMC nos tomó por sorpresa a todos, incluyendo a mis padres. Ellos eran dos de los científicos más importantes del mundo, Xavier y Sandra, conocidos por ser dos de las personas más inteligentes del mundo, pero… Esa reputación se vino abajo, cuando empezó la expansión del virus. Por desgracia, mi padre se vio afectado por este, y al igual que muchas otras personas, cayó en coma. Pero… eso no es todo, mi madre una mujer respetada, inteligente y sobretodo audaz, se había desquiciado, se había vuelto loca buscando una cura que no ha podido encontrar, hace dos años que no he vuelto a saber de ella. Justo en mi cumpleaños número 14, desapareció, al parecer olvidó que tenía un hijo, pero eso ya no importa. Ahora que tengo 16 años, tengo la obligación de unirme a un plantel de investigación, para poder estudiar el virus. Y así poder encontrar algún tipo de cura, ya que hasta ahora la única solución que se encontró, para lidiar con este virus, fue criogenizar los cuerpos. Aunque tengo que ser sincero, no me interesa ser un científico como mis padres, no me interesa unirme a ningún plantel.

Toc… Toc… Toc…

- ¿Quién será ahora, seguirán insistiendo?, dijo un chico levantándose de su cama. Este se acercaría a la puerta cansado, al parecer no es la primera vez que lo molestan.

El chico abrió la puerta.

- Ah! Eres tu Ada, pensaba que eras uno de esos idiotas de los planteles de investigación, que venían a intentar convencerme, para que me uniera a alguno de sus planteles, dijo el chico caminando nuevamente en dirección a su cama, donde tomaría asiento.

- No soy uno de esos idiotas como tú los llamas, pero si vengo con las mismas intenciones, dijo Ada entrando a la habitación.

- Tú también, esto era lo que me faltaba, mi mejor amiga molestándome con esto también, dijo el chico recostándose en su cama exhausto.

- Vamos Axel, ¿por qué eres así?, Para la edad que tienes eres muy inteligente, deberías aprovechar esa inteligencia, no desperdiciarla en cosas inútiles como leer comics encerrado en tu habitación.

- Oye, no insultes a mis comics, dijo Axel un poco molesto.

- Axel, hazlo por mí, por lo menos ve a echarle un vistazo a las instalaciones, dijo Ada poniendo unos ojos que Axel reconoció fácilmente.

- Has usado el truco de los ojos de perrito desde que éramos pequeños, crees que todavía funciona, ya tengo 16 años, eso ya no funcionara conmigo, dijo Axel seguro de sí mismo.

- Por favor…

- Demonios debería tener más fuerza de voluntad. Está bien, iré, pero solo a echar un vistazo, de acuerdo, dijo Axel.

- Por mi está bien, dijo Ada con una enorme sonrisa.

- Ahora sal de mi habitación necesito cambiarme, dijo Axel.

- Vamos Axel, somos como hermanos, nos criamos juntos, no pasaría nada si te veo desnu…

- Fuera de mi habitación pervertida, dijo Axel sacando a Ada de su habitación.

- Diablos, lo volví a arruinar, dijo Ada haciendo una especie de puchero.

- Creo que, si Ada un día desaparece, no la echare de menos, dijo Axel en una carcajada.

- Escuche eso, dijo Ada desde el otro lado de la puerta.

- Esa era la idea, dijo Axel buscando ropa en su armario.

- No, puedo creer que una chica como ella, tenga una personalidad, totalmente diferente, pensó Axel.

Ada era una chica de 18 años, de pelo rubio y ojos verdes, que había estado con Axel desde siempre, ya que sus padres eran muy buenos amigos de los padres de Axel. Ada, tenía la apariencia de un ángel, pero era todo lo contrario, parecía una chica dulce, amable y cariñosa, pero no. Más bien, era posesiva, tosca y gruñona, al menos con las demás personas, ya que, con Axel y su familia, no se comportaba de esa manera.

- Vamos Axel, date prisa, no tengo todo el día, dijo Ada gritando desde afuera de la habitación.

- Ya cállate, ¿por qué gritas tanto?, dijo Axel abriendo la puerta de golpe.

- ¿Ya estás listo?, preguntaría Ada con un arca miento de cejas.

- Si, en marcha, mientras más rápido termine esto mejor, dijo Axel cansado.

Axel iba vestido con un gorro de color negro, que ocultaba en su mayor parte su cabello castaño, tenía puesto maquillaje debajo de sus ojos azules, ocultando obviamente ojeras, tenía puesto una camiseta blanca y unos jeans negros, además de unas botas del mismo color.




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