Para Gia Beckman, y su atareada agenda, no hay lugar para la diversión. De hecho, rara vez se da un respiro de sus días.
Es la mejor en todo lo que se propone, se esfuerza al máximo por serlo, y si tiene un objetivo, no para hasta conseguirlo.
Gia no se distrae con nada, ni mucho menos con nadie, pero la llegada de Steven a su vida lo pone en duda.
Steven Fry odia las agendas, vive con libertad, disfrutando de cada instante, de cada emoción, y no pasa por alto ninguna cosa que se le presenta.
Todo lo nuevo que le llega, toque como le toque, lo transforma en melodías sin letras.
Cuando Steven nota lo monótono en la vida de Gia, se propone a demostrarle que vivir es mucho más que ser la mejor en todo, y que darse un respiro puede ser lo más sano y hasta reparador.
Steven es la pausa que Gia tanto estaba necesitando y no sabía. Es el mejor escape para reír a carcajadas, sonreír hasta más no poder, y decir te quiero con la más linda de todas las sinceridades.
Pero no todo es magia, no todo es perfecto. La vida puede golpearnos fuerte y duro, y dar una vuelta de página, puede ser un resultado difícil de conseguir para Gia, y la melodía más triste para Steven.