Steven me habló un martes cuando me invitó a salir el viernes. Los días restantes se pasaron rápidos, como si hasta el tiempo, y el universo tuvieran ganas de ese encuentro.
Estoy en la editorial, leyendo el manuscrito del nuevo autor que se nos sumó. Su historia es de romance, voy diez capítulos y ya estoy completamente enamorada.
Las manecillas del reloj siguen avanzando, en cuestión de nada termina el día laboral. Y eso significa sólo una cosa: estar cada vez más cerca de Steven.
Al pensar en esto, mi atención ya no se encuentra en la historia que el manuscrito me regala. Por más que lo intente, no puedo concentrarme, y si no lo hago, estaría fallando a mi trabajo, así que dejo de leer.
Algunos de mis compañeros se están yendo a casa, o a donde sea, así que empiezo a preparar mis cosas para salir detrás de ellos.
Cuando me pongo de pie, y relajo mi cuerpo, mi móvil vibra sobre el escritorio. Steven me acaba de escribir, como si supiera que mi día laboral acaba de terminar. Abro la conversación de Instagram, y me encuentro con una fotografía de dos botellas de cerveza, y agrega:
Si o no?
Sonrío.
Sí, por favor
Tengo sólo snacks para comer, eso está bien o no?
Mmm, creo que mi apetito quiere más. Paso por una pizza de Olivers?
Vaya, te has ganado mi corazón, Gia Beckman
Vuelvo a sonreír, pero no lo respondo. Guardo el móvil y salgo de la editorial. No me sorprende ser la última en irse, tan típico.
Me subo al auto, y conduzco hasta Olivers. Una vez que entro, los empleados me saludan con mucha más confianza que el otro día. Me hacen sentir que soy su amiga.
—¿Pizza para llevar? —pregunto.
—¡Claro! —me responde Ian, el chico que nos atendió la vez que vine con Steven—. Veo que te hemos convencido.
—Lo han hecho, pero no han destronado a la mejor franquicia.
Se ríe.
—Eso porque no vendemos postres, sino lo haríamos —sonríe y me guiña el ojo derecho—. ¿Cuál de todas nuestras pizzas?
—La favorita de Steven.
—Aquí la llamamos con extra queso, pero de acuerdo ¡marche la pizza favorita de Steven!
—¡Marchando! —le responden desde la cocina.
Y mientras espero a que esté lista, saco el móvil y le escribo a Lisa.
Hoy no ceno en casa, no me esperes
Y eso por qué?
Salida con compañeros de trabajo
Ah, sí, seguro. Ahora en serio, por qué?
Me río, no le respondo y me vuelve a escribir. La ignoro, y vuelve a escribirme. Incluso me llama, y cuando no respondo, me envía un mensaje con una serie de insultos por ignorarla, y por mentirle.
Ya, tranquila, luego te cuento
Le respondo al fin.
Al menos dime con quién vas a estar
Bien. Recuerdas al tío de la fiesta? El de la lluvia? Bueno, él
Espera, QUÉEEEEEE?
Me río, pero sé que dejar a Lisa con tantos interrogantes no es para nada bueno. Sospecho que me va a esperar despierta, con helado o palomitas.
Ian me llama, ya está la pizza, pago por ella, me despido de mis "amigos" y salgo. Cuando me subo al auto, le envío una fotografía de la pizza a Steven.
Oh... creo que ya huelo el queso
Emprendo viaje, con cosquillas en mi estómago. Las mismas que luego recorren mi cuerpo de pies a cabeza. Me siento nerviosa, muy. Y cuando estoy cerca de su casa, mi corazón se acelera.
Al bajarme del auto, respiro profundo unas tres veces antes de tocar timbre. Y es al segundo llamado cuando escucho que Steven se acerca.
Abre la puerta, y al verlo, mis piernas parecen hojas de otoño a punto de caerse desde lo más alto del árbol.
Está demasiado atractivo, o no sé, pero el color azul de su camiseta sin mangas le queda muy bien. Cuando me sonríe, no me creo capaz de seguir un segundo más de pie, pero por suerte no caigo, por suerte a veces soy exagerada.
—Hola, Gia Beckman —dice sin dejar de sonreír.
—Hola, Steven Fry —respondo, sonriendo también.
Se hace a un lado para que pueda pasar, y cuando lo hago, su colonia se queda impregnado en mí. Mierda.
Cuando entro a la sala, me encuentro con la pequeña y hermosa Penélope, así que dejó la pizza sobre la mesa de café y corro hacia ella. Por suerte no se asusta ni me rechaza cuando la alzo.
—No puedo creer lo hermosa que es —digo y la acaricio. La acaricio y lleno de besos, cosa que Penélope me acepta sin problema, y como si eso no fuera poco, comienza a ronronear.
—Ya le caes bien —Steven nos observa con los brazos cruzados.
—Eso es bueno, la última vez que besé a un gato, me acarició el rostro con sus uñas.
Steven se ríe.
—Hay gatos y gatos. Penélope es muy amistosa.
Me siento en el sofá, sin soltar la gata, quien se acomoda sobre mi regazo. En ese instante, Steven desaparece, para aparecer a los pocos minutos, con dos recipientes llenos de papas fritas. Luego vuelve a irse, y trae la cerveza prometida. Me entrega una botella y se sienta en el sofá que está junto a donde me encuentro sentada.
—La pizza...
—Extra queso, por supuesto —le digo y sonríe para luego beber un sorbo de cerveza.
—¿Frente a quién estoy sentado? —pregunta.
—¿Disculpa?
—Lo que has oído, háblame de ti, Gia. No sé mucho de ti.
Sonrío.
—Creí que ya lo sabías.
—Te juro que no le pregunte nada de eso a Will. Y si no lo decías por él, tranquila que no soy Joe.
Me río cuando hace referencia al personaje principal de You.