Capítulo 46 - Historias

Después de todo, Alice era quien lo había traído aquí y si Xavia continuaba ridiculizando a Gerald, entonces realmente la avergonzaría.

Después de todo, sólo un dueño debería poder golpear a su propio perro, ¿verdad?

“Vengan, ¿por qué no se sientan aquí? Como Yuri y Xavia también son de la misma universidad, ¡deberían sentarse todos juntos!”.

Quinton llevó a Gerald y a todos los demás a una mesa enorme. Después de eso, los asignó uno por uno para que pudieran sentarse.

Yuri y Xavia no se negaron a sentarse con ellos porque si se sentaban con ellos, ¡Xavia podría presumir! Sin embargo, tan pronto como llegaron Yuri y Xavia, la mesa que podía acomodar a quince personas de repente se llenó un poco.

Las seis del dormitorio de Alice, cinco de ellos del dormitorio de Harper, y Naomi serían un total de doce personas. En ese momento, Xavia, Yuri, y Quinton también estarían sentados en esta mesa. Por lo tanto, esto naturalmente significaba que no habría espacio para Gerald en absoluto.

“¡Oh no! ¡Esto es realmente vergonzoso! Hermano Gerald, lo siento, pero no queda asiento para ti”.

Quinton sonrió con frialdad antes de comportarse como si se sintiera muy apenado en ese momento. Harper dijo apresuradamente: “Gerald, ¿por qué no vienes aquí y te acomodas con nosotros?”.

“No sería agradable que estuviéramos apretados. Después de todo, mucha gente rica y poderosa viene a este lugar. Si estuviéramos apretujados, no se vería nada bien...”.

Quinton se rascó la cabeza y no pudo evitar suspirar en ese momento.

“Originalmente estaba planeando sentarme aquí con todos ustedes para que pudiéramos charlar y hablar antes de subir al escenario para participar en la ceremonia de apertura. Como no comeré de todos modos, ¡simplemente subiré al escenario y Gerald podrá tomar mi asiento!”.

“¡De ninguna manera! ¡De ninguna manera! ¡Absolutamente no!”

Jocelyn y las otras chicas gritaron de inmediato.

“¡Si cedes tu asiento a Gerald, entonces él estará sentado entre Alice y yo! ¡Absolutamente no! Además, ¡no queremos que te vayas, Hermano Quinton! ¡Aún queremos escuchar más de tus historias y conocer tus ideas!”.

Todos continuaron hablando, uno tras otro y esto colocó a Gerald en una posición muy difícil.

‘¡Maldición! Definitivamente me vengaría de ellos más tarde’.

Gerald no pudo evitar sentir un poco de odio en su corazón. Estaba a punto de irse en ese momento para no tener que mirarlos a la cara más.

Después de todo, ya estaba de mal humor.

En ese momento, la voz del presentador sonó de repente en el escenario: “¡Silencio! Todos, por favor, hagan silencio. Esta noche…”.

La ceremonia de apertura está por comenzar y el anfitrión estaba dando su discurso en ese momento. Todos tomaron rápidamente sus propios asientos y el ambiente en el salón de banquetes estaba muy tranquilo en ese momento.

Gerald no tenía asiento y estaba parado incómodamente en medio del salón de banquetes. Naturalmente, atrajo la atención de muchas personas.

“Oh Dios mío. Mira a esa persona. ¿Por qué está parado allí de una manera tan incómoda?”.

“¿Es camarero? No, no parece un camarero. ¡Basta con mirar la forma en que está vestido! ¿Crees que se coló aquí en secreto para robar comida y bebidas?”.

“¡Jajaja! Esto es muy vergonzoso. ¿Ese pobre no tiene asiento? ¿Cómo planeó la familia Ziegler su ceremonia de apertura? ¿Por qué su invitado está parado incómodamente en el centro del salón de banquetes sin un asiento asignado?”.

Algunos de los invitados comenzaron a susurrar entre ellos. Al mismo tiempo, en una de las mesas principales más cercanas al escenario, un grupo de hombres y mujeres jóvenes estaban sentados juntos en ese momento.

Esta mesa generalmente se reservaba para personas con estatus distinguido y antecedentes familiares sólidos.

La sala de banquetes en el Restaurante Gran Mariscal era muy grande y aunque Quinton era el que había arreglado personalmente la mesa para Alice y sus amigos, él sólo podía conseguir una mesa en el centro de la sala de banquetes para ella.