Olvidar no es tan fácil, sé que lo has sentido. Piensas que te ahorrarías muchos problemas si pudieras elegir qué quieres poseer en tu vida y cómo tenerlo, como la comida que deseas comprar o la que tiras a la basura, pero entonces el azar no existiría y el tiempo no sería más que un sustantivo monótono y predecible. A veces, aunque duela, hay que aceptar que no todo es color de rosa, que la vida tiene dificultades, que las actitudes determinan quiénes somos y hacia dónde vamos, que el dime con quién andas y te diré quién eres es real, que no se es pobre por lo material, sino por lo espiritual, que hay que aprender a vivir tanto con lo bueno, como con lo malo.
No siempre existe una explicación lógica para lo que ocurre, en determinados momentos se debe aplicar la fe. Debemos creer que lo que hoy estuvo mal, a lo mejor mañana podrá estar mejor, busquemos soluciones, no impedimentos, a fin de cuentas, el tiempo es muy largo y la vida tan corta.
Si te dejas afectar por todo no perdonarás ni olvidarás, te estarás sometiendo a tu propia mente y serás un esclavo de los pensamientos negativos. Sí, es duro borrar a una persona, pero debes comprender que no todo el que afirma ser tu amigo lo es. Debes tener actitud selectiva, quédate con los buenos momentos y aprende de los malos, pues el ser humano es como una planta: para que esté saludable debes protegerla de las plagas y dedicarle tiempo, esfuerzo y amor.
Deja que pasen los días para sanar tus heridas, para que puedas destilar lo que te contamina, da tiempo al tiempo y verás que olvidar no es difícil si tienes bien claro el tipo de persona que serás y quiénes quieres que te acompañen en el proceso.