Confesiones

Maniquíes.

 

Dicen que somos esclavos de nuestras propias decisiones, pero yo digo que nosotros mismos decidimos si lo seremos o no. A diario, las revistas de moda y belleza nos revelan los patrones que debemos seguir para ser aceptados pero, ¿qué se esconde tras las fotos de los esbeltos modelos?

Fingen sonrisas para mostrar felicidad, se ocultan tras capas de maquillaje para no aparentar cuán cansados están o a fin de no dejar visibles las marcas del tiempo (esas que las cirugías y el ejercicio no han podido corregir), su ropa es de último diseño y, aunque la mayoría no la usa más de unos minutos, son recordados como sus promotores. Parece que no tuviesen defectos, pero son seres humanos que, ante todo, tienen problemas, enfrentan muchas inseguridades y disponen de poco tiempo para sí mismos.

Eso se nos vende: falsos estándares, ilusiones frágiles, maniquíes de falsa perfección, ¡y caemos en la trampa!

Nos dejamos guiar por la utopía, deseamos imitarlos, sentir lo mismo, que las miradas se desvíen en nuestra dirección, ser envidiados por lo que tenemos. ¿Acaso no importa el interior?

Se nos olvida que la belleza es pasajera, que los años pasan factura y que, por más que queramos ocultarlos, algún día saldrán a la luz, que lo esencial, como dijo Antoine de Saint Exupéry en ''El principito'', es invisible a los ojos, que las personas inteligentes buscan calidad interior y no exterior y que cada uno tiene su sello personal que lo hace insustituible.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.