Contemos estrellas

Capítulo 4❤

Él estaba allí junto a mi.

 

No sé como, quien le avisó tampoco sé si fue mera casualidad o si estaba escrito por el destino; pero allí estaba. Sentado junto a mi en un parque abandonado, escuchando mis llantos pues él no se acercaba a mi ni me pedía que me calmara, quizá él si me comprende.

 

Levanté la cabeza y pude sentir los ojos de Dash observarme penetrantemente, así de fuerte como mis sentimientos hacia él llegaron a mi corazón.

 

—¿Por qué no me dices que me calme?—. Pregunté entre llantos y mi voz desgastada.

 

—Porque eso solamente lo dicen aquellas personas que temen demostrarles a los demás que la realidad duele—. Sus palabras eran tibias, sus sentimientos estaban ocultas bajo esas palabras.

 

Él tenía razón.

 

Si ves a alguien llorando por favor no le pidas que se calme porque eso lo empeorará todo, mejor dale un abrazo y que esa persona sienta que comprende su dolor.

 

Porque sí, los abrazos tienen significados.

 

Como el abrazo que le estoy dando a Dash en estos y que él me correspondió. No tenía espacio para que mi corazón latiera rápido, solamente sentía el espacio que se disminuía entre él y yo.

 

Así como dos estrellas en el cielo, así sentíamos que éramos nosotros dos en aquel momento.

 

—¿Cómo llegaste hasta aquí?—. Le pregunté desde un momento y deshice el abrazo.

 

Él me observaba queriendo ver más allá de mi alma.

 

—Solía venir aquí con mis padres a los 7 años. He tenido la sensación de querer venir, sé que suena extraño pero es la verdad—. Era cierto, suena un poco descabellado pero aún así mi tonto corazón se lo creyó.

 

Quisiera permanecer en este momento, no sentir aquel vacío que guarda mi pecho y seguir adelante tomada de la mano de Dash.

 

Después de varios minutos de largas platicas y momentos muy amenos decidí preguntarle sobre lo que ví detrás de los bancos.

 

—Oye, una pregunta— tomé valentía de no sé donde pero la saqué—. No es porque tenga nada contra ellos pero... te ví un día detrás de los bancos con un chico y me pregunta...—. Me interrumpió.

 

—No, no soy gay—. Ah, bueno.

 

¿Se habrá ofendido por mi comentario?

 

Él no tiene la idea de lo mucho que lo quiero—. Pensé.

 

—Oh, no sabía que me querías—. 

 

Demonios, pensé en voz alta.

 

Jodida bocota.




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