Gota tras gota, caen de mi rostro, rostro destruido por el dolor y soledad.
Anhelos y recuerdos se unen a mi cabeza, ya no puedo más, me estoy ahogando en el mar, mar que cada día me consume poco a poco hasta que mi corazón deje de latir.
Miro el ocaso, me pierdo en el horizonte, pero no lo encuentro, deseo arrancarme este corazón, este sufrimiento y dolor.
Cada vez llueve más y más, cada gota se une con mi llanto y cada trueno se une con mi lamento, caigo de rodillas, mi cuerpo ya no me soporta, pero sin embargo sigo viva, si así se le puede llamar.
Llamo entre susurro su nombre, grito al mar aquella promesa que nunca cumpliste y cada vez estoy en el ojo de la tormenta.
Me pregunto ¿En qué momento me hice una con el mar? En el momento que decidí levantarme y nadar hasta lo más profundo para ya no salir, al final el dolor y no la razón pudo conmigo.
El mar por fin escuchó mis súplicas y de la pena se dejó mi corazón en lo más profundo de su ser, hasta que mi cuerpo toco el fondo es cuando deje de existir.