Quevedo, 02 de Mayo del 2021
Llegamos al hospital después de haber comido algo, ya que en pleno encierro y desesperación no nos dio tiempo de nada. Eran las 3:15pm cuando ingresé a la sala de espera y pregunté acerca de la salud de mi papá.
Salí del hospital ya que fuera se encontraba mi madre junto a una de mis hermanas - Naomi-, y la enfermera a cargo salió para darnos un poco de información y ayuda. Se ofreció muy amable para ingresar y hacer una videollamada para que podamos hablar con mi papi. Accedimos, esperamos al rededor de 10 minutos y apareció, se acercó cuidadosamente a decirnos que mi Cholo había entrado en crisis (una vez más) y los Doctores estaban haciendo lo pertinente, pero que debíamos estar preparados de todos modos.
Ingresé al pasillo tras la enfermera, pero fui cobarde; no me dio el corazón y mi cuerpo era incapaz de moverse para cruzar al otro lado del pasillo, por miedo a encontrarme con una realidad dolorosa, misma que se acercaba cada vez más rápido.
Ver desde aquella esquina como se iba retirando el personal de salud uno a uno, quitándose los guantes y con los hombros caídos por no haber podido hacer nada más me apretaba el corazón, me lo estrujaba como jamás antes había sentido.
Yo entraba y salía de aquel pasillo, sintiendo temor y pidiéndole a Dios perdón por mi egoísmo, ya que horas antes había ingresado otro paciente al área de emergencia Covid, y en ese momento anhelaba y esperaba que fuese a esa otra persona a quién habían dejado sólo en esa camilla, sintiéndome culpable porque una de sus hijas estaba esperando noticias junto a mí.
Al asomarme al pasillo nuevamente, vi ingresar al Doctor encargado del área acercándose hasta la base de las enfermeras y extendió su mano diciendo: - aquí está la hoja de defunción.
No logro descifrar si fue mi mente la que no quizo escucharlo o fue porque lo dijo entre dientes, el caso es que no logré procesarlo y tuve que preguntarle a mi compañera de pasillo si había escuchado bien.. A lo que ella no supo responder porque no había puesto atención.
La enfermera que nos quiso ayudar con la videollamada ingresó después de haberla presionado mucho para que me diera información de mi papi (esperando que sean buenas).
Esperé quizás 3 minutos, que en ese momento para mí fueron una eternidad, cuando volví a verla se acercaba a mi y le pregunté con señas que había pasado, que noticias me tenía; ella respondió de la misma manera abriendo los brazos y negando con su cabeza, confirmándome que había sido mi padre quién había partido de este mundo.
-NO ESTÁ MÁS, NO RESISTIÓ.
LO SIENTO MUCHO. DEBEMOS COMUNICARLE A SUS FAMILIARES.
No sé si todos pasamos por lo mismo, o experimentamos el mismo sentimiento. Como si te desconectaras, no logras pensar con claridad, por un momento se detiene el mundo tratando de asimilar lo que está sucediendo, tus órganos y tus sentidos no logran alinearse...
Luego reaccionas, despiertas del trance y rápidamente tu mente empieza a trabajar pensado en cómo le vas a decir al resto de tu familia, que de ahora en adelante nos toca salir adelante solos, jamás te has preparado para llevar este tipo de noticias, como vas a poder mantenerte firme y fuerte para sostener a los tuyos, como vas a decirle a tu madre que su compañero de vida ya no está, como vas a consolarla? ¿Cómo va a reaccionar? ¿Se desmayará? ¿Peligrará su vida también?
¿Como le digo a Naomi?
Tu hermana tiene un carácter de hierro, a quién todo el mundo ve como la más fuerte, pero tu sabes que va a ser la primera es desmoronarse.
No quise salir enseguida tratando de calmarme a mí misma. Dando vueltas como león enjaulado en ese pasillo blanco, poco a poco sentí que me estaba faltando el aire, sentí como si me estuvieran ahorcando y la vida se me fuera de a poquitos.
Logré tomar fuerzas, uno de mis tíos (hermano de mi padre) llegó al lugar y desde fuera me preguntó que pasaba y solo pude sisear mi cabeza de un lado a otro negando la existencia de mi papi, el sólo atinó a golpear las rejas de la puerta externa del hospital y acto seguido inició la pesadilla, los gritos de mi hermana tirada en el suelo y mi madre encerrada en el carro en estado de shock, comunicando que mi papi había partido y que debíamos ser fuertes. Todo me dio vueltas, sentí náuseas, ahogo, miedo, vacío, desesperación, frustración, culpa. Apoyándome de la pared me agaché para lograr respirar, al pensar nuevamente en mi mamá, agarré fuerzas de donde no habían porque me sentía derrotada y caminé hacia ella.
Habían muchas preguntas y ninguna respuesta..
Al salir del hospital llamé a mi esposo:
-Necesito que vengas, mi papi ya no está. Se murió.
Cruzamos una palabras y colgué.
Llegué donde mi mamá:
-Mami, estás bien?
-Cómo te sientes?
Y ella contestó : Si mi amor, tranquila que todo va a estar bien. Para luego desmoronarse por completo y junto a ella, yo.
Cada día recuerdo ésto como si estuviese pasando en ese mismo instante y el sentimiento sigue ahí, latente.