Crónicas de Vendeleyes

Asalto al castillo inexpugnable

Era de noche. Hoy es cuando por fin ooneree y su gente saldrían de la pobreza. El golpe de sus vidas será efectuado hoy. El cielo estrellado se deja ver, pero en el horizonte, con ojo avizor se pueden ver un gran cumulo de nubes que se mueven a una velocidad de vértigo.  

 4 siluetas corren agazapadas entre las sombras. Cada una de ellas a una dirección diferente, pero con el mismo destino. Aunque es bien entrada la noche, no se pueden descuidar. Ya que rumm la más brillante de las lunas, alumbraba con una luz verde legañosa desde el horizonte. Se puede caminar sin miedo a tropezar cuando rumm está en su punto más alto, pero muy pronto dejaría de estar en el firmamento. Para ese entonces, todos ya tendrían que estar en sus posiciones. Hoy no puede haber fallos.

La misión que se proponen es una que muchos han intentado, pero que nadie ha logrado. Entrar en el castillo del rey más influyente de los reinos del norte. Un paranoico que lleva el nombre de Meruurem que se jacta de tener un bello palacio cuando en realidad, lo que tiene por hogar es una fortaleza, que hasta esta noche se ha creído inexpugnable. La fortaleza tiene 5 anillos a desnivel teniendo los aposentos del rey y el tesoro en el anillo más central. Es por todos sabido que el rey tiene todas las riquezas que sustentan al reino dentro de ese complejo. Por lo que la seguridad es la mejor de los 8 reinos. Si alguien fuera capaz de entrar y sacar, aunque sea una parte de semejante tesoro, sería tan rico que hasta podría comprar un título nobiliario.

Cuando es invierno en los reinos del norte, el frio es capaz de congelar hasta el mismísimo mar por lo que no es nada agradable para esos monstruos tan temibles que los nobles de todo el continente suelen utilizar para proteger sus terrenos. Por lo tanto, en estas épocas del año son mandados a tierras más cálidas donde son de mayor utilidad, esperando el regreso del verano. Ningún ser que tenga un mínimo de sentido de la supervivencia pelearía con una de esas cosas. No hay forma de que una persona logre derrotar a tales monstruos. El frio es lo único que te puede ayudar. Eso es lo que hace tan especial esta noche, será la más fría del invierno. Una noche que es reinada por muur la más oscura de las lunas y para poner el broche de oro, los eruditos pronosticaron una fuerte nevada después de que rumm dejara el cielo y todo parece indicar que así será.

Una corriente de gélido viento hace que el corto cabello castaño de miig revolotee y le recuerda lo que está por suceder. Ella se encuentra a las faldas de un ancho romperrocas donde puede ver el cumulo de colinas que son las casas del norte. y solo porque sabe dónde tiene que buscar es capaz de identificar donde es que se esconde el resto de su banda, aunque solo es capaz de ver a unos de ellos. Revisa que todo su equipamiento esté donde tiene que estar. Esta es la séptima vez que lo hace. Ella se frota las manos con la esperanza de obtener un poco de calor, aunque ooneree dijo que evitaran en la medida de lo posible ese tipo de comportamientos, pero todos en la banda saben que ooneree es muy supersticiosa en cuanto a esos monstruos se trata. Igual no viene mal ser precavida por lo que deja de hacerlo y apretando los dientes aguanta el frio, rebulléndose más en su abrigo. todo lo que falta para que el golpe dé comienzo es que empiece la nevada. Una vez más miig revisa que todo su equipo esté en orden.

 

1

Un soldado camina por lo alto de la muralla. Su paso es cansado, aunque no es lo suficientemente viejo para tener ese andar. Los últimos días han sido muy complicados. El rey se enteró por sus eruditos que una tormenta llegaría de noche y por algún motivo eso lo puso de muy mal humor. No parece ser que nada diferente vaya a suceder el día de hoy como es habitual, pero no todo es malo ya que ha terminado su guardia. La suerte le ha sonreído y no estará en los muros cuando la nevada llegue. Con su paso cansado llega a una de las atalayas que se encuentran a lo largo de la muralla exterior, donde se encontró a un joven de alrededor de 18 años que funge como guarda con un pañuelo café atado en el brazo.

—hola. Lo lamento, pero llego la hora del cambio de guardia —dice el guardia con un matiz de felicidad en la voz, pero también de pena—.  Creo que te va a tocar tragarte la tormenta de boca. —termina con una amarga sonrisa en el rostro—.

El soldado que ya empezaba a tener un poco de nieve en los hombros, deja su lanza en un posa armas que está al lado de la entrada. Con un gesto de desdén se sacude la nieve de los hombros y da unos fuertes pisotones para limpiar las botas. 

­—hola Reaness. —Saluda el chico con una voz escasa de entusiasmo—. Que el rey nos obligue a estar de guardia en las murallas con una tormenta es de locos. —Dice el chico mientras come un poco de un cuenco que tiene en las manos—.

Una cálida hoguera en el centro de la atalaya calienta todo el lugar. Hay una hoya con una especie de guiso, que más que para tener una buena comida, es para llenar el estómago. Reaness avanza hasta el pie de la hoguera. Mirando el guiso hace una mueca.



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En el texto hay: accion y aventura, alta fantasia, sistema de magia

Editado: 03.02.2020

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