Crónicas de una sirena enamorada 1

Lúmina: Su vida antes de Joseph

Hace muchos años, una civilización de sirenas y tritones vivía oculta en las profundidades de las fosas de las Marianas. Tenían su propio sistema de gobierno, su propia "tecnología”, y tradiciones nunca antes vistas. El pueblo de Tritonia no tenía contacto con otras civilizaciones, únicamente con los habitantes de sus reinos vecinos, pues temían ser descubiertos, para ellos sería peligroso. 

Lumina, era una joven sirena que cada dos meses salía de las fosas a recorrer el mundo en compañía de otros diecinueve jóvenes, con el fin de estudiar las distintas civilizaciones terrestres y copiar algunos aspectos de su vida cotidiana. 

Su hermana menor, Amaranta y su primo Traimor, eran muy unidos a Lumina. Le brindaban el apoyo que nadie más le daba, ni siquiera su padre, el rey Ranhir, a quien no le agradaba que Lumina y su hermana salieran a explorar con su primo, pues Traimor era un joven tritón muy curioso y atrevido que desafiaba a las más temibles criaturas y de vez en cuando asustaba a los marineros mercantes que navegaban cerca de las costas polinesias. 

Mientras tanto en Brisbane (Australia), se encontraba Joseph. un joven marinero de ojos claros, algo así de color miel. Era nativo del país austral. En ese momento se encontraba disfrutando de sus últimos días de vacaciones. En una semana, estaría a bordo de un nuevo barco con nuevos compañeros e irían a Europa. Pero, antes debía viajar al mar de China. 

Los dos jóvenes no sabían que en sus diferentes viajes y aventuras harían conexión. Amaranta y Traimor por otro lado estaban listos para iniciar sus travesuras, la hora de asustar marineros estaba cerca. 

Una mañana, Lumina junto a los otros diecinueve jóvenes, salieron rumbo a las diferentes fosas del cinturón de fuego invitando a los representantes de cada pequeña ciudad a la festividad lunar (la más importante para Tritonia). 

Recorrieron las trece fosas del cinturón de fuego, pero olvidaron una que se halla al otro lado de América: La fosa de Puerto Rico. Al volver a las Marianas, Lumina recordó el pueblo faltante y decidió que iría a llevar la invitación a los representantes. Traimor conocía las intenciones de su prima y trató de detenerla: 

—¡Lumina! — Gritó un tanto nervioso — por favor, no vayas. Deja que yo me encargue. 

—Eso no lo puedo hacer, no quiero que te castiguen por mi culpa, no otra vez. — Dijo mientras se dirigía a la puerta — Más vale que permanezcas aquí, no tardaré. Traimor siguió a Lumina y le dijo que la acompañaría. Juntos salieron del palacio en busca de los límites de las fosas de las Marianas y de ahí nadar hasta la fosa de Puerto Rico. 


Los jóvenes nadaron velozmente, aunque en ciertas ocasiones la corriente no estaba a su favor. A la mitad del camino se encontraron con uno de los guardias del palacio, quien en ese momento emprendía un viaje rumbo a la fosa de Perú-Chile. Éste notó a Lumina nerviosa y supo que por la dirección iba hacia el océano Atlántico. 

Sin decir una sola palabra, el tritón se separó de los jóvenes rebeldes y siguió su camino. 

Cerca de la gran entrada en el fondo del South Sándwich Trench, Lumina y Traimor sentían sus corazones latir a millón. La joven sirena se detuvo repentinamente mientras su primo seguía en curso. Traimor al ver que ella no seguía el camino, volteó y la vio cerca de un pequeño grupo de peces. 

—¿Qué ocurre? — Preguntó. 

—No es nada, solo tengo un mal presentimiento. 

—Vamos Lumina, en primer lugar, fuiste tú quien nos trajo aquí— Respondió Traimor intentado animar a su prima. 

—Lo sé, pero... — Se detuvo y luego añadió — Algo va a ocurrir si atravesamos el portal. 

Traimor se acercó a Lumina y la tomó de la mano derecha diciendo: — Escúchame, vamos a atravesar juntos el portal y entregaremos la invitación. 

Lumina, al escuchar a su primo, tomó fuerzas y decidió continuar la travesía, mientras que Traimor permanecía alerta ante cualquier amenaza, pues en Tritonia corría el rumor de que en los límites con el Atlántico rondaba Iryatum, un enorme monstruo que solía atacar a las sirenas que atravesaran el portal. 

Traimor no sentía la presencia de dicho ser, pero Lumina insistía que algo pasaría. Estando ya del otro lado, las aguas se tornaban diferentes. Al anochecer, llegaron al palacio del rey Maher, líder de la comunidad que habita en la fosa de Puerto Rico. 

Maher al enterarse que era Lumina y su primo, dio la orden de no dejarlos entrar, sino que él personalmente (si así se puede decir) recibiría el mensaje desde la puerta. 

—¿En qué los puedo ayudar? — Dijo lleno de ira. 

—Rey Maher, soy Lumina. Hija de Ran… 

Lumina se vio interrumpida por Maher 

—Ya sé quién eres— gritó —¿A qué has venido? 

—Vengo a traerle la invitación para el festival lunar — Contestó llena de nervios — Los habitantes de las Marianas somos los encargados de dicha festividad este año. 

Maher contestó — No estás enterada, ¿verdad? — suspiró — Nos independizamos de Tritonia hace mucho, lo que allí ocurra no nos interesa.

Traimor sorprendido y enfurecido a la vez, contestó pacíficamente diciendo: 

—Lo sentimos, no sabíamos nada al respecto— Luego añadió — Nos marcharemos enseguida, no fue nuestra intención molestar. 

Maher dijo que no había problema, pero, les advirtió dos cosas; la primera, que no regresaran y la segunda, que tuviesen cuidado al llegar a la frontera. 

En el camino a casa, Lumina preguntaba a su primo en repetidas ocasiones por qué Ranhir o Thaón (padre de Traimor y segundo al mando del gobierno de Tritonia) jamás les dijeron sobre la independencia de la fosa de Puerto Rico, pueblo que adoptó el nombre de Marania. Cuyos habitantes deseaban ser parte del reino de Tánzur, compuesto por las fosas marinas del Atlántico. 




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