Entonces lo entendí justo después de dar el último sorbo a mi cerveza, ella está contenta de compartir algo conmigo, de hablar toda la noche y de caminar en la madrugada esperando que el frío no nos detenga, pero... cuando habla de él... sus ojos simplemente se iluminan. Ella es feliz durante esos pequeños minutos en los que le responde un mensaje, esas pocas veces que se han visto y durante esos segundos en los que le desea buenas noches mientras me da la espalda.
También decidí que dejaría de ser su mejor amigo, es más, dejaría de saber de ella, la sacaría completamente de mi vida porque, aunque la amo, ella ama a otro y, aunque quiero que sea feliz, es más doloroso saber que yo no seré feliz a saber que no voy a verla más.