De Bailarina a Primera Dama

IV

Mariana despertó en un hospital, la cabeza le dolía a morir, no recordaba como fue a dar hasta ese lugar. Se levantó de inemdiato buscó sus pertenencias en la habiatcion, las encontró justo sobre una pequeña silla al lado de la cama. Estaba por salir cuando se encontró al causante de sus desgracias en la puerta —¿A decidido abandonarnos tan pronto señorita? —preguntó con una sonrisa.

—Yo necesito salir de aquí, tengo muchas cosas por hacer.

—Entre esas cosas está morir como una indigente en la calle, tu madrina estará muy decepcionada de ti. Lucía me contó que las echaron de la casa donde vivian y nadie quiere recibirlas, en pocas palabras no tienen un lugar para pasar la noche.

—No es asunto tuyo.

—Fíjate que si, porque ahora ellas se encuentran en un apartamento que es mio. No les está cayendo lluvia, ni aguantan frío, detesto verme como un aprovechado pero quiero un trato.

—No estoy loca para hacer tratos con tipos como tú — Daian suspiró, cruzó sus brazos y la observo inmediatamente ella empezó a sentirse incómoda se sentía como un bicho en un laboratorio. Llevo sus manos a su cabello y jugó con el para disimular su nerviosismo —¿Qué tipo de trato quieres? —preguntó sin saber porqué.

—Tú rostro y el mío han salido en todos los medios de comunicación, se estipula que tenemos una relación por lo tanto quiero que así sea. Las personas deben creer que estamos muy enamorados y que por fin encontré a mi media naranja, a cambio de eso voy a pagarte lo suficiente para que puedas vivir cómodamente pondré el apartamento en el que están tu amiga y tu madrina a tu nombre. Puedo conseguir un trabajo de medio tiempo para que puedas continuar con tus estudios, sin necesidad de seguir en lo que hacías.

—Lo tienes todo planeado ¿Qué pasa si digo que no? —preguntó, queria comprobar hasta que punto aquel hombre era capaz de llegar. Al principio no sabía quién era y porqué había sido noticia si todos los días hay encuentros que terminan en hoteles. Lo observó con detenimiento y fue cuando lo supo, la ciudad estaba infestada con carteles con su fotografía y su nombre ¿Cuál era el nombre del tipo? No lo sabía a ciencia cierta, puesto que nunca se interesó en saber acerca de los candidatos políticos de su país. No porque no le importaba, sino que detestaba la manera tan vil con la que engañaban a las personas, ofrecían muchas cosas para al final terminar dejando a la nación peor.

Sabía que no era lo correcto al no saber nada de lo que hacían los candidatos, pero era obvio solo buscaban a los habitantes en tiempo de campañas. Tomaban fotografías con las personas más pobres del país para demostrar que estaban cerca de la población cuando en realidad les importaba muy poco que a diario niños murieran de hambre, que otros tuvieran que trabajar y dejar sus estudios, odiaba eso ¿podía ella caer en esas mentiras también?

—Te voy a decir lo que va a suceder. Tu amiga, tu madrina y tú no tendrán a donde ir. No tienes trabajo por lo que supongo que vas a llevarlas a un albergue, sabes algo. A Lucía le robaron el poco dinero que tenia guardado.

Escuchar eso dolía más que nada. No estaba en condiciones de ir a ni un lugar. La propuesta no estaba tan mal y si ya la había tratado de prostituta sin razón no veía nada de malo en alquilarse. Su motor fue siempre su madrina, temía que pasar la noche fuera pudiera provocar más daño a su delicada salud —¿Qué implica fingir ser tu novia?

—Vamos a hacer la presentación oficial, después de eso me vas a acompañar a eventos sociales, foros, visitas a los pueblos a donde vamos a hacer campañas, mostrarnos cariñosos ante todos, debes hacer lo que toda novia hace. Cuando estemos a solas puedes hacer lo que se te de la gana, no habrá besos, ni abrazos, menos intimidad.

— Puedo pensarlo.

—Claro, por hoy acompáñame te voy a llevar a donde están las personas que te importan, mañana me dices tu respuesta. Te espero afuera.

Daian salió de la habitación dejando a la chica pensando, olvidó preguntar algo, debía saber por cuanto tiempo sería una novia postiza. Terminó de vestirse, en la puerta la esperaba él, ni siquiera sabía como llamarlo ¿jefe, señor? No estaba segura de aceptar, sin embargo no tenía alternativa. Todo hubiera sido diferente al lado de Carlos, la ira la volvió a invadir y si solo fue un complot para separarla de su prometido. Si analizaba todo podía ser que fuera cosa del político cochino que la miraba, tal vez necesitaba una novia y ella que no sabía donde tenía la cabeza cayó como idiota.

Daian le cedió el paso, el cual era firme, si su sospecha era cierta se encargaría de divulgar la noticia tal vez así se podría casar con Carlos. Aunque al pensar las cosas mejor, lo que una vez se ha dicho no podía quitarse y su ex novio no fue necesariamente amable. Subió al auto sin decir nada excepto un "gracias" al chófer que le abrió la puerta. Obervaba de reojo a la persona que iba a su lado, si todo fue como lo imaginaba en ese momento sería capaz de matarlo. Ni loca pensaba aceptar, que se buscara a otra idiota, ella pasaba de todo.

Miraba por la ventana ignorando a la persona que iba a su lado, la vida nunca había sido justa con ella no pedía nada gratis, solamente ya dejar de sufrir. Las lágrimas empezaron a salir quería reprimirlas, las limpió disimuladamente no quería que él la viera llorar. No iba a prestarse a un juego tan sucio no quería engañar a nadie, si lo hacía Carlos se daría cuenta que todo era cierto y no podría desmentir nada. Aunque no lo reconocía en el fondo de su corazón deseaba volver a su lado, seguía enamorada como loca de su ex novio.

Entró al apartamento y la imagen que vio la conmovió en gran manera, Lucía echaba algo a freír mientras su madrina picaba algunas verduras las dos conservaban animadamente —¡Amor que bueno que llegas! Estaba preocupada por ti, pero este señor me dijo que estabas bien —Dijo la señora empujando su silla vieja para estar cerca de ella. Su amiga le dedicó una sonrisa antes de abrazarla.




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