De Bailarina a Primera Dama

Capítulo VIII

Si bien los miradores siempre son fantásticos en la noche son mucho mejor, las luces de las calles desfilan a los ojos del espectador. Un silencio reinaba desde hace unos minutos en aquella pareja su mirada estaba fija en una misma dirección, incluso la chica que nunca dejaba el parloteo se quedó muda, ya tenía un lugar preferido, se asomó a la orilla y sintió el viento tocar su rostro. El hombre la observaba sin decir nada nunca había invitado a nadie a ese lugar aunque era muy concurrido le gustaba pensar que era para él.

-Y entonces que hay de ti, no me has contestado ¿por qué quieres ser presidente? -seguro debía ganar mucho en su empresa pero aún así se obstinada en ser candidato.

-Yo también tengo sueños, deseo cumplirlos.

-¿para eso tienes que ser presidente?

-La verdad quiero un país mejor, con oportunidades para todos, que la educación en verdad sea gratuita, evitar que muchos niños dejen la escuela por tener que trabajar.

-Eso no es fácil, no es algo que se logra de la noche a la mañana.

-Pero podemos hacer algo, tengo muchas expectativas. Yo no quiero ser como todos los que se dedican a lo mismo, mi objetivo es ayudar a que nuestro país salga de donde esta.

-Sabes es difícil de creer, mírate montaste el show de un noviazgo, eres capaz de mentir en algo así. Ustedes solo usan esas palabras para convencer pero después se olvidan de todos y se abastecen así mismos sin importar el porqué están en el poder.

-¿No crees que nos calificas a todos por igual?

-Dime tú ¿a caso no son todos iguales-era justo lo que ella pensaba, Daian suspiró para demostrar su frustración, el mundo de la política era muy difícil y no podía culparla por pensar de esa manera bien lo decía el dicho 《hazte fama y échate a dormir》la mayoría que se dedicaba a lo mismo que él tenía una sola meta "llevarse todo lo que pudiera" cerró sus ojos para reprimir su enfado. No era justo juzgar a todos por igual.

Sin saber que decir se levantó y caminó hacia su auto, no sabía para qué la llevó a ese lugar. Mariana lo siguió de cerca mientras miraba como él se alejaba, pronto se detuvo en seco 《no tenía porqué seguirlo》 Daian volteó a donde ella estaba -Nos vamos ¿vienes?

-Eres bipolar primero me traes luego te vas ¿eres complicado lo sabias?

-No voy a dar explicaxiones de mi manera de actuar.

-Claro aquí yo soy la empleada y tú el jefe por eso tengo que hacer todo sin rechistar, eres un patán.

-Y tú una loca histérica.

-Histérica la madre que te parió, a mi me respetas -sin pensarlo se acercó para darle manadas en el pecho, pero era tan pequeña que no era rival para Daian por lo que en cuestión de segundos quedó inmovilizada por los fuertes brazos del hombre, si sus ojos fueran dagas el sería un hombre muerto. Su aliento rozó su cara, el frío empezaba a caer sobre la ciudad la chica sintió algo en su interior pero no quiso darle importancia.

-¡Suéltame patán!

-No voy a hacerlo -su mirada había pasado de enojo a una de diversión -Siempre me ha gustado practicar equitación y me han atraído las yeguas con toques salvajes, es divertido.

-No soy una yegua.

-Nadie lo dijo pero si crees que lo eres no hay manera de decir lo contrario.

-Eres un... -Sus palabras fueron calladas por Daian, Mariana abrió los ojos sorprendida era un beso robado su cuerpo se puso rígido mientras sentía los labios de él hacer contacto con los suyos. Era diferente pero a la vez sintió ganas de abrir los labios para ceder paso a la lengua del hombre que exploraba su ser ¿Qué estaba haciendo? Al percatarse de eso reunió sus fuerzas y gracias a que había aflojado su agarre lo apartó de un 
empujón para propinar una bofetada mientras sus pupilas se tornaba de color carmesí.

Daian no sabía lo que pasó solo sintió el impulso de callar sus insultos con besos, él no era de ese tipo de hombre que se aprovechaba de la situación sin embargo lo hizo -Lo siento, no debí hacerlo es solo que no dejabas de hablar y yo no sabía que hacer.

-Yo... -Las palabras no salían de su boca por lo que optó por cambiar el tema -debemos irnos.

Resultaba extraño para ambos no pronunciaron palabra alguna ya que nada podía romper ese momento incómodo. Viajaron juntos en el auto el trayecto parecía eterno para ambos de vez en cuando sus miradas se encontraban pero ellos la apartaban de inmediato, después de un tiempo llegaron al apartamento, Daian rodeó el auto, pero al llegar Mariana estaba fuera de el, sin más se volvió a subir por instinto ella espero a que se marchara, cuando se iba bajó la ventana y dijo -Mañana tenemos una reunión con personas del área rural, debes acompáñame. Descansa, que tengas un sueño reparador.

Mariana caminó hacia la entrada con muchas dudas ¿por qué la besó? No lo sabia pero había algo que si podía saber ¿por qué ella lo permitió?¿no estaba enamorada de él? Hacía apenas unos días que fue dejada en el altar, su reputación estaba por los suelos como una infiel que no tenía respeto por nadie. La culpa la empezó a invadir, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras pensaba en todo 《fingir que nada pasaba le estaba doleindo》 no quería verse vulnerable.

Tiempo antes

Mariana salió como todos los días a hacer su baile, sintió una mirada penetrante desde el fondo lugar a donde dirigió la mirada, sus ojos se encontraron con otros color miel una sonrisa perfecta. Desde ese momento no pudo concentrarse sabía que alguin en el fondo de aquel salón la observaba, al terminar su número estaba por irse cuando alguien depositó dinero en su bata de enfermera 《cada día un nuevo disfraz》se sobresaltó al ver de quien se trataba.

El hombre del fondo había llegado a ella. Entró a su camerino y al salir él estaba afuera esperando hablaron durante unos minutos, él prometió volver todos los días para verla.

Tiempo actual

Su error fue dejarse convencer fácilmente, en cuestión de un mes ya era novia de Carlos. Se ilusionó tan fácil que ahora sentía pena de ella misma ¿tan necesitada de amor estaba? Él nunca la amó porque de haber sido así la hubiera escuchado ¿cierto? Aunque que podía decir, hasta la fecha no había descubierto lo que en realidad pasó. Su mente trabajaba a gran velocidad tan ensimismada estaba que sin darse cuenta llegó a la puerta del apartamento en que vivía desde hace unos días.




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