Me sorprendió bastante ver a Grace Austin sentada en el comedor de Ruby después de las humillaciones que le dio la semana pasada.
Grace me mira sin una pizca de humor en su rostro, cosa que me deja anonado, según tenía entendido, le caía bien, o eso me hizo creer mi hermana menor, Lori.
¡Dios mío, como le pude creer a una niña de siete años!... cada vez me siento más estúpido.
—Hola, Grace— digo algo tímido y escondiendo el rubor en mis mejillas. Me tranquilizo al ver que Antonella, mi compañera de química, viene bajando las escaleras.
—Oh, hola Señores Sharp y demás— dice tranquila—. Vamos, Frasier— hace una seña con la cabeza y sale del salón, yo por supuesto la sigo. No quería quedarme más tiempo allí, compartiendo el mismo oxigeno que ella. Me intimida.
— ¿Esa era Austin?— pregunta Anto, como le gusta ser llamada, en un susurro.
—Si…— confirmo en un débil susurro, mientras veo como el cielo se llena de corazones.
Ella hace una mueca de asco—. Definitivamente no sé qué le ves a esa culicagada.
—Hey...tiene tu misma edad— murmuro, con miedo a que se ofenda.
—Pues no lo parece— rueda los ojos—. ¿Sabes que le gustas a Nicole?— volteo a verla inmediatamente.
—Eh… ¿Carter?— pregunto dudoso, esa chica era como una versión de Ruby pero mucho, créanme que mucho, mas intimidante. Con sus pequeños lentes, ropa celeste, cabello perfectamente peinado y su estilo de diva, era capaz de cualquier cosa. Era demasiado…para mi…sí, eso…demasiado.
Anto ríe levemente—. Si la conocieras sabrías que no es tan terrible—créeme, no tengo intención alguna de conocerla, ni hoy, ni nunca—. ¿En qué barrio vives?— cambia de tema.
—Garden of sky.
Ella sacude su mano, tronando así los dedos—. Ese barrio es caliente— no creo que se refiera exactamente a los chicos, en ese barrio no hay nada bonito—. Ahí mataron a la drogadicta esa, ¿no?— me limito a asentir al ver que no se nada sobre el tema.
Camino rápidamente hacia el coche de Anto con la ilusión de poder despedirme. Odio hablar con un persona con la cual no tengo de que hablar.
—Si quieres te llevo— ofrece, meneando sus llaves. Niego—. Sube.
Hago lo que ella me pide sin rechistar, causando que esta sonría.
. . .
—Hola, estúpido— saluda Lori, con una gran sonrisa mientras se abraza fuertemente a mi pierna.
— ¡Lori, suéltalo!— dice mi madre, Daley, sonriente—. Bienvenido, guapo— ella me pica un ojo mientras mi hermana se agarra más fuerte de mi extremidad. Mi madre ríe.
—Hola…— digo con desgane para después pasar a la cocina.
— ¿Cómo te fue en tu proyecto?— cuestiona mi madre.
—Si te soy sincero, pésimo— paso mi mano por la cara—. Trabajar con Ruby es insoportable, y ni hablar de Antonella, cada letra tenía que quedar perfecta, y lo peor, lo escribimos a mano, y siempre con su “Bolita, Palito, Bolita, Palito”. Y para finalizar, la cereza del pastel, cuando estábamos por irnos, apareció Grace en el comedor de Ruby, con sus padres, y a que no adivinan la cara que hizo al verme.
Mi madre me mira divertida, mientras que Lori ya exploto a carcajadas.
—Tu vida es una desgracia, Frasier— suelta entre carcajadas mi hermana.
—Gracias por decir lo que ya se.
Sinceramente me imagino como el dinosaurio verde, el que era un fracasado, y después conoce aún… ¿perro?... y se vuelve el héroe de la historia. Así que me imagino, como un completo idiota corriendo detrás de Grace.
— ¿Aun sigues pensando que Grace te odia?— dice Lori tratando de no volver a reír, yo la miro mal— ¡Esa chica te ama!— explota en carcajadas.
—Algún día te amara— Daley me da un par de palmadas en la espalda sonriendo.
Todos pasamos a la cocina, en donde tan solo hay un pequeño mesón, una vieja estufa, una pipeta de gas y un par de ollas quemadas sobre el fogón. Mi madre ha hecho pastas con atún, y mi hermana la limonada.
Comemos entre charlas pequeñas y muchas risas por parte de Lori.
—Má, ¿Es cierto que en el barrio aquí en el barrio mataron una drogadicta?
—Uf, hace años paso eso— responde ella exagerando—. Ya salió la nueva lista, nuevamente va a haber limpieza.
La listo era algo así como un acta de muerte, con todos los nombres de los drogadictos, ladrones e hierbas malas de todo Bomlard, y la limpieza era matarlas, generalmente se hacía cada que los barrios más peligrosos se llenaban de ratas bandidas.
— ¿Ahí está Gabriel?— pregunto, Gabriel es uno de los más peligrosos expendedores de drogas del último mes. Mi madre asiente—. Ojala y mataran a esa rata inmunda.
—Rata inmunda, animal rastrero, engendro de la vida, te odio y te detesto— sale Lori de la nada cantando con una extraña voz, ni siquiera estaba pensando en la canción.
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Editado: 30.09.2019