No vivas con falsedades ni miedos, porque terminarás odiándote a ti mismo.
Uzumaki Naruto.
Se puede apreciar a un par de jóvenes tomados de la mano: con una melancolía en sus miradas. Estar y a la vez no. Ver, oír, pero no intervenir.
—Como olvidar que la escuela y los problemas de adolescente no es nada comparado con nuestra familia —dijo el chico rubio.
—Las familias tienen sus pequeños defectos, nadie es perfecto—ríe con ironía, la chica azabache.
—¡Y que estúpido era en ese entonces!
La chica contiene la carcajada al recibir de esos ojos miel una mirada casi matadora. Y se calma para tomar la palabra.
—Es que como niño bueno llevabas al pie de la letra la estúpida tradición familiar.
Él resopla. Ella le da un apretó de mano en solidaridad. Y el chico se calma.
—¡Me caga que…! —ese par de esmeralda le recriminan como siempre al decir palabrotas—. …De qué a pesar de no saber sobre la gota que derramó el vaso…tienes que cumplir y ya —colocó un puchero: de esos que derriten el corazón de su amada.
Y no es que fueran perezosos por no querer saber el motivo de la rivalidad, al contrario, cuando preguntaron el motivo, nadie, ningún miembro absoluto de cualquiera de las dos familias sabía la respuesta.
El lema: odiarse por los siglos de los siglos hasta el ultimo aliento de vida. Pasar la antorcha del odio familiar a sus hijos.
—Es una carga grande odiarse por siempre…La rivalidad de la familia nos pesa —pasó la mano por sus dorados cabellos. Mientras ella le dio pequeños círculo en la espalda para relajar su frustración—. Crees que siquiera alguno se dio la oportunidad de conocerse como persona —miel y esmeralda se encontraron, no hubo necesidad de palabras, lo supieron al instante.
—Prefiero ser una rara. Desobediente. Desheredada —enumero con sus largo y delgados dedos—. Pero como me llamo Emma Becker romperé con la maldición del odio.
Él miró la determinación en ese par verde esmeralda, contagiándole algo de esperanza. Y no pudo evitar hablar desde el corazón.
—Robert Andrews, promete ayudar a la causa para una vida normal. Conocernos, ser amigos…y mucho más que eso —le dio una sonrisa sincera. La rodeó en sus brazos y le plantó un tierno beso en la frente.
—Gracias por el hermoso mejor regalo de cumpleaños —susurró Emma.
—Gracias por cumplir nuestro deseo de corazón —miró al cielo estrellado: allí dónde se encuentran aquellos que les dieron la oportunidad de decir ya no. ¡Se valiente y pelea por lo que quieres!
La pareja contemplaba la hermosa noche. Una de las muchas qué pasaron pero no apreciaron en su momento. Y decir que ser espectadores podrá ser un remolino de emociones.
El pasado contestara a todas sus dudas. Su mundo o la vida que conocía podría cambiar todo: ya sea para bien o para mal.
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Editado: 13.08.2022