29 de noviembre del 2019
En un pequeño pueblo llamado Brigerston, no muy lejos de la ciudad, la mañana se encontraba fría...
A finales de una época de sustos y terror y al inicio de otra de villancicos y regalos.
El aire calaba hasta los huesos, el sol comenzaba asomar por el horizonte, las aves piaban y las calles comenzaban a entrar en movimiento.
Aquella mañana,en una de las tantas casas allí habitadas, descansaba una chica castaña con una pijama estampada de osos, la boca entre abierta y las sábanas rozando el piso.
Las ventanas se encontraban empañadas debido al calor acumulado en la habitación y el silencio allí adentro se veía totalmente interrumpido con una gran orquesta... o mejor dicho, con sonidos abstractos provenientes de la inerte dama. (Porque las damas también roncan y eso no las hace menos damas)
Algo menos estrepitoso no existe y de existir no sería real...
El vibrante zumbido de un teléfono coloco en alto la banda sonora de la castaña que en vez de abrir los ojos para poder apagar lo que sea que la estuviera molestando, simplemente dio manotazos al aire.
La vibración se detuvo segundos después y ella sin imutarse se reacómodo en la cama creyendo vagamente que podría continuar su sueño...
Pues no!...
Los párpados se le apretaron cuando el sonido la irritó nuevamente...
Blair se frotó los ojos con una mano mientras con la otra buscaba a tientas su teléfono, abrió un ojo a duras penas y mirando la pantalla, deslizó el botón de "contestar" sin detenerse a verificar el nombre.
-Y...- hubo una pausa al otro lado de la línea- Debo suponer que apenas despertaste, no?... - La voz femenina de la mejor amiga de Blair sonaba divertida.
Blair gruñó dándole la razón a Palmer.
Esta última no era más que otra chica adolescente (con altos niveles de ser la favorita de dios) de ojos azules, melena rubia, cara y rasgos de muñeca y con un excelente sentido para vestir como las chicas de pinterest.
Palmer no era palmer si no llevaba encima una camisa con estampado o frase icónica.
Palmer no era Palmer sin su ironía y sarcasmo.
Y definitivamente Palmer no era Palmer si Blair no la acompañaba.
-Si, si, ya entendí- Añadió Blair con voz ronca - Y si tu buena voluntad te lo permite, podrías darme la hora en vez de recordarme lo floja que soy.
-Oh, pero claro que si! El reloj está dando precisamente y exactamente las... seis con cuarenta y cinco.
-Oh demonios! - Blair se sentó en la cama rápidamente y le colgó con una vaga despedida .
Apresuró sus movimientos tanto como su perezoso cerebro se lo permitía y no se detuvo hasta salir de casa totalmente lista... (o eso quería creer)
Era un día especial por lo que claramente requería ropa especial desayuno especial y actitud especial...(sí claro como si su vida fuera así de fácil de planear)
Blair salió de su casa 15 minutos tarde de la hora de entrada
Era un día especial... iniciando con el pie izquierdo como siempre.
Requería ropa especial... bueno, si es que aún pantalón de mezclilla, playera térmica blanca de manga larga, sudadera negra, bufanda y convers; puede llamarsele así.
Desayuno especial... Ese si! El cereal de fibra al que sólo le dio tres cucharadas, llevaba escrito en la caja "special" con letras grandes y rojas.
Y actitud especial... Blair llegó con humor de perros.
- Y así inicie mi cumpleaños...- Blair bufó tomando una charola de la cafetería para servirse comida.
Claramente había llegado tarde, más no tuvo problema con ello pues la primera hora se había quedado libre por la ausencia de la maestra. Se sentó en su mesa correspondiente, al lado de Palmer y pasaron las primeras cuatro horas de clases ahí aplastadas, hasta que finalmente ambas pudieron salir al descanso que no llegó para nada rápido.
-Tenemos una suerte que apesta. - Comentó Palmer a su lado, colocando sus platillos sobre la charola que le correspondía.
-Lo único que apesta es que ni siquiera el día de mi cumpleaños pueda ser exactamente mi "dia"
- Si lo ves desde esa perspectiva, jamás es tu día... ni tu mes, ni tu año, ni tu vida. -Terminó riendo
Blair le dio la razón con una sonrisa y cuando finalmente tuvieron listos los alimentos, comenzaron a caminar en busca de una mesa.
Naturalmente la cafetería no solía ser recurrente, la mayoría prefería tomar su comida y salir a las jardineras o gradas a comer, más justo en esta época del año, aquello no estaba permitido.
El protocolo escolar sabia que iniciando el mes de diciembre las temperaturas descendían drásticamente, por lo que a duras penas se permitía a los alumnos salir.
Por lo tanto y volviendo al tema. La cafetería estaba llena y tanto Blair como Palmer sabían que sólo existían dos opciones a esas alturas...
1. Sentarse en una mesa no tan llena y hacer como si solo ellas dos existieran, corriendo el claro riesgo de ser vistas todo el rato o que algún graciosito las fotografiara para después hacerlas meme.
2. Comer de pie y con charola en mano.
3. ( la cual no era opción disponible pero debía ser igualmente considerada en caso de situación extrema) Encerrarse en algún cubículo de baño a comer como cualquier protagonista de película.
Blair recorrió el lugar con la mirada y casi se le sale el corazón al ver una mesa del fondo aun vacía.
-Allá! - Palmer también la había encontrado y sin perder más tiempo caminaron con disimulo. Tomaron asiento y suspiraron con alivio.