Un Viaje a París.
La anticipación se había apoderado de mí desde el momento en que Marck mencionó el viaje a París. Mi cumpleaños se acercaba, y aunque me habían hablado de un viaje de trabajo, sabía que mi esposo estaba planeando algo especial. El día finalmente llegó, y la emoción burbujeaba dentro de mí cuando abordamos el avión.
— ¿Lista para nuestro viaje a París, mi amor?— preguntó sonriente.
—¡Claro que sí! Pero, ¿no es un viaje de trabajo? —mi entusiasmo era notable en mis palabras.
—Bueno, será un poco de trabajo, pero también hay una sorpresa para ti. —comentó misterioso.
Mi corazón latía con fuerza mientras aterrizábamos en París. Marck me llevó a un hermoso hotel en el corazón de la ciudad. La vista desde la habitación incluía la majestuosa Torre Eiffel, iluminada por la noche.
— ¡Marck, esto es increíble! —exclamé con verdadero asombro.
Tomó mi mano, dejó un beso en el dorso, para luego decir:
— Este es solo el comienzo, mi amor.
*
El día de mi cumpleaños, Marck y yo exploramos París juntos. Visitamos lugares icónicos, desde el Museo del Louvre hasta pasear a lo largo del pintoresco Sena. Disfrutamos de deliciosos croissants en una encantadora cafetería que encontramos mientras deambulábamos por las calles adoquinadas de Montmartre.
La verdadera sorpresa llegó por la noche, cuando Marck me llevó a una cena en un elegante restaurante con vistas a la Torre Eiffel. La atmósfera era mágica, con las luces parpadeantes de la torre de fondo y una banda en vivo interpretando canciones románticas.
—Marck, este es el mejor cumpleaños de mi vida. —celebré con felicidad.
— Aún no ha terminado, mi amor. —murmuró con una gran sonrisa.
Después de la cena, decidimos dar un paseo a lo largo del Sena. Marck me llevó al puente de los candados, donde las parejas sellaban su amor con candados que colgaban en las barandas.
—Mónica, antes de que termine este día especial, quiero decirte algo. —mencionó, tal como un adolescente enamorado por primera vez.
— ¿Qué es, Marck? — cuestioné, con los nervios cosquilleando en mi estómago.
Marck sacó un pequeño papel del bolsillo y comenzó a recitar un hermoso poema que había escrito especialmente para mí. Sus palabras eran un tributo a nuestro amor y la alegría que yo traía a su vida. No pude evitar sentir lágrimas de emoción en mis ojos mientras escuchaba cada verso.
— Marck, eso fue hermoso. ¿Cómo pudiste escribir algo tan increíble? —chillé, más feliz que nunca.
—El amor que siento por ti me inspira, mi amor.
Amo al hombre con el que decidí compartir el resto de mi vida.
Esa noche, bajo el cielo estrellado de París, Mónica y Marck celebraron su amor y la vida juntos. El viaje a París se convirtió en un cumpleaños inolvidable, y los recuerdos de esa noche quedaron grabados en nuestros corazones.
*
Después de nuestro viaje a París, volvimos a nuestra vida cotidiana, que incluía el ajetreo de la empresa y la crianza de nuestros hijos. Sin embargo, los recuerdos de ese viaje seguían iluminando nuestros corazones.
— Marck, ese viaje a París fue tan especial. Gracias por hacer de mi cumpleaños un día que nunca olvidaré. —comenté con la chispa del recuerdo en mis palabras.
—Mónica, siempre quiero llenar tu vida de momentos especiales. Eres la luz de mi vida, y celebrarte es un placer. —respondió, acariciando mi mejilla y luego depositando un beso en mis labios.
Los recuerdos de París se habían convertido en un tesoro que atesoraría por siempre. Cada vez que miraba la Torre Eiffel en una fotografía o me encontraba con un croissant, recordaba la noche en que celebramos el amor en una de las ciudades más románticas del mundo.
*
Con la adolescencia llegaron nuevos desafíos. Alex comenzó a cuestionar su camino en la vida, y Marck y yo estábamos ahí para guiarlo. Isabella, por otro lado, estaba en una etapa de autodescubrimiento y expresión artística. Nuestra casa estaba llena de risas, discusiones y el sonido de la música que Isabella componía en su habitación.
—Marck, estoy segura de que podemos ayudar a Alex a encontrar su camino. Solo necesita tiempo. —le dije con preocupación.
— Tienes razón, Mónica. Y con Isabella, debemos fomentar su creatividad y apoyar sus sueños.
Nuestra relación seguía siendo la base sólida que sostenía a nuestra familia a medida que enfrentábamos los desafíos de la adolescencia. Cada desafío nos unía aún más.
*
Con nuestros hijos creciendo y comenzando a definir sus propios caminos, Marck y yo también mirábamos hacia el futuro. Nuestra empresa seguía prosperando, y habíamos logrado encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida familiar.
— Mi amor, hemos superado tantos obstáculos juntos. —dije, mirándolo.
—Sí, y estoy emocionado por lo que depara el futuro. Juntos, no hay nada que no podamos enfrentar. — respondió, tomando mis manos.
Cada día que pasaba, nos recordaba la fuerza de nuestro amor y el apoyo mutuo que habíamos construido. Nuestra historia era una prueba de que, sin importar lo que nos deparara el futuro, siempre podríamos superarlo juntos.
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El decimoquinto cumpleaños de Isabella, conocido como su "quinceañera", fue un evento especial que reunió a amigos y familiares para celebrar esta importante transición en la vida de la joven. La familia Mónica y Marck se esmeró en hacer de este día una ocasión inolvidable para su amada hija.