Castillo del Reino Persio
(Hace 7 años)
El chico estaban tan emocionado que sus piernas fallaron y calló al suelo, había pasado por tantos momentos infelices que por fin podía dar un respiro de libertad. La Capitana colocó su mochila al frente e indicó al chico que se subiera a su espalda. Se sujetó con fuerza de su cuello y observó el cuerpo en la cama, su voz temblaba y parecía comenzar a llorar. Con una gran sonrisa se despidió de aquella persona y avisó a Lee que podían salir.
Aquellos soldados que estaban de adorno entraron buscando al Rey pero se sorprendieron al encontrar solo la mitad de su cuerpo. Lee los ignoró por completo y decidió seguir su camino al cuartel. Todos los soldados auxiliando a los heridos y ciudadanos que aun estaban bajo los escombros.
Por primera vez después de tanto tiempo el chico podía ver el bello color azul del cielo, su corazón estaba tan tranquilo que inconscientemente se quedó dormido en la espalda de Lee. Los Generales estaban impacientes por saber si habían ganado esta batalla, lo menos que pasaba por su cabeza es que Lee siguiera con vida.
Uno de los soldados mensajeros corrió a informar lo sucedido —¡El Rey a muerto!— Exclamó con gran felicidad. Los Generales celebraban la victoria, cuando su festín fue interrumpido por el sonido de una mochila siendo arrojada.
— Espero que con esto sea suficiente para demostrar de lo que soy capaz.—Los Generales estaban sorprendidos del desempeño de Lee, uno de ellos ordenó a un soldado abrir la mochila, el rostro de todos se nubló por el miedo. Habían creado el monstruo perfecto para ganar cada guerra.
Agradecidos con Lee le asignaron un puesto más alto. Sargento Lee Overflow. Los Oficiales no fueron de lo más generosos, pues compartieron su victoria con los floreros que categorizaron mejores que Lee. Pero no la ocultaron lo suficiente. Aquellos Generales, oficiales y Tenientes que sabían de lo ocurrido, solicitaron a Lee para sus próximas batallas. Los soldados que observaron bajo las sombras comenzaron a crear historias y le asignaron apodos. "El demonio de la noche", "Máquina inmortal" "Belleza mortifera" y demás apodos.
Para evitar cuestionamientos Lee llevó antes de hablar con los Generales al chico para una revisión médica. Al terminar con los informes del día y escribiendo por escrito todo lo sucedido se dirigió a la sala de recuperación, caminando por los pasillos los murmullos aumentaban, con la frente en alto entró a la habitación buscando al chico. Unas enfermeras estaban armando un alboroto en una de las camillas, por curiosidad se acercó y entre dos enfermeras sostenían a un chico de cabello negro y vestimenta parecida al que había salvado Lee.
El chico al verla comenzó a gritar — ¡Heroína! ¿Dónde estabas? No dejes que ellos me hagan daño.—Las palabras del chico parecían demasiado tiernas que las enfermeras comenzaron a reírse al escucharlo decir eso. Lee ocultó su vergüenza y comenzó a hablar con el chico.
— Oye escu...—Él la tenía abrazada para evitar que las enfermeras lo tocaran. Lee golpeó la espalda del chico con delicadeza y siguió hablando.— Ellas no te harán ninguna daño, solo quieren inspeccionar tu cuerpo para saber si existe alguna herida grave y necesite curarse.
El chico soltó con temor su cuello y permitió que las enfermeras siguieran con su deber. Lee sostuvo su mano para tranquilizarlo y estas seguían observándola con ternura. Al descubrirle su cuerpo se podían ver marcas por todos lados, cortadas en su espalda hechas por algún látigo, marcas de cadenas en sus muñecas, pies y cuello. Su cuerpo esta pintado por decenas de moretones. Todo indicaba que era uno de los juguetes del Rey. La revisión continuaría más a fondo pues querían asegurar si este no había sido violado por el Rey o alguno de sus seguidores.
Los resultados pronto estarían a disposición de Lee pues no querían causarle más daño al chico. Cuando terminó la revisión el chico corrió a donde estaba Lee. — Hey, no me iré a ningún lado, pero deberías dejar de llamarme Heroína, tengo un nombre sabes.— A Lee no le molestaba, pero si le avergonzaba que las enfermeras siempre murmuraban de ello.
— Mi nombre es Lee Overflow, y el tuyo ¿cuál es?
— ¿Mi nombre?—El chico no recordaba la identidad que habia otorgado su familia, el trauma se había encargado de afectar su memoria.
— Oye, oye, está bien. Pronto podrás recordar tu nombre, pero para comunicarnos hay que buscarte uno, ¿te parece?—El chico asintió con la cabeza.— Hmmm, que te parece, Hank.
— ¿Hank?
— Así es, tu nombre será Hank.—A él no le parecía malo, estaba tan alegre de su nuevo nombre que comenzó a repetirlo.
Al final del día instalaron a Hank en uno de los dormitorios cercano al de Lee para que pudiese descansar. Más tarde recibió el diagnóstico de él. "Violación, debido al trauma muestra síntomas de amnesia retrógrada, baja posibilidad en recuperación de recuerdos".
Lee arrugó el papel molesta, deseaba haberle causado más dolor al asqueroso Rey. Las cosas iban a cambiar desde ese día, mantendría a salvo a Hank sin importar lo que sucediera, no le permitiría más sufrimiento al primero que la llamaba Heroína.
CONTINUARÁ...
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Editado: 01.08.2020