Cada vez más se acercaba la fecha de despedida de los próximos a cumplir la mayoría de edad. Mila y Lee estaban felices, tenían una relación estable. Las cosas parecían marchar bien en su futuro hasta que llegó una carta que cambiaría sus planes. El sobre era adornado por un sello oficial del reino perteneciente. Con ayuda de una navaja corto un extremo. En la carta venía escrito lo siguiente:
◇♤| R E I N O H E R O |♤◇
Asignación de empleo
Señorita Lee Overflow, le mando un cordial saludo.
El motivo de esta carta es para invitarla a visitar nuestro reino, hemos conocido de sus aventuras así como sus logros. Por lo que nos interesaría que perteneciera a la guardia real personal de su majestad. Como sabemos, pronto se graduará y tomará una decisión de su futuro, es por ello que pedimos de su consideración para formar su futuro. Ofrecemos hospedaje y le proporcionaremos todos los elementos necesarios para el desarrollo de su don. La paga es exclusiva y no se le verá afectada por ofrecerle algún otro servicio.
Si esta interesada en el empleo haganolos saber con el mensajero espiritual. Esperamos recibir su respuesta cuanto antes.
Atte. Ministro Philip Testrou
La carta tenía una buena presentación, muchas solicitudes habían sido recibidas para Lee pero nunca entregada por un mensajero espitural. El Reino era dedicado a sus empleados que se le podría notar la necesidad de que ella perteneciera a su ejército.
Tomó uno de los mapas de su escritorio y localizó el Reino, era uno de los mejores en disciplina, uno lo suficientemente lejos como para olvidarse del dolor que continuamente cargaba, un lugar nuevo al cual iniciaría desde cero. Cumpliría nuevas metas y logros, tenía que tomar una decisión pronta para su futuro.
Por su cabeza pasaba, ¿mamá estará feliz? ¿Me arrepentiré de mis decisiones? Toda la noche pensó que le diría su madre en esta situación. A la mañana siguiente, tomó su desayuno con sus compañeros como de costumbre.
— Dios, que suerte tienen ustedes. Pronto se irán de aquí dispuestos a construir un futuro.—Dice Ted ansioso.
— No todos Ted, yo te seguiré molestando más tiempo.—Responde Colly.
— ¿Qué dijo?
— ¿Qué acaso no te dije? Me ascenderán pronto a Capitán de este equipo.
— ¡Qué! Capitana no permita esta atrocidad.
— ¡Lo siento!—Sonríe con vergüenza.
— Maldición, ahora me arrepiento por perder tanto tiempo sin reclutarme.
— ¿Qué harás tú Jock?—Pregunta Hank.
— Quizás pida mi traslado a otra unidad, quisiera permanecer a otros equipos.
— Wow, lo más probable es que todos actúen como gaviotas peleándote. Y Lee, ¿qué decisión tomó?
— ¿Eh? No lo sé aún, he recibido muchas solicitudes que me es difícil escoger una.
— Vaya si que la tiene difícil Capitana, al ser una mujer muy cotizada muchos hombres desearían tenerla a su lado.—Dice ansioso Ted.—Quien iba a pensar que los únicos que estaremos en la unidad serían Hank, Colly, Mila y yo.
— Te equivocas Ted, yo también me iré a otro lugar.
— ¿Qué? Tu también nos dejas Mila, ¿por qué?
— Recibí la carta de un familiar y desea verme. Hacia mucho que no sabia de él.
— ¡Eh! Segura que es un familiar, ¿no sería un amante al que dejaste esperando en casa?—Como nadie sabía de la relación, Ted no midió sus palabras, ambas sintieron una incomodidad que una de ellas prefirió retirarse del comedor dejando mucho suspenso.
Lee sabía que tarde o temprano debía de cortar ese lazo, era una humana que debía casarse y enamorarse de un hombre de su especie, envejecerian juntos. Si Mila estuviese con Lee con los años la vería marchitarse, no podrían estar juntas por ese reloj de vida que tienen los humanos.
Estaba más que claro que decisión debía tomar, una de las cartas era la elegida para seguir su destino. Uno del que no se arrepentiría y podría estar feliz.
CONTINUARÁ...
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Editado: 01.08.2020