Dulce Tormento

Adiós amor

El día de su despedida estaba más cerca, después del inconveniente entre Lee y Mila todo volvió a la normalidad. Ambas estaban felices, pronto se dirían adiós, tomarían caminos diferentes. 

Los jóvenes reclutas estaban tristes por la partida de la Capitana, pues serían los últimos de quienes estaría a cargo. Lee sabía que su decisión era la correcta, todo volvería a sus inicios. 

Finalmente llegó el día, a Lee le dieron un reconocimiento por sus labores, así como a todo su equipo. Los chicos querían festejar esa última noche que estarían juntos. Seria una fiesta destructiva con mucho alcohol y diversión. Todos los graduados festejaron su última noche, lágrimas y gritos estaban en la zona. 

Por el alcohol les causó a muchos que se humillaran frente a Lee, aunque los rechazo a todos, se despidió temprano de la fiesta para alejarse con su amada. Al estar a solas ambas se dieron un tierno beso, miraron juntas el cielo estrellado por última vez. Todo iba a cambiar a partir de que el sol saliera.

La mañana siguiente todos estaban empacado sus maletas, los carruajes estaban listos para transportar a todos los que se alejarian de la militarizada. En la puerta estaban los chicos despidiendo a Lee y Jock, existía una baja posibilidad de volverse a encontrar.

— Que extraño, Mila debería estar aquí para despedir a la Capitana.—Dice Ted.

— De seguro estará dormida, recuerda que no soporta el alcohol.

— Si seguramente es eso.

— Bueno chicos, fue un honor el haberlos cuidado todo este tiempo. Fueron el equipo perfecto que soportó mi mal humor. Espero que logren ser los mejores y jamás se rindan. Los llevaré siempre en mi corazón.—Todos se sentían conmovidos por lo sucedido, ya jamás el equipo estaría completo. 

— ¡Los carruajes estan listo!—Gritaron con señal de que ya debían partir. Los chicos se despidieron de ambos y Jock caminó a la misma dirección que Lee. 

— ¿Qué hiciste exactamente con Mila?—Preguntó siguiéndola.

— Me dijiste que me hiciera cargo de las consecuencias de mis errores. Las cosas ya están solucionadas, volveré a empezar de cero.—Finalizó dejando a Jock solo. Sabía que si seguía ahí él la cuestionaria, aunque posiblemente ya sabía de lo sucedido.

Mientras observaba como salía del Reino, recordaba lo que había sucedido la noche anterior. Pues Mila no se había despedido porque no recordaba a Lee, ella se había encargado de sellar sus recuerdos para evitarle más dolor en un futuro.

— Mila, espera por mi. Si nos volvemos a encontrar y recuerdas mi nombre, tus memorias dejarán de estar selladas. Esos momentos hermosos que pasamos los tendrás de vuelta, solo si dices mi nombre. Si no pasa esto, vive, se feliz con alguien de tu especie, yo estaré contigo el día de tu muerte.

Dentro de una pequeña cajita los recuerdos de Mila estaban, nadie más que ella podía sacarlos, en su momento todo mejoraría y serían felices. Por ahora debían seguir el curso que su destino las guíe. 

Evitó sentirse culpable de sus actos pero su corazón estaba sufriendo, lloró por un par de minutos, el camino era largo así que no verían la hinchazón de sus ojos. Bastian, aquel mensajero en forma de zorro salió para curar su corazón. Lee abrazó su cuerpo y lloró hasta quedarse dormida.

Para él no era la primera vez que hacía eso, cuando era pequeña estaba cuidandola, en sus primeras palabras, sus primeros pasos, incluso en la muerte de su madre. Debido al collar era más difícil de presenciarse, pero siempre estaba observandola. Un mensajero que marcaba mucha importancia en su vida.

CONTINUARÁ...




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