Al dia siguiente, Lee estuvo presente en la reunión que tuvo el Rey, toda la mañana pensó que Michael la regañaria por tener un alboroto en el reino, pero ese tema no apareció. Lee pudo conocer más a fondo la forma de trabajo de él, como se expresaba a otras personas y cuanto tiempo le dedicaba a sus súbditos.
Era un hombre completamente dedicado a su trabajo, quien iba a pensar que alguien que estaba casi a su edad cargaba en sus hombros el peso de más de miles de personas. A pesar de no tener una buena comunicación como la de sus antiguos compañeros, eran lo bastante serios con su trabajo.
Las horas pasaban y el momento del enfrentamiento llegaba, Lee se sentía cada vez más hundida en el propio hoyo que hizo. Cada momento se reprendia a si misma por no rechazar su oferta, sus impulsos estaban complicando todo.
El enfrentamiento se haría en una de las zonas de combate de los internos, era un gran estadio que se adaptaba a las zonas que el peleador solicitaba, estaba cubierto de una gran copa transparente que le hacía imposible salir a quien deseara escapar. La única salida era consiguiendo la victoria o derrota.
Al entrar al estadio la multitud gritaba emocionada, el rumor se expandió a manera que el lugar estaba lleno de soldados y ciudadanos que deseaban disfrutar del espectáculo. En una esquina estaba Stephan esperando que Lee entrase.
— Las reglas de este juego serán las siguientes. Se calificará por fuerza y poder. La duración del enfrentamiento se dividía en dos fases, la primera la escogere yo. Tendrás la oportunidad de usar tus trucos para que sea igualitario. Todo está permitido menos la muerte, si algo te sucede cuando el reloj marqué el final todo se revertirá. ¿Esta claro?
— Todo perfecto.
— Muy bien, entonces comencemos.
La alarma fue sonada, el hombre musculoso adaptó la zona en unas ruinas montañosas cercanas al desierto, la arena estaba por todos lados. Para Lee el clima era un problema, las tormentas de arena podían mandarla volando si usaba las alas, la poca visibilidad tendría que usarla a su favor.
El poco tiempo en que analizó la situación no le permitió ver el movimiento de Stephan. A unos pocos milímetros la marca de una bala estaba plasmada en el concreto, debía ser cuidadosa pues él estaba adaptado a esas zonas.
Lee intentó conjurar la zona para sentir el aura de Stephan, pero el hombre ya lo había ocultado. No había rastro de él, Lee intentó una vez más pero él ya estaba arriba suyo mandándole contra las ruinas.
¿Cómo ocultaba su aura? Pensaba mientras corría por las zonas seguras, comprendió que su magia era más avanzada que la suya, pero no podía arriesgarse a quitarse el collar. Si lo usaba otra vez se haría un caos, debía confiar en su poder y recordar esas veces en las que estuvo peleando.
Cerró sus ojos y trató de controlar su respiración, encontraría algún punto débil que le daría más tiempo. Stephan estaba listo para disparar nuevamente cuando Lee desapareció entre la arena. Esto lo sorprendió intentando buscarla nuevamente, Lee había encontrado algo a su favor.
Esta vez las cosas cambiaron, Stephan estaba perdiendo los estribos. Quería saber el porqué había desaparecido, cuando nuevamente tuvo el ángulo perfecto para derribarla Lee estaba mirándolo, ¿cómo podía verlo entre la arena? Con su magia había alterado la zona para causar tormentas y evitar la visibilidad del lugar.
Todo estaba planeado para hacerle perder tiempo y sumar puntos en su enfrentamiento. Cuando acabó, la zona volvió a su inicio. Lee mostraba en su cuerpo cortaduras y raspones de balas que habían sido esquivadas, pero ninguna que pusiera su vida en peligro. A los segundos esas marcas se borraron.
El público estaba eufórico, nadie había pasado la primera parte de los enfrentamientos, Lee estaba demostrando que podía ser fuerte y hermosa al mismo tiempo.
— Como lo acordamos, es tu turno para escoger tu zona.—Dice Stephan molesto.
— Lo agradezco, pero esta vez será a mi manera.— Todos no entendían porque Lee no había escogido una de las zonas del estadio. ¿Qué era esa pequeña cajita con un botón rojo que tenía en sus manos? Nadie más que sus compañeros la reconocerían.
El Príncipe que estaba observando desde las sombras en uno de los asientos le interesaba esa pequeña caja. Lee la lanzó en el núcleo del lugar y pronto todos se teletransportaron. Aquella zona de entrenamiento que usaba con sus colegas sería una perfecta arma para su victoria.
— Espero no incomodarte con mis trucos. Pero en este mundo son mis reglas.—Dijo sonriendole.
— Debo admitir que tu truco me sorprendió, pero me gustaría saber que hacemos aquí.
— Como verás este es un simulador portátil de como se vive la guerra en primera línea. Quién derrote más soldados y consiga la corona gana. Simple y fácil ¿no le parece?
— Como digas, solo espero no dejarte atrás.
— Descuide, puedo darle unos minutos de ventaja.—Lee estaba tan segura de sus movimientos, el simulador había sido fabricado para sacar todo el potencial de quien entrase. Los soldados no eran de un bajo nivel, por lo que no seria fácil para Stephan.
Lee al poder usar sus alas, tomó la iniciativa y sacó su mejor arma derrumbando los tanques que se aproximaban, con un abrir y cerrar de ojos todos habían desaparecido. Había avanzado a un nivel más, pronto se acercaría a los batallones que protegían al Rey, el primero en usar la corona ganaba.
Stephan estaba tan dedicado en la victoria que completó los niveles con mucha falta de aire. Al tener la corona salió del castillo feliz festejando su logro sin pensar que era el último en la lista. Lee ya había terminado desde hace mucho. Los espectadores permanecían en silencio observando el poder de Lee.
Al estar tan ocupado Stephan con los soldados, no pudo notar la magnitud de poder que contenía esa arma que cargaba Lee en sus manos.
Finalmente los resultados eran claros, la magia extraña de Lee había sido la detonadora para la victoria, una magia única en todos los reinos. Al saber de los resultados el Príncipe se retiró a proseguir con sus tareas.
La mujer había demostrado que silenciaría a quien se atreviera a levantar falsos. Aunque Michael no confiaba del todo en ella, estaba seguro que no sería malo tenerla como su guardiana. Lo protegería a toda costa.
CONTINUARÁ...
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Editado: 01.08.2020