Dulce Tormento

Celos

Días después, Ino se marchó del Reino por asuntos importantes que no le permitían quedarse más tiempo. Al despedirse Lee e Ino tenían un lazo muy fuerte, parecía que se conocían desde hace mucho tiempo. 

Por otro lado, el Príncipe estaba cada vez más tranquilo al estar al lado de Lee, era cada vez más fácil respirar a su sintonía. 

El día de su cumpleaños estaba cada vez más cerca, pronto cumpliría una edad calificada para muchos reyes "la madurez", a pesar de aún no controlar su don, era bastante cotizado con las mujeres. Aproximándose su fiesta de cumpleaños, muchos padres enviaron el currículum de sus hijas para promocionarla como futuras candidatas a Reinas. 

De un día para otro la mesa de trabajo de Michael estaba llena de solicitudes de hermosas Princesas esperando ser las elegidas para estar al lado del próximo Rey de Hero.

Michael no estaba listo para elegir alguna, pues frente a sus ojos estaba aquella que podría acabar con todas, solo que se sentía un idiota el no poder conversar de esos asuntos con Lee. 

—Majestad que hará con todas estas solicitudes de matrimonio —argumenta Lee checando una de las carpetas.

—Deshazte de ellas, no me interesan en lo absoluto —cuanto pudo ver a Lee metida en una de las carpetas corrió arrebatándosela, pues sentía que nadie debía opacarla.

—Srita. Mery, parece una linda chica, ¿por qué no la agenda a su lista? —contesta sin preocupaciones Lee, pues pensaba que se vería bien a su lado, mientras que de parte de Michael estaba sorprendido al no entender sus razones.

—No me interesa ninguna, por favor deshazte de todas las carpetas. ¡No quiero ver ninguna! —rechista arrojando la que le había quitado.

Michael estaba molesto, pues Lee no comprendía lo que sucedía. En cambio se culpaba a si mismo por no ser lo suficiente valiente como para confesarle sus sentimientos, estaba molesto el saber como una chica había cambiado su forma de ser en tan poco tiempo. 

Lee siguió sus órdenes, al menos la mayoría, pues se encargó de entregar invitaciones de su fiesta a cada doncella a las direcciones que proporcionaron en sus carpetas. Sabía que Michael se molestaría, pero se lo agradecería al saber que conseguiría una pareja en su fiesta.

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El gran día había llegado, todos en el Reino se regocijaban de alegría al saber que su Rey había cumplido la mayoría de edad. Todos estaban invitados a la fiesta real que su majestad proporcionaba, Reinos lejanos visitaron al Príncipe para celebrar juntos su cumpleaños.

La seguridad en el Reino estaba coordinada por Stephan y Lee, ambos se encargarían de trabajar en equipo para proteger a Michael. Ese mismo día el regalo que Ino Wesley había pedido para Lee había llegado sin retraso.

Una gran caja fue entregada desde muy temprano a las manos de Lee, en ella estaba un hermoso vestido rojo, entallado para moldear la hermosa figura que tenía. En una pequeña caja estaban un par de pendientes con rubís que hacían juego con el conjunto. Ino se había encargado de preparar todo para que estaba noche ella luciera deslumbrante.

Con un gran agradecimiento Lee se preparó para revisar nuevamente la seguridad del lugar, al bajar las escaleras Lee fue el centro de atención de aquellos vampiros importantes que estaban adentrándose a la fiesta. 

Así como muchos la admiraron, muchas la envidiaron. Lee evitó las miradas y se dirigió a uno de los puntos donde se supone un francotirador estaría vigilando la zona, para su sorpresa se encontró a su querido escuadrón.

—Ted, ¿qué haces aquí? —murmura felizmente.

—Oh Capitana, hace mucho que no nos... —Ted estaba en shock, pues jamás había visto vestida de esa forma a su mayor. 

—¿Qué sucede Ted? El gato te comió la lengua —bromea mientras cruza los brazos.

—Realmente me sorprendió Capitana, no creí que seria capaz de usar ese tipo de ropa.

—Digamos que es parte de mi misión, por cierto, ¿alguien más vino?

—Ted responde, estamos perdiendo la comunicación contigo —dice alguien en uno de los radios.

—Vaya así que todo el escuadrón se volvió a reunir —deleita Lee mientras se comunica por la radio.

—Capitana Lee, que gusto oírla. Justamente la estábamos buscando 

—En un momento voy con ustedes chicos, necesito darles el aparato para poder comunicarnos sin interferencias —Lee fabricó con los materiales que anteriormente pidió en la tienda para fabricar pequeños comunicadores que servirían para estar alerta ante cualquier cosa.

Antes de retirarse a buscar a los otros, le entrego a Ted uno de ellos. Así como le explicó que a nadie le dijera sobre su "disfraz", pues quería sorprender a todos. 

Así mismo, Lee se encargó de buscar a los demás chicos, Colly y Hank estaban sorprendidos de la misma manera que Ted reaccionó al verla, pues nada más que el uniforme ocultaba su hermosa figura.

—Si buscas a Mila, no la encontrarás —irrumpe Hank al ver como Lee la buscaba.

—¿Qué? 

—Basta Lee, sabemos que sucedió con ambas. Le hiciste lo mismo que aquella vez no es cierto, le borraste la memoria. 

—No se de que hablas Hank, ¿quién te dijo esa mentira?

—Vamos Lee, ¿crees que no conoceríamos tus movimientos? Hemos peleado juntos en bastantes guerras.

Lee sintió mucha presión en ese momento, no quería volver a recordar ese momento tan duro que había estado luchando por dejarlo atrás. Se alejó de Hank volviendo a las escaleras principales, pronto el Príncipe bajaría a saludar a sus invitados, por lo que debía estar a su lado. 

En su camino no pudo darse cuenta que uno de los meseros se interpuso, por suerte no sufrió algún daño, pues un hombre la había jalado a su dorso protegiéndola.

Lee agradecida, se alejó del hombre viendo su rostro, era apuesto y con unos rasgos familiares a Michael. Antes de agradecerle la atención estaba puesta en quien anunciaba la llegada del Príncipe Michael, su vestimenta era digna de un heredero, su rostro parecía molesto pero dócil, un león bajando en donde esperaban aquellos inferiores para admirar su poder. 

La primera cosa que hizo Michael fue el prestar atención a su bella acompañante que estaba siendo tocada por su rival. Su rostro se puso aún más tenso, Lee miró con admiración el como Michael mostraba ser fuerte a pesar de los intrusos que manchaban su imagen.

—Querido primo, feliz cumpleaños —dice el hombre que estaba al lado de Lee, ahí fue cuando ella entendió el porqué le parecía ver rasgos iguales al Príncipe.

—Te lo agradezco Jerry —rechista al verlo junto a Lee. 

Jerry sabía las razones por las que Michael estaba así, pues desde muy pequeños existía una gran rivalidad, cosas del pasado que no eran fáciles de olvidar. Mila sentía la tensión de ambas personas, pensaba que era dos alfas peleando por su propiedad, solo que no entendía la razón.

—Agradezco el que me haya ayudado Príncipe Jerry Dorion —exclama Lee dedicándole una dulce sonrisa.

—No hay de que bella dama, es lo menos que haría por una hermosa mujer como usted —contesta besando la palma de su mano—. Espero que esta noche me dedique la última canción.

—Ni lo pienses, eso no te pertenecerá —balbucea Michael.

—¿Por qué no? Usted puede bailar con la docena de doncellas que están esta noche, no por nada me tome el tiempo de invitarlas.

—¡Qué hiciste qué! 

—Lo siento majestad, pero este puede ser su momento de conseguir una pareja —Michael estaba por perder la cordura.

—Jamás te pedí que te metieras en mis asuntos personales, solo te pedí que te deshicieras de ellas. 

—No podía hacerlo, cuanto tiempo cree que les tomó a las chicas el crear un perfil de acuerdo a su gustos, el no contestarles sería descortés.

Michael estaba dándole mucha importancia al tema, muchos estaban comenzando a murmurar de la escena, fue así como Lee prefiero hacer una reverencia en disculpa y alejarse del público, sabia que había cometido un error, pero pronto se lo agradecía, lo que desconocía es que Michael deseaba pasar toda la noche a su lado.

Estos y más conflictos pasaban en el gran castillo, para colmo esto apenas estaba empezando.

CONTINUARA...




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