Dulce Tormento

Pasado revivido

En unos de los pueblos cercanos al Reino la creación de la institución estaba comenzando, con ayuda de algunos guardias del castillo pudo conseguir los materiales y comenzar con la construcción. Lee quería ser muy cuidadosa con cada detalle, sus formas de entrenamiento serían empleadas en un instituto donde ella podía hacer lo que quisiera.

Pasaron semanas y el lugar estaba tomando forma, muchos esparcieron el rumor acerca de quién dirigiría esa institución, muchas cartas de asignación llegaron a manos de Lee, pues querían estar en su cuidado. La última generación que estuvo a su cargo se había convertido en una de más mejores desde que Lee dejó la militarizada en el Reino Wesley.

En una de las mañanas donde el trabajo era constante una carta misteriosa llegó a manos de Lee. Al abrirla pudo percatarse que era una nota oficial, le pedían integrarse a uno de los equipos de combate. Al parecer muchos humanos habían sido tomados por un Reino enemigo, usándolos como máquinas de combate.

Lee regresó al castillo empacando lo necesario, al llegar Philip notificó sus movimientos a Michael, le parecía sospechosa por lo que prefirió contarle la situación a su amigo. Al llegar a la habitación Lee tenía las maletas listas para marcharse.

—Podrías explicarme a dónde te diriges —cuestiona serio.

—Me necesitan en el frente, al parecer uno de los Reinos usa humanos para ponerlos en combate con otros.

—Comprendo, pero ese no es tu problema ya —Lee lo miró molesta.

—Es mi problema, hice un juramento. No puedo tirarlo a la basura ahora. Por favor no intentes detenerme, no quiero marcharme en medio de una discusión.

—Lee hiciste una promesa conmigo, no la rompas —balbucea temeroso a perderla.

—Lo tengo en cuenta —dice acercándose a él para besarlo—, regresaré Michael.

Michael sostuvo su mano con temor a que esta no volviera, Lee lo miró tiernamente, le estaba asegurando que no moriría. Finalmente este soltó su mano observando como su figura se iba desvaneciendo, Michael debía tener más confianza en Lee. 

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El Reino al que se dirigía Lee era uno de los principales beneficiados con mayores riquezas, era importante para los ancianos el tenerlo intacto. Muchos de sus antiguos colegas se sorprendieron al ver a Lee en el cuartel del Reino Argor, entre ellos estaba su equipo fiel.

Pronto empezarían un nuevo plan, acabarían con aquellos vampiros que usaban humanos para pelear contra otros. Por suerte la mayoría conocía la forma de trabajo de Lee, seria fácil conseguir la información de los cuarteles y dar las órdenes.

Lee conformó diferentes grupos con los cuales podían apoyarse uno al otro, para su suerte fabricó diversos comunicadores para tener contacto con otros Capitanes que pelarían a su lado.

—Capitana Lee, es un honor el pelear nuevamente con usted —alaga Ted sosteniendo su arma.

—Estamos muy felices de volver a verte Lee —menciona Hank volando por la zona.

—Vamos chicos, me sonrojan. Estén atentos a cualquier movimiento.

El pueblo cercano a los anteriores enfrentamientos ahora era un pueblo fantasma, muchas almas habían sido cobradas por aquellos que fueron notificados de la evacuación, Lee constantemente se prometía hacer venganza por ellos.

Al estar cada vez más cerca al frente de la masacre, muchos francotiradores empezaron a disparar, debían asesinarlos debido a los graves delitos que eran acusados. 

Al adentrarse cada vez más a los civiles notaron un comportamiento extraño. Parecían pequeñas marionetas manejadas por diferentes personas. El equipo de Lee intentó encontrar por toda la zona aquel controlador. Desde lo más alto del cielo, un lugar donde el clima ocultaba su cuerpo, vampiros usando magia controlaban a los civiles.

Las órdenes habían cambiado, atacar a los causantes. Si cada uno moría los humanos dejaban de ser controlados. En un encuentro por ver a los humanos, pudo ver a un ser muy peculiar, una mujer que había revivido su pasado. 

Al notar a la mujer, Lee no pudo contener su deseo de venganza. Ordenó a su equipo proteger a los humanos, ella se mancharía las manos nuevamente. Fue más rápido encontrar al culpable, el Rey de Nerver, un corrupto que no aceptaba las condiciones de los ancianos. Un traficante de humanos.

Lee hizo sufrir al gobernante, vengó todas las muertes. Como trofeo insertó su cabeza en uno de los estandartes, el miedo había pasado. Una vez obtenido la victoria, regresó buscando a aquella persona. 

—Lee acaso ella es —balbuceo Hank observando como esta se postraba viendo a la mujer. 

—Por que tuviste que ser tu... mi querida Mila.

CONTINUARÁ...




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