En los próximos días, Lee llevó una distancia considerable, pasaba horas ocupada en asuntos respecto a la construcción de su institución. Por las noches visitaba a Mila obteniendo pequeñas muestras de sangre para analizarlas en su estudio, debía encontrar la forma física para transportar ese antídoto que ayudaría a los demás soldados.
Mila pudo sentir ese ligero cambio en el carácter de Lee, pensaba que había cometido un error, quizás ella estaba molesta al no tener sus recuerdos de vuelta. Mila se sentía culpable, dentro de su corazón existía una inquietud que no comprendía, el tenerla tan lejos le causaba una sensación incómoda.
Los días pasaban con mucha velocidad, pronto se acercaba la fecha límite a la que Jock y Lee habían acordado. Mila pasaba gran parte de su tiempo disfrutando de aquel invernadero que le traía una pequeña nostalgia.
—Por que cada vez que no te veo, siento que mi pecho duele —susurró viendo las flores del lugar.
—Hola, ¿quién eres tu? —preguntó una voz varonil viéndola desde lejos.
Mila se puso de pie asombrada de quien estaba observándola, aunque no sabía su nombre podía percatar que era una persona importante. Su ropa elegante dejaba ver que era el hombre de la casa; el Rey Michael.
—Disculpe mi imprudencia majestad —comenta nerviosa haciendo reverencia–, mi nombre es Mila Hudson, soy compañera de la Capitana Lee Overflow.
—Oh ya veo, por fin nos podemos conocer Srita. Mila —deleita con una sonrisa—, mi querida esposa me había notificado que estabas en el Reino, pero por motivos de trabajo no había podido presentarme.
—¿Esposa? —Murmura confundida—. No se preocupe majestad, fue grosero de mi parte el no presentarme antes.
Mientras que ambos charlaban, Lee buscaba por todas partes a Mila, algunos guardias le informaron que la habían visto cerca del invernadero, al tener un punto fijo corrió al lugar.
Una vez caminando al invernadero su miedo se hizo realidad, observó con perfección el como Michael y Mila charlaban. Sus nervios aumentaron y apresuró el paso deseando que las cosas no hubieran empeorado.
—¡Michael! —balbucea alterada.
—Hola cariño, te busqué hace unos minutos en nuestra habitación, pero me dijeron que estabas por la zona. Tenía la esperanza de que vendrías a nuestro punto de encuentro así que te esperé. Por suerte estaba la Srita. Mila haciéndome compañía.
—Disculpen mi intromisión pero, usted la acaba de llamar cariño, ¿cierto? —pregunta Mila curiosa.
—Así es, es la forma cariñosa de dirigirme a mi esposa —responde Michael feliz. Por otro lado Lee estaba nerviosa, aunque sabía que tarde o temprano Mila conocería la verdad, pensaba que era demasiado pronto.
—Vaya, desconocía esa información. Seguramente lo sabía pero tristemente no lo recuerdo —balbucea sin expresión alguna—. Les deseo mucha felicidad a ambos.
—Muchas gracias Srita. Mila, es usted muy amable.
—Un gusto majestad, si me disculpan me marcharé a la habitación. Necesito descansar un poco.
—No se preocupe, que descanse bien.
Lee sabía que el ambiente estaba tenso de su parte, Michael no había estallado como lo había predecido Jock. Mila no tendría problema ya que sus recuerdos seguían perdidos.
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Un día antes de lo acordado, Lee se la pasaba en su estudio. Mila estaba junto a ella ya que solo faltaban unos pequeños ajustes al antídoto. La fórmula pronto estaría finalizada para recuperar esos recuerdos que Mila tenía perdidos.
Cada vez que Lee se acercaba al final, en su mente pasaban demasiadas preguntas respecto a todos, ¿Mila qué pensaría?, ¿La juzgará por romper la promesa?, ¿Dará la cara por su amor? Todo era un misterio que pronto tendría respuesta a todas sus hipótesis.
Una vez destilada la esencia frutal, paso a combinarla con unos químicos especiales. Sería un poco dulce y ácido a la vez, debía tener el equilibrio perfecto. Al combinar su fórmula obtuvo un hermoso color violeta, solo quedaba hacer el conjuro final.
Una vez citadas esas palabras que habían recobrado parte del conocimiento de Mila, el antídoto cambió de color. Su hermoso violeta se tornó azul rey.
—Parece estar lista —angustia Lee tomando unas cuantas gotas para dárselas de beber a Mila.
—Con este antídoto podré volver a ser la misma que conoció antes. Espero recordar todo lo que me ha contado Capitana —Lee temía a que sus recuerdos volvieran tan pronto como para reclamarle su deslealtad. Aún no estaba preparada para los reclamos de Mila.
Con temor, Lee dio a beber las gotas del antídoto. Al beberla no hubo un cambio notorio, las pruebas continuarían después ya que una de sus mucamas llamaba a la puerta.
—Majestad, tiene unas visitas importantes.
—¿Visitas? No estoy esperando a nadie —pensó recordando si había olvidado a aquel invitado.
Antes de siquiera seguir con sus pensamientos la puerta se había abierto, aquel visitante entró con la frente en alto; Jock había aparecido mucho antes de lo acordado. Molesta a su llegada, Lee miró a Jock con desprecio, estaba más que claro que no la dejaría salirse con la suya.
—Creí que vendrías mañana —rechista con una ceja arqueada.
—Esos eran mis planes, pero alguien no podía esperar más tiempo sin ver a Mila —ambas se miraron confundidas, ¿quién era la persona misteriosa?
Una vez abierta la puerta por completo, aquella persona estaba parada observando con los ojos cristalinos a Mila. Lee seguía confundida sin siquiera entender el comportamiento del hombre, al dirigir su mirada a Mila supo quien era.
—Matius —solloza caminando hacia él.
—Mila, creí que te había perdido —susurra una vez teniéndola en sus brazos.
Lee se sentía extraña, existía mucha incomodidad. Había reconocido a un hombre que con solo verlo los sentimientos de Mila por él estaban más que claros. Jock observaba a Lee esperando alguna reacción, pero ella se mantenía seria al respecto.
—Perdóneme majestad por mi falta de educación —responde Matius haciendo reverencia—, pero no podía dejar a un lado a la persona que amo. Le estoy muy agradecido por haber cuidado durante este tiempo a mi prometida, no se realmente como le voy a pagar esto —dijo sosteniendo su mano.
—No te preocupes, el tener de vuelta a la antigua Mila me es más que suficiente. Es mi forma de agradecerle su lealtad de cada una de las guerras que ganamos.
—Realmente usted es una buena Reina, le deseo mucha alegría y felicidad en su vida.
—Te lo agradezco, eso viene también de mi parte para ambos. Deseo que puedan envejecer juntos y formar una familia, puedo ver que eres un hombre admirable que merece pasar toda su vida al lado de Mila.
—¡Gracias majestad!, se que soy muy afortunado el tener una mujer como ella en mi vida.
—Ahora que ambos están reunidos y que Mila tiene el antídoto, será mejor que regrese a su lugar de origen —propone Jock.
Matius estuvo de acuerdo con partir cuanto antes a su hogar, la única razón por la que vendría a otro Reino era el recuperar a su amada. Lo que pasara después, no le importaba.
La poca ropa que Mila tenía en su habitación fue empacada, Lee había terminado sus experimentos. Pronto ese antídoto se había convertido en pequeñas muestras que serían enviadas a cada uno de los humanos afectados.
—Espero volver a verla Capitana Lee —menciona Mila ansiosa, esta vez era una despedida adecuada. Aquella que debió ser desde el inicio.
—Nuevamente le agradezco el apoyo que le ofrece a mi prometida. No sabría como pagarle.
—Si quieres hacerlo solo prométeme una cosa —Matius la miró confundido, esperaba su propuesta—. Nunca dejarás sola a Mila, siempre serás aquella almohada que velara sus sueños, aquel hombre que impedirá sus pesadillas y la amara por siempre.
—Lo prometo, juro por mi vida proteger y amar a Mila siempre.
Lee observó firmeza en el hombre, estaría cada vez más tranquila al tener alguien que protegiera a su querida Mila. Una vez subiendo al carruaje este avanzó rápidamente impidiendo verse cada vez que se alejaba.
Las tensiones se acabarían, todo volvería a la normalidad. Lee podía seguir con su vida, una de sus preocupaciones pasaría al pasado, estaba más que seguro que Mila no sufriría mucho menos le faltaría amor.
Mientras que el carruaje avanzaba, Matius sostenía la mano de Mila con ternura, hacía tiempo que no la veía. Juro hacerla su esposa una vez que está regresará, por su parte Mila no paraba de mirar por la ventanilla.
—Si tan solo pudieras cumplir tus promesas en este momento mi corazón no pararía de sufrir. Yo si te amé de verdad —pensó Mila mientras sus ojos se llevaban de lágrimas.
El antídoto había funcionado, Mila había recobrado la memoria mientras se alejaba de aquel lugar donde por última vez vería a su Capitana y ex amante, Lee Overflow.
CONTINUARÁ...
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Editado: 01.08.2020