Dulce Tormento

Buenas nuevas

Finalmente llegó la tan esperada apertura, el cuartel para los nuevos cadetes en el Reino Hero abriría pronto sus puertas para aceptar a todos los futuros excelentes Capitanes. 

El invierno pronto llegaría y el tener a cadetes encerrados durante esas épocas podría ser peligroso para su salud, además los suministros de alimentos estaban al margen de un porcentaje aproximado de aquellos ciudadanos del Reino. 

Una vez las estaciones cambiarán pronto Lee daría entrenamientos estrictos a aquellos híbridos que la necesitaban. Aunque el trabajo disminuyera un poco, Lee debía asignar aquellos cadetes que tenían planeado mudarse a su institución, por todos lados era famosa.

En épocas de invierno los híbridos sufrían cambios en su cuerpo, muchos desarrollaban poderes o la expulsión de estos. Cabe mencionar que pocos tenían su ciclo de sed en esta estación, aunque era extraño el ver alguno en su ciclo no eran la excepción. 

El clima les causaba desequilibrios donde el cuerpo experimenta bajas y altas temperaturas, los poderes suelen descontrolarse o estos entras en coma por no controlarlo. Debido al avance de nuevos conjuros, muchos magos comercializan pociones que facilitan la vida de los híbridos. 

Debido a que Michael no era un vampiro completo, su cuerpo estaba débil en estas épocas del año. Se le impedía salir o hacer uso de su fuerza si no la necesitaba. En esta ocasión Lee estaría a cargo de su trabajo, pues no podía arriesgarse.

Aunque Michael era un vampiro, al no experimentar sus dotes solía enfermarse y pasar la mayoría del invierno en cama. Desde pequeño la tuvo muy difícil, desde su ventana observaba como sus amigos podían disfrutar de los pequeños copos de nieve que caían del cielo.

Con el tiempo se acostumbró a ver desde la ventana el frío invierno que llegaba cada año en su Reino. 

—¿Seguro que estas bien? —Insiste Lee sentándose a su lado.

— Si estoy bien, cada año es lo mismo así que estoy acostumbrado —responde en tono serio.

El frío invierno cada vez más se intensifican, durante la semana varias montañas de nieve cubrieron los caminos, para su suerte Lee podía teletransportarse a los puntos que ya había visitado. La repartición de alimentos en los lugares bloqueados por la nieve no sufrirían hambre. 

Muchos alabaron el labor de Lee, era la perfecta mujer, fiel a su esposo y dedicada a su Reino. Su reputación cada día mejoraba, por su parte Michael diariamente se la pasaba en cama leyendo un libro o durmiendo. 

—Hola cariño, me informaron que fuiste a entregar víveres.

—Fue un día cansado, el usar tan seguido el conjuro de teletransportación me agota mi poder —menciona tirando su cuerpo a las piernas de él. 

—Realmente me gustaría poder ayudarte, pero en mí situación no puedo serte útil —balbucea inclinando su cabeza.

—Vamos Michael, no deberías sentirte de esa manera. Hice un pacto y mi deber es ser la fuerza de mi esposo. El estar de esta manera me es suficiente —replica abrazándolo. Michael estaba acariciando su cabeza en movimientos suaves.

Las caricias bajaron tocando con delicadeza sus hombros. Quería deshacerse de la tensión del cuerpo de su esposa, masajeo sus hombros aplicando una moderada fuerza. Lee estaba tan relajada al sentir como su pareja le daba una recompensa por su trabajo.

Michael se detuvo un momento dirigiendo sus grandes manos a la cintura de Lee, con ellas subió a su cuerpo colocando sus piernas al rededor de su cadera. Las manos de Lee abrazaron su cuello quedando ambos frente a frente.

—¿Qué sucede? El frío te afecta las hormonas también (?) —bromea sonriendo de manera pícara.

—Pudiera ser, a veces me siento solo. Necesito el calor de mi pareja.

—¿En serio no se te ocurrió algo mejor? —ambos rieron. Los besos cortos se volvieron más largos, las manos de Michael navegaban por cada una de las curvas de Lee. 

Las frías manos de Lee acariciaban cada músculo definido del hombre. Cada botón fue desprendido con rudeza, Michael estaba ansioso por tocar aún más a fondo a su preciosa mujer. 

Cada que Michael veía su desnudez no paraba de pensar lo hermosa que era, disfrutaba ver su pálida piel con sus mejillas rosadas debido al calor. 

Lee estaba dejándose amar, el sentir tan cerca a Michael la volvía loca. Cada que tocaba su piel su cuerpo reaccionaba erizándose. La química en sus cuerpos era perfecta.

La respiración les hacia falta a ambos, la temperatura había rebasado sus límites. Michael no paraba de sudar bajo las sabanas, su mentón comenzaba a gotear. 

—Querido, ¿estás bien? —Cuestiona Lee agitada.

—Si estoy bien —replica dándole un beso—, podemos continuar.

Cada momento que sus cuerpos se volvían uno, Michael mostraba signos extraños. Su ojos cambiaban de color, su deseo era más fuerte. En varias ocasiones mordía el cuerpo de Lee intentando beber su sangre. 

Por su parte, Lee solo bebía de él en su ciclo de sed, debido al lazo que los une ambos podían alimentarse del otro. Pero lo extraño era que Michael no había mostrado síntomas, solo desde que la relación sexual aumentó. 

Esa noche Michael nuevamente bebió del cuerpo de Lee, esta vez no fue difícil el consumirla. El color diferente de sus ojos permaneció durante más tiempo, sus colmillos eran tan afilados que con un roce podía cortar su piel. 

La excitación del hombre ocasionó que Lee entrase en ciclo, sus cuernos volvieron, su rostro cambió. Ambas bestias disfrutando del contacto físico de esa noche de invierno. 

~~~~~~~~~~~~~~~

Al recobrar la memoria Michael despertó observando el relajado rostro de Lee al descansar. Sus ropas estaban por los suelos, el clima está vez no era tan frío, el sol podía asomarse. 

Michael movió su cuerpo lentamente evitando algún sonido que irrumpiera los dulces sueños de Lee. Tomó la ropa y la colocó en el conducto que la llevaba directamente a la lavandería. Preparó la bañera y tomó un cálido y refrescante baño.

Se relajó unos minutos y salió mirando en su espejo distintas curiosidades en su cuerpo. Una de ellas estaba en su cuello; dos pequeños huecos. Bajo su mirada notando unos cuantas manchas rojas en su pecho, la noche anterior había sido muy loca.

Al salir notó que Lee ya estaba despierta, su cabello estaba desarreglado y solo vestía un delgado blusón blanco. Tomó un peine que estaba al lado de la cama haciendo movimientos descendentes en su cabello. Al recogerlo pudo notar unos puntos en su cuello, iguales a los suyos.

—Oh querido, buenos días —exclamó sonriendo.

—Buenos días querida —responde acercándosele—, ¿puedo preguntarte algo?

—Por supuesto, ¿qué sucede?

—¿Te hice algo ayer que no te agradara? —el rostro de Lee mostraba duda. 

—¿A que te refieres exactamente? Que yo recuerde todo fue consentido.

—Me refiero a si no te forcé a querer beber de tu sangre —Michael estaba preocupado—, no quiero que me odies. Si te hice algún daño por favor dímelo, no lo volveré a hacer —al ver la ternura del hombre, Lee no aguantó las ganas de reírse. 

Michael observó confundido, si las cosas no eran tan serias entonces ella estaba bien.

—Realmente no recuerdas nada Michael —él seguía con un gran signo de interrogación en su rostro—. No es la primera vez que bebes de mí, últimamente he notado que has cambiado. Incluso hiciste que entrara en ciclo, deberíamos investigar más de esto. Quizás pronto puedas tener tus dones.

Los cambios en su cuerpo debían ser notificados al médico real, este lleva un control de todo el historial de Michael, desde que nació ha estudiado su condición, al igual que los demás médicos este fue quien dio el primer diagnóstico de su futuro; "tu destino cambiará todo de ti". 

—Es bueno verlo de nuevo majestad —deleita haciendo reverencia—, a simple vista puedo notar que su cuerpo ha cambiado bastante, mis predicciones no fueron en vano. 

—Se lo agradezco Mr. Williams, usted si que no se equivoca.

—Su madre estaría feliz de escuchar esas palabras, siempre supo que su tesoro tendría un destino grandioso —el hombre estiró ambas manos conjurando dos areolas alrededor del cuerpo de Michael, así podría saber su condición exacta.

—Vaya que lo estaría —respondió a sus palabras.

El hombre abrió más sus ojos sorprendido al diagnóstico, Lee observó a Michael preocupada, ¿qué tan mal estaba de salud?

—¿Sucede algo Mr. Williams? —cuestiona Lee ansiosa.

—Es sorprendente —murmuró—. No sé preocupe su alteza, no es algo de lo que deberían preocuparse. Al contrario, es una buena noticia —ambos se miraron ansiosos a lo que se aproximaba—. Majestad su cuerpo está recuperándose, está desarrollándose adecuadamente. Sus niveles de aura han aumentado, incluso dos de sus dones están floreciendo en su cuerpo. Pronto será un vampiro completo.

—¿Es eso posible? —pregunta Lee.

—Jamás había visto una recuperación tan rápida. Todo es por usted alteza, al unir su elixir ambos comparten el aura. Su influencia provoca desequilibrios hormonales en el cuerpo de majestad. 

La alegría llegó la pareja, pronto el Rey dejaría de ser juzgado por ese defecto en los reinos vecinos. Dejaría de ser el Rey débil, una nueva era se aproximaba.

—Nos ha dado una grata sorpresa Mr. Williams. Estoy muy agradecido con usted.

—Yo solo hago el diagnóstico, el crédito se lo lleva su hermosa esposa —Michael abrazó a Lee muy agradecido—. Una cosa más que añadir majestad, debido a su desequilibrio hormonal, las probabilidades de embarazo son máximas para ambos. Un macho al entrar en ciclo, su fertilidad está al tope, debido a que usted es un sangre pura altera el cuerpo de su pareja ocasionando que entre en ciclo. Siendo ambos de la misma especie, el embarazo es garantizado.

Esa última noticia alegró a Michael, sus sueños se cumplen a medida que avanza el tiempo. Pronto estaría sosteniendo en sus brazos el pequeño cuerpo de su heredero o heredera. 

Tan pronto como Mr. Williams abandonó la habitación ambos continuaron con la conversación. Michael quería conocer los pensamientos actuales de Lee, ¿seguía pensando que no era momento de tener hijos? 

—Lee sobre eso último...

—Michael —irrumpe mirando a su amado. Estaba listo para su respuesta. Tragó saliva para continuar con sus palabras.

—Lee, ¿estás bien con...?

—Solo dame hasta que acabe el invierno. Solo espera que habra mi institución, solo eso —con una gran tranquilidad Michael alzó el rostro caído de su esposa acercándolo al suyo.

—Te esperaré el tiempo que sea necesario.

CONTINUARÁ...
 




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