Corazones rotos

Tan pronto como llegó al Reino las cosas estaban horribles. Las tropas pronto invadirían territorio importante, al percatar la asistencia de su equipo se agrupó a ellos.

—¡Capitana Lee! ¿Qué hace usted aquí? —Preguntaban todos sorprendidos. Pues se les había notificado que ella estaba enferma. 

—Lee, ¡qué diablos haces aquí! —gritó Jock molesto.

—Abstente de reclamos y dime la situación. El Reino de mi padre es atacado, no puedo quedarme con los brazos cruzados. 

—En tu situación no puedes arriesgarte. ¡Michael me matará si se entera!

Lee seguía terca a pelear, los chicos no tuvieron opción que pelear juntos. Desde las sombras fueron capturados aquellos magos que controlaban a la mayoría de los humanos. 

Después de tener a todos serian torturados de la peor manera, claro primero obteniendo información de quien es el jefe de todos los ataques. 

Jock estaba enfrentando al enemigo pero estaba al tanto de los movimientos de Lee, esta ya había entrado al castillo pudiendo ver a su padre.

—¿Lee que haces aquí? Le pedí a tu madre que no te diera nada, vete ahora que puedes.

—¡Me niego padre! No dejaré que mueras en mi presencia, no ahora que puedo protegerte.

Todos estaban arriesgando su vida, muchas partes del castillo estaban empezando a derrumbarse. Francis estaba cerca de Lee para protegerla. Tan pronto como salieron, una bomba calló cerca suyo haciendo que ambos volasen a otras zonas. 

Este era el último, el mayor de los jefes estaba atacando desde los cielos. Todos los equipos se unieron contra él. 

Francis protegió a Lee que estaba algo herida, su habilidad de sanación estaba fallando debido a los cambios hormonales en su cuerpo. A lo lejos el Rey Ino peleaba intentando llegar a Lee, uno de los magos enemigos cobró venganza. 

En cuanto trono sus dedos la tierra se volvió una zona de bombas. Una de ellas estaba cerca a Ino, a segundos de caer, Lee usó esa técnica de cambio. 

La bomba estalló y con ella Lee disparada a los muros. Su magia estaba debilitándose, su confianza estaba por los suelos. Ino intentó curarla pero su mana estaba demasiado débil. Francis ayudó a llevarla a una zona segura y detener las hemorragia. 

El chico corrió con el cuerpo de Lee intentando salvarla, las cosas salieron mal. Una bomba acabó con la vida de una Reina, de una mujer que era invencible. 

Ino quería venganza, su poder empezó a fluir debido al odio. Su fuerza aumentó y destrozó a los culpables. No quedó rastro alguno del enemigo, su princesa había desaparecido, su corazón estaba hecho pedazos. 

Su nuero reaccionaria de la misma manera, buscaría a todos los culpables para hacerlos sufrir tan lentamente que verían sus entrañas afuera, sentirían como se les perforaba el corazón y no morían. 

Nadie celebró la victoria, todos dedicaron minutos de silencio a aquellas almas que se habían perdido. Jock estaba muy mal, había fallado en su trabajo; proteger a Lee.

Mientras tanto en el Reino Híadas, Michael sentía una gran inseguridad. Sentía un gran vacío en su pecho, las noticias llegaron al lugar. Tan pronto como supieron las zonas más peligrosas, pidió un carruaje para regresar al Reino Hero. El viaje sería de uno a dos días dependiendo e, tráfico. 

Al llegar todos estaban con caras largas, su temor más grande era llegar a la habitación y que Lee no estuviera. 

En el suelo estaba una madre destrozada sosteniendo en sus manos la ropa de su pequeña. Michael no podía creer sus lamentos, una vez que Hina levantó su mirada al hombre, lo observo con tristeza. 

Corrió por los lugares donde siempre se veían para confirmar sus sospechas, ella no estaba, Michael se sentía tan solitario tan culpable de dejarla sola. 

Hina le entregó aquella última carta que Lee había escrito junto a aquel collar que la protegía. Al leerla, Michael no paraba de derramar lágrimas.

—Mentirosa, no cumpliste tu promesa —solloza tirando su cuerpo al pavimento— ¡Por que Lee! ¡Por qué tuviste que dejarme! ¡Por que no pude acariciar a mi hijo! —Llora lamentándose.

CONTINUARÁ...