Dulce Tormento

Mi Princesa

Las tropas avanzaron muy sigilosamente, llegaron a la capital como simples turistas en busca de atracciones nuevas. Buscaron por todas las zonas sospechosas, pero no había motivos para seguir a alguien.

Del otro lado del bosque, Mila deseaba buscar alimentos en el pueblo. Dejó un momento sola a Lee para poder hacer sus compras. Había pocos alimentos en la alacena, por lo que necesitaba rellenar los espacios vacíos.

—Necesito que te quedes en la casa, por lo menos de dos a tres horas Lee —insistió—. Por favor prométeme que esta vez escucharas mis palabras.

—Si, si, lo haré —contesta jugando con la pequeña.

Mila confió en sus palabras y salió de la casa atravesando esas capas de seguridad. Desde afuera no se distinguía que alguien viviera cerca, pues el conjuro le hacía creer a los demás que solo era un bosque sin salida. 

Al llegar al pueblo, Mila comenzó con las compras básicas para el hogar; lácteos, legumbres y carnes. Sobre todo hojas de té que le serían útiles para combinarlas con la poción.

Mientras ella disfrutaba de las compras, desde las sombras sus ex compañeros la veían de forma sospechosa.

¿Qué hacía en un lugar lejano a su pueblo? ¿Por qué se le veía tan tranquila después de saber que su amante murió? 

Jock desde el principio tenía sus sospechas de Mila, siempre había estado seguro de que su existencia traería muchas consecuencias graves a la vida de Lee.

El equipo se separó para seguir los pasos de Mila, mientras que la otra parte se dirigió al lugar donde Michael había encontrado a Lee. 

Al llegar al bosque, Michael prefirió ser el primero en acercarse a Lee, pues al tener a tantas personas desconocidas cerca, podría asustarla. Pues creería que serían esas personas que la quieren sometida y encerrada.

Michael estaba ansioso por volver a verla, los chicos creían en su palabra y no pensarían que estaba enloqueciendo. Cuando dio unos pasos a aquel lugar donde siempre hablaban, ella estaba esperando como de costumbre.

Lee esta vez no había llegado sola, en sus brazos tenía una pequeña criatura que no dejaba de sonreír a las muecas que ella hacía. Michael dudaba en acercarse, posiblemente ese bebé era fruto de su nuevo romance.

—¡Michael! —Mencionó ansiosa Lee al notar su presencia. El cuerpo rígido de este se calmó un poco al notar que la pequeña no dejaba de verlo. 

—Veo que no estás sola —contestó sin dejar de verla.

—Tuve que traerla hoy, la persona con la que vivo no pudo cuidarla. Así que es un buen momento para que conozcas a mi bebé —Michael trataba de evadir su mirada, sentía que su mundo se desmoronaba. 

La pequeña no dejaba de verlo, por primera vez veía un hombre diferente. Sus pequeñas manos se estiraban hacía Michael, ella deseaba ser abrazada. 

Michael no le prestaba atención, si más la veía sentía que su corazón se rompería, deseaba que no fuese verdad, su amor había dado a luz a otro hijo. ¿Qué había pasado con el suyo?

Al no recibir su atención, la bebé empujó su cuerpo hacía Michael, quería que él la viera. Cuando él sintió su pequeño cuerpo no pudo desviar su mirada. Ahí fue cuando supo la verdad.

La niña tenía su mismo color de ojos, un verde brillante. Unos pequeños y rojos labios, su cabello era castaño igual al de Lee. Al sentir su calor y aura, la bebé no dejaba de acurrucarse en su pecho.

—Vaya, es extraño que se encariñe mucho a una persona. Parece que le agradas.

—Ya veo, ¿cómo se llama?

—Minley, tiene dos meses de edad pero sabe distinguir mi aura. Siempre supe que sería especial —argumenta Lee mientras le acaricia el cabello—, es raro verla así. Con él nunca se deja tocar, al contrario llora —susurra.

—Es una niña muy lista, en eso se parece a ti. Incluso en belleza —esa varonil voz causaba inquietudes en su corazón, podía estar cerca de él y no sentirse asqueada. Jerry era diferente en todo.

Desde lejos, Hank y Stephan observaban a la feliz pareja, sus dudas estaban aseguradas. Michael no mentía, frente a sus ojos Lee seguía con vida.

Los chicos decidieron no molestarlos, prefirieron seguir investigando alrededor de la zona para no ponerlos en riesgo, no permitirían que Lee desapareciera.

—Sabes Michael, no entiendo que sucede.

—¿A qué te refieres? —pregunta nervioso.

—Siempre que estamos juntos, siento que te conozco desde hace tiempo. No me sentí incómoda por tenerte tan cerca, incluso, ocasionas cambios en mi cuerpo. No sé que significa eso, ¿tú sabes la respuesta?

—Puede que conozca la respuesta. Yo también me siento muy cómodo al estar a tu lado, me siento ansioso al querer que sea de mañana para poder volver a verte —su mano empezó a moverse, acariciaba su mejilla gentilmente—. Siempre que te tengo cerca, mi corazón no deja de latir. Mi cuerpo no deja de estar ansioso de tenerte aún más cerca.

Puede que Lee olvidará el rostro de su amado, pero su cuerpo no le mentía, aún esos sentimientos no podían ser eliminados por ninguna poción, su amor no moriría por algo tan simple.

Lee disfrutaba de las caricias en su mejilla, su cuerpo estaba deseoso de más. Sin notarlo, sus rostros estaban acercándose, pronto volverían a gozar de ese néctar llamado amor.

Pero no sería hoy, uno de los chicos hizo un ruido en falso. Lee pronto se puso de pie tomando en sus brazos a Minley, la pequeña empezó a llorar al desprenderse de aquel dulce aroma que transmitía Michael.

—¡Quién esta ahí! ¡Salgan ahora! —Ordena mientras que conjuraba magia de defensa.

Los chicos salieron de su escondite apenados por cometer ese pequeño error.

—¿Quienes son ustedes?

—Así que era cierto, no reconoces a tu familia —dijo Hank mientras Lee los veía confundida.

—¡No se quienes son! Pero yo no tengo familia, si no se alejan los asesinaré a ambos. 

Los chicos prefirieron alejarse, si Lee se alteraba posiblemente el plan fallaría. Todos estaban muy tensos, solo querían que ella regresara.

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Del otro lado del bosque, Mila había terminado con sus compras, ahora se dirigía al bosque con la esperanza de ver a Lee con Minley. Mientras caminaba los chicos no la dejaron marcharse.

—¿Mila eres tu? —Pregunta Jock acercándosele—. ¡Vaya! Sabía que eras tú, hace mucho que no te veía, cambiaste mucho. 

—¡Jock! Hola, cuanto tiempo sin verte —balbucea nerviosa. 

—Bastante diría yo, ¿cómo has estado? ¿Qué tal esta Matius? Cuando lo conocí supe que era un chico agradable, en serio conseguiste un esposo increíble.

—Él esta de viaje —mentira—, visita la casa cada tres semanas.

—¿En serio? Es muy triste, en verdad quería saludarlo. Pero dime, ¿por qué no vamos a tu casa por algo de té? Los chicos y yo queremos conversar contigo un poco más.

—No lo creo, la verdad es que tengo mucho trabajo por hacer. Quizás otro día.

—¡Vamos! Danos un espacio, tenemos mucho tiempo sin vernos —insiste poniendo más presión de su lado. Todos querían acorralarla para obtener más respuestas.

Mila no tuvo opción así que decidió llevarlos a su hogar, camino a él tomaría unas rutas de escape para perderlos, así no sabrían de su secreto.

Si se descubría que era cómplice de Jerry ella pasaría sus días en la cárcel, todo se saldría de control.

CONTINUARÁ...




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