Todo comenzó con algo tan extraño que resulto ser algo muy lógico y cierto. Algo no parecía estar bien. El Sol se veía un poco más rojo que de costumbre, las personas parecían más tensas, los perros no ladraban, los gatos no maullaban. Todo estaba muy silencioso, y había un ambiente extraño y cargado de tensión.
Algo en el aire indicaba que algo iba a cambiar drásticamente y podría acompañarse de consecuencias horribles. El mundo que conocía se estaba preparando para una transformación, un cambio radical, y nadie sabía que sucedería después.
Todo estaba en el aire, pero nadie podía hacer nada al respecto. El presentimiento de algo malo se hizo más fuerte a cada momento, y los corazones de todos estaban latiendo con fuerza.
Yo, lo sabia...
Lo sabía muy bien.
Ellos me eligieron.
Y debía hacerlo.
Porque me había convertido en el Agibílibus...
Solo era eso, un Agibílibus en un mar repleto de lo que muchos desconocemos.
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Editado: 11.04.2024